Liliana Herrero dará hoy un show y confiesa: “Quería volver a reunirme con la música”

La cantante se reencuentra hoy vía streaming con sus canciones, en lo que será su debut en este formato. Cumplía una estricta cuarentena, que solo rompió para grabar este show y volver a sentir la magia en un escenario.

Liliana Herrero (72) esperó que los meses pasaran y que la pandemia siguiera su curso. Sin embargo, la necesidad de volver a reencontrarse con la música y con sus compañeros de banda le dijo que ahora era el momento de volver a verse y probar hacer un streaming. Un formato que, admite, es una experiencia “compleja”: no disimula su nostalgia de los shows en vivo, aunque remarca que el concierto que se transmitirá hoy, y que fue grabado previamente en la sala Oeste Usina Cultural hace unos días, fluyó de una forma hermosa.

“Falso Brillante” es el título de este debut en una “transmisión”, una palabra que prefiere mucho más al anglicismo ya naturalizado. “Los músicos en un lugar, aislados, los espectadores, en otro, dispersos. Hacemos este espectáculo para encontrarnos con la música nuevamente y para expresar el deseo de que todo lo disperso vuelva a juntarse”, propuso Herrero en un comunicado oficial.

La notable intérprete se encontrará así con Pedro Rossi en guitarra y Ariel Naón en contrabajo, al tiempo que tenderá lazos virtuales con dos artistas muy queridos por ella: Fito Páez, a quien cantó fervientemente el año pasado en el disco “Canción sobre canción”, y la brasileña María Gadú.

-¿Por qué “Falso Brillante”? ¿Qué viste en ese nombre que te llevó a querer identificarlo con tu debut en el streaming?

-Me parece un nombre propiciatorio. Por un lado, es una referencia al gran disco que una vez editó Elis Regina, una de las grandes cantantes del siglo XX de Latinoamérica. Ella hizo un espectáculo musical que se llamó así y después hizo un disco con parte de ese concierto. Ella a mí me gusta mucho, pero en ese disco además tenía dos temas muy cercanos a nosotros: “Los hermanos”, de Yupanqui, y “Gracias a la vida”, de Violeta Parra. Me gustó mucho la expresión. Se refiere en concreto a un tema que hay ahí, aunque es un tema que yo no lo interpreto. El nombre me gustó porque el streaming es un juego, entre el brillo y el doblez: por un lado la música, en un lugar aislado, solos; y por otro lado, todos los espectadores dispersos. Hay una dispersión espacial. Y también temporal, porque este es un concierto que ya grabé.

-¿Y cómo evaluás esa experiencia?

-Es compleja, aunque uno ha hecho muchos videos. Por ejemplo, en “Canción sobre canción” hicimos videos de cada uno de los temas sin público. Pero uno no tenía la sensación de la obligación, sino que la intención era subirlo a las redes y que la gente lo viera en imágenes. Acá sí estaba la obligación, las coordenadas que suponen la vida de uno en esta pandemia. Es extraño y complejo. Por momentos te olvidás de eso y hacés un concierto como si fuera una grabación de un video. Pero en seguida empezó a fluir la música y tuvimos una experiencia hermosa, que yo extrañaba mucho. Quería volver a reunirme con la música. Yo estoy cumpliendo estrictamente el aislamiento por cuestiones de edad y de algunas enfermedades que uno tiene de base. Así que esa grabación fue la primera vez que yo salí.

-Y también había una necesidad importante de trabajar, imagino.

-Sí, por supuesto. Pero como última instancia, porque la necesidad más imperiosa fue la de reencontrarme con la música y mis compañeros. Y al mismo tiempo, desear que todo lo que está disperso se junte nuevamente. Ese deseo también está explicitado en esta transmisión.

-¿Qué podés adelantar de la participación de Fito y María?

-Lo que les pedí a los dos, y que cumplieron atentamente y con creces, fue que yo no quería cantar algo con ellos. Porque sino iban a tener que aparecer esos “cuadrados” que son los que aparecen en las transmisiones colectivas. Cada uno haciendo lo suyo por separado. Fue una experiencia muy linda porque los dos eligieron temas que yo suelo cantar. Fito hizo un tema de Ramón Ayala solo con el piano en un estudio. Y María lo hizo en su casa con la guitarra, cantando un tema de Fernando Cabrera. Me dio mucho gusto porque me cantaron a mí temas que yo canto. Hubiera sido mucho más sencillo que cada uno hiciera un tema de su autoría. Pero no fue lo que pasó y me dio mucho gusto, porque fue un gesto amistoso enorme.

-Es inevitable preguntarte sobre cómo estás viviendo este tiempo...

-Trato de ir día a día. Hay días mejores y días más angustiantes. Lo que más extraño, sin dudas, es el impedimento que tengo de viajar. Ya no puedo ir a Rosario a ver a mis nietos. Allá están pasando una situación de rebrote del virus muy fuerte. Ese impedimento es muy difícil para mí de sobrellevar, absolutamente difícil. Cuando pienso la cantidad de tiempo que no los veo me angustio más, así que decido no pensar en eso.

Después, me dedico a las lecturas, a ver películas, a ver muchas cosas que me mandan y escucho. Pero nada sustituirá los encuentros. Y estos streamings tampoco sustituyen el concierto. Tengo la esperanza de que esto se termine en algún momento, no sé si este año o el que viene, y volvamos aunque sea a pocos show públicos presenciales y el resto por streaming. Eso ya cambiaría la situación, porque la música ya empezaría a circular de otra manera.

-¿Qué reflexión te despierta este cambio mundial?

-Lo veo con preocupación. Veo un mundo muy complejo, con fuerzas muy enfrentadas, resurgimiento de movimientos deleznables de la historia. Me preocupa mucho. Y sí espero que tengamos la capacidad de pensar nuevamente la palabra humanismo y viejas palabras que hemos dejado de pronunciar, pero que vamos a tener que volver a pensar. Habrá que barajar y dar de nuevo. Y otra cosa que me parece que esta pandemia ha demostrado con toda claridad, y no es que no las sabíamos ya, son las profundas diferencias sociales en todo el mundo. Basta ver hoy en Argentina los índices de pobreza, son enormes en todo el país. No es lo mismo pasar la pandemia yo en mi casa con mi marido que en una casilla viviendo con diez personas.

-Hace unos días se cumplieron los 20 años de la muerte del Cuchi Leguizamón. Y justamente “Leguizamón-Castilla”, el disco que grabaste en el 2000 con Juan Falú, es una referencia para todo el folclore. ¿Cómo evocás ese álbum?

-Creo que es un disco hermosísimo, la verdad. Pasó a ser un disco histórico. Lo editamos muy poquito antes de que el Cuchi falleciera...

-¿Alcanzó a escucharlo?

-No, ya estaba muy enfermo. Los cuatro hijos sí, y nos acompañaron muchísimo. Hacer música con Juan siempre es una experiencia estética extraordinaria. Lo recuerdo con mucho cariño y me doy cuenta que aún hoy, a 20 años, se sigue reproduciendo, e incluso antes de la pandemia lo seguían comprando. En octubre vamos a grabar en el Centro Cultural Kirchner unos cinco temas de ese disco, para editarse el día que salió, que fue el 22 de noviembre, que coincide con el Día de la Música. Va a ser sin público, pero en una sala maravillosa al fin, como lo es la Ballena Azul. Es un reconocimiento hacia Gustavo, hacia mí y hacia esa memoria maravillosa musical y poética del Cuchi y Manuel Castilla.

La ficha

“Falso brillante”, con Liliana Herrero.

Fecha y hora: Hoy domingo 4 de octubre, a las 20.

Entradas: $500, a través de www.ticketek.com.ar/liliana-herrero/online

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