“El olvido que seremos”: la última de Trueba, premiadísima en el mundo, está en Netflix

El filme es una biopic sobre el médico colombiano Héctor Abad Gómez, basada en un libro escrito por el hijo del personaje. Fernando Trueba vuelve con aplausos extendidos para hacer foco en las luchas políticas de los ‘70 en Medellín.

El olvido que seremos, lo nuevo de Fernando Trueba en Netflix.
El olvido que seremos, lo nuevo de Fernando Trueba en Netflix.

El realizador español Fernando Trueba siempre tiene algo interesante para decir cuando se dedica a filmar o hacer música; mejor dicho: producir discos. Hace muchos años, en 2010, estuvo en el país. Fue para promocionar una de sus inmensas y celebradas aventuras, “Chico y Rita”, una película de animación que desde ya te recomendamos transitar.

Allí pudimos charlar largo rato con este artista que, desde “Belle epoque”, en el ‘92 pero también antes, le ha puesto pimienta y belleza a su mirada política sobre el mundo. En aquel encuentro que tuvimos él nos dijo: “Siempre que toco temas políticos o históricos lo hago de paso, porque los uso como contexto, como telón de fondo para contar una historia”. Así es como también pasa por la lente de su cámara la época de la violencia paramilitar colombiana de los ‘70/’80 en la nueva película que el realizador acaba de estrenar y que ya está en Netflix: “El olvido que seremos”.

Entrevista exclusiva a Fernando Trueba
Entrevista exclusiva a Fernando Trueba

El film es una biopic basada en la novela que escribió el hijo del médico que es centro de esta trama: Héctor Abad Gómez. Un médico sanitarista que dedicó su vida a luchar por la salud pública en Medellín y que fue asesinado por grupos paramilitares en el ‘87 cuando se candidateaba en un cargo público para extremar su compromiso con la causa.

La novela es una hermosa manera de reconocer al padre, de repasar su historia y a través de ella dar cuenta de la épica de una vida dedicada al prójimo y el bienestar social. Es un clásico en el tercer milenio de la no ficción latinoamericana que escribió Héctor Abad Faciolince, hijo del médico Abad Gómez que es centro del filme y que David (en el guion) y Fernando Trueba (en la dirección) juzgaron que merecía una transposición al cine.

Y juzgaron bien. No solo porque la película arrasó en los Premios Platino que se entregaron a principios de octubre, o se lució en los Goya, sino también porque el acierto de transponer ese texto al lenguaje cinematográfico es completo; aún cuando la película se toma varias licencias poéticas para atrapar al espectador. En “El olvido que seremos” vale poner el ojo en la historia de Abad Faciolince pero no creer a pie juntillas que se narra el libro “tal cual”.

Es que el cine es un lenguaje, y cuando de transponer se trata, no tiene por qué seguir palmo a palmo el discurrir que propone su texto fuente. El éxito de esa operatoria se logra cuando el espíritu, el pulso, el concepto se corresponde de un lenguaje a otro. Esto sucede completamente en “El olvido que seremos” visto según la cámara y la escritura fílmica de los Trueba.

Ahora, vamos de lleno a la película. Descontemos los rubros técnicos -diseño de arte, fotografía- que son un apunte impecable. Hay en esta historia un problema de ritmo que fuerza a la narración a momentos acentuados innecesariamente desde lo emocional y también a un pulso melancólico que la tiñe de lecciones pedagógicas. Este ritmo al que referimos tiene que ver con la intención de Fernando Trueba de tensar la cuerda narrativa para construir ese contexto político en que se mueve el personaje. Pero su historia personal no admite esta idea y se vuelve declamativa en los últimos tramos.

Así, la frase del propio Trueba con la que iniciamos esta nota: “siempre que toco temas políticos o históricos lo hago de paso”, en este film se vuelve en contra de su proceso narrativo.

La historia familiar, amable y cálida de este hombre bueno que fue Héctor Abad Gómez, carismático líder social y hombre de familia, cuenta en esencia la vida del doctor y padre, preocupado tanto por sus hijos como por los niños pobres de Medellín. En su casa se respiraba la vitalidad y la creatividad de una educación fundamentada en la tolerancia y el amor. El caso es que el contexto de violencia política del país hace crujir en la película en su intento de contraste.

Curioso caso, éste, de una transposición exitosa con un relato fílmico que aún así trastabilla en los últimos pasos. Algo similar sucedió con la película anterior de Trueba, que también se puede ver en Netflix, “La reina de España” que tiene como protagonista a Penélope Cruz es un reflejo pálido de “La niña de sus ojos”. Aún cuando en “El olvido que seremos” hay ese pacto noble de amor por la obra que empatiza de maravillas con el espectador. Y un dato no menor: el gran actor Javier Cámara para ponerle el cuerpo a un personaje entrañable.

Desde aquel 2010 cuando nos encontramos a Trueba en Buenos Aires para hablar de su maravilla animada con la Cuba de los ‘50 de contexto, la mejor de sus películas sigue siendo “Chico y Rita”; aún cuando a un gran director como él hay que seguirlo en cada uno de sus destellos creativos.

La ficha

El olvido que seremos (El olvido que seremos, 2020, Colombia, 136 min.). Género: Drama biográfico. Dirección: Fernando Trueba. Guion: David Trueba. Música: Zbigniew Preisner. Fotografía: Sergio Iván Castaño. Con: Javier Cámara, Patricia Tamayo, Juan Pablo Urrego, Nicolás Reyes Cano, Aída Morales. Disponible en: Netflix. Nuestra calificación: Buena.

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