Cómo elegir los mejores materiales para los senderos de tu jardín

Los caminos forman parte del jardín, y son una superficie de fácil mantenimiento, permitiendo andar libremente alrededor de tu casa o llevar a las visitas hacia la entrada adecuada.

Al mismo tiempo, ayudan a proteger las plantas y el césped. Se debe tener muy en cuenta la finalidad de los mismos, los materiales que se usarán para su construcción y el estilo, lo que contribuirá a definir la estética del jardín.

Lo más aconsejable para su planificación es dibujar un plano de la casa y el jardín, señalando puntos clave como las puertas de entrada, el garage y otras zonas que necesiten estar interconectadas. También considerar otros factores, tales como tendederos, pérgolas, estanques o rincones que queramos destacar. Una vez analizado todo esto, ya se pueden establecer los recorridos.

Podemos encontrar dos tipos principales de senderos: los rectos, que suelen utilizarse para ingresar a la vivienda, y en general reducen las grandes áreas a espacios pequeños, porque fragmentan mucho el espacio, y los curvos, que suavizan, invitan a recorrer y hacen que un lugar de poca profundidad parezca más largo. También permiten salvar obstáculos, como por ejemplo un árbol favorito.

Otra consideración importante es la pendiente, para lo cual es importante conocer el desnivel del terreno. Si éste es muy empinado, para construir una rampa, o bien por razones estéticas, recurrir a los escalones. También es importante considerar el drenaje; en general los terrenos inclinados lo poseen naturalmente, pero si son llanos debe construirse un desnivel que permita desviar el agua fuera del camino.

Sea cual fuere el estilo del sendero, los pasos básicos son siempre los mismos: la clave radica en una planificación minuciosa y en la preparación de los cimientos.

Los materiales más utilizados para pavimentar son: ladrillos macizos y adoquines (muy resistentes y antideslizantes); losas de piedra irregulares (de aspecto rústico, también muy resistentes y rugosas); baldosas de cerámica o calcáreas (confieren un aire más formal y su base tiene que ser muy sólida); hormigón (un material muy útil, ya que se le puede dar cualquier forma); madera (pueden instalarse a ras del suelo o sobre él, y necesitan una buena protección). También existen materiales sin fijación, que pueden ser desde piedras y grava hasta corteza de árbol o arenas de distinto grosor. Pueden estar contenidos entre bordes de madera tratada.

Para calcular la superficie a pavimentar, ya sea con ladrillos, piedras o baldosas –que se venden por metro cuadrado-, multiplicá la longitud del camino por el ancho. A esta cifra se le debe añadir un 5% más para cubrir las piezas rotas o cortadas. El material para la base, normalmente arena, se compra por toneladas o metros cúbicos.

También es importante considerar los bordes que lo delimitan, que son necesarios para contener el lecho de arena y los materiales sin fijación, e impiden que ladrillos, adoquines y piedras se muevan. Se pueden construir de ladrillo, hormigón, madera y piedra.

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