El consumo de vino sigue creciendo: en 2020 ya aumentó un 8,3%

El cambio de hábitos por la cuarentena se ha sostenido y favorece que se beba diariamente con las comidas. Sostienen que también contribuye la innovación de la industria

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

La recuperación del consumo de vino en 2020 se atribuyó, en gran medida, a que la cuarentena hizo que la gente almorzara en casa y retomara el tradicional hábito de tomar esta bebida con las comidas. Sin embargo, algunas actividades se han ido normalizando lentamente y las ventas en el mercado interno se mantienen en alza. Desde el sector vitivinícola lo explican porque el cambio de costumbres se ha sostenido, los jóvenes empezaron a consumirlo, el precio está bajo y hay diversas opciones para distintos momentos.

Los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura muestran que, en setiembre de 2020, los despachos al mercado interno crecieron un 9% con respecto al mismo mes del año pasado, lo que significa que se vendieron más de 7 millones de litros más y se superaron los 86 millones. Si bien despachos no equivalen a ventas, el acumulado de los nueve primeros meses de este año muestra un aumento de 8,3% en comparación con el mismo período de 2019; lo que marca una tendencia.

El titular del INV, Martín Hinojosa, resaltó que es importante entender que el mercado interno representa el 75% de las ventas de vino, por lo que este crecimiento es significativo. En el acumulado de enero a setiembre se pasó de 652 millones de litros en 2019 a 707 millones este año. Planteó que son momentos de consumo que se habían perdido y se han recuperado, y que, como el producto es de buena calidad, quien empezó a consumir, le gustó y lo siguió haciendo.

Asimismo, comentó que han observado un acercamiento de los jóvenes al vino y que el gran desafío es lograr que sigan consumiendo. También atribuyó este aumento a que se han ido habilitando nuevos puntos de venta, como las vinotecas, los restaurantes y las bodegas (que reciben visitantes). Y al hecho de que, si bien se puede salir a comer afuera, muchas personas se han habituado a cocinar en casa y esa comida se suele acompañar con un vino.

En los meses de calor, agregó, suele repuntar el consumo de vinos blancos. De hecho, en los datos de setiembre se observa que tuvieron un incremento del 14,5% con respecto al mismo mes de 2019, para llegar a los 20 millones de litros; aunque los tintos siguen dominando, con 65 millones de litros. Por otra parte, los varietales han ganado terreno y, en el último año, presentan una suba de 27,5%.

El informe del INV también refleja que los envases de vidrio han aumentado su participación hasta un 58%, lo que fue impulsado por un gran crecimiento del botellón, debido a que este envase ofrece una buena relación precio, calidad y cantidad.

Hinojosa señaló que el sector vitivinícola está empezando a innovar en vinos más frescos y en otro tipo de envases, lo que puede favorecer que esta recuperación se sostenga en el verano. La lata, resaltó, puede ser óptima en este sentido. También mencionó el trabajo que se está realizando para permitir la elaboración de vinos de menor graduación alcohólica.

El presidente de Fecovita (Federación Cooperativas Vitivinícolas Argentinas), Eduardo Sancho, comentó que no sólo es positivo que se haya crecido más de un 8% en lo que va del año en comparación con 2019, sino, sobre todo, que no hayan empezado a caer los despachos. Es que recordó que el comienzo de 2020 fue muy malo para la vitivinicultura, pero las ventas al mercado interno repuntaron en mayo (79 millones de litros), junio (91 millones) y julio (97 millones), para empezar a caer en agosto (85 millones). Sin embargo, en setiembre se superaron los 86 millones.

Sancho indicó que, aunque no se mantengan los valores de junio y julio, si se logra cerrar con un crecimiento del 5% resulta alentador. Esto, porque se debe tener en cuenta que influyeron dos variables: una que ayudó, que fue la cuarentena, pero otra que podría haber impactado negativamente, que es la situación económica. Y, sin embargo, el consumo aumentó y se ha mantenido, por lo que estima que este incremento se sostendrá en el tiempo.

Pese a eso, planteó que los precios han empezado a subir un poco y hay que ver cómo reacciona el consumidor. Recordó que el año pasado los valores que se pagaban al productor eran muy bajos, en torno a los $ 8 el litro, mientras ahora se ha llegado a $ 18. Aunque esta variación no se traslada de modo directo al consumidor, sí ha habido aumentos.

En cuanto a las expectativas para la post pandemia, Sancho consideró que lo más probable es que se sostenga un cierto cambio de costumbres. Así, si bien no todos trabajarán desde casa, como durante las primeras semanas de cuarentena, un número importante estará más horas en el hogar y conservará el hábito del almuerzo familiar.

También señaló que la lata es un envase más accesible para ciertos momentos de consumo, como una picada a la tardecita ya que, además, suele contener vinos con menos alcohol y espumantes. Estas innovaciones de la industria, mencionó, están ayudando al consumo y a atraer nuevos consumidores, que tal vez no disfrutan un vino estructurado y fuerte, como pueden ser ciertos malbec.

Patricia Freuler de Ortiz, titular de Bodegas de Argentina, comentó que celebran todo aumento del consumo en la medida en que sea responsable. Resaltó el repunte de los blancos -que acompaña una tendencia mundial a una mayor elección de éstos y rosados- y señaló que esperan una mejora para los espumantes, por las Fiestas de Fin de Año, aunque sólo se puedan celebrar en grupos familiares reducidos, ya que este sector ha estado muy golpeado por la pandemia.

Asimismo, indicó que están creciendo otros formatos y, para ilustrarlo, contó que tuvo que viajar a Buenos Aires y vio, en una vinoteca de Recoleta, una damajuana. Esto, subrayó, habla de un consumo diario, ya no de fines de semana, y de que se recuperó el hábito familiar de beber vino con todas las comidas. Y si bien ha seguido muy fuerte la venta en supermercados, casi todas las bodegas implementaron las ventas online, lo que les ha permitido reemplazar las ventas en restaurantes.

De todos modos, Ortiz indicó que la facturación es baja y que, en algunos casos, los precios están por debajo de los costos. Un vinagre saborizado, planteó, cuesta más que una botella de vino, lo que permite comprender hasta qué punto cayó el precio. Por esta razón, Bodegas de Argentina ha hecho pedidos reiterados a la Secretaría de Comercio de Nación, para que les permitan ajustar un poco el valor. Pero, como contraparte, ha contribuido al crecimiento del consumo y permite que, si bien las bodegas han perdido rentabilidad, hayan ganado en mercado para cuando la situación se acomode.

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