Apícolas: el sector se enfoca en dar agregado de valor

En Mendoza están buscando una salida exportadora. También apuestan a la diversificación, como un modo de hacer frente a la baja producción local y los precios internacionales planchados desde 2020.

En Mendoza están buscando una salida exportadora.
En Mendoza están buscando una salida exportadora.

Aunque tuvieron un buen repunte en 2020, los precios de la miel no han tenido variaciones desde entonces, mientras el costo de los insumos se disparó. Por otra parte, Estados Unidos, que es el destino del 65% de las exportaciones argentinas de este producto, impuso una multa a nuestro país, que ha complicado las condiciones de venta. Sin embargo, los productores apícolas mendocinos han creado una cooperativa que les permitirá exportar en conjunto, a través de la federación, y apuntan a sumar valor agregado, como también a profesionalizar la labor.

Alberto García Carbajo, presidente del Consejo Asesor Apícola de Mendoza, explica que 2021 comenzó con muy buenos precios, porque los controles de calidad en Estados Unidos llevaron los valores de U$S 2.700 la tonelada hasta los U$S 4.500 en algunos casos, con un promedio de U$S 3.500. De hecho, fue una empresa argentina la que, son un resonador, comprobó que en las mieles chinas -que no sólo estaban ingresando de modo directo desde ese país, sino vía indirecta, desde Ucrania e India- había presencia de cristales de arroz y de maíz.

Sin embargo, comenta, algunos acopiadores y exportadores recurrieron la subfacturación como una herramienta para evitar que el doble tipo de cambio les diluyera los ingresos y entonces empezaron a vender miel por debajo de los costos de producción. Esto generó que empresarios estadounidenses denunciaran que nuestro país -junto con Vietnam, China y Brasil- estaban practicando lo que se conoce como dumping o competencia desleal. E implicó que los aranceles, que eran del 15% para la miel argentina, pasaran al 45% para la mayoría de las empresas exportadoras argentinas.

García Carbajo detalla que el precio que se le pagaba al productor el año pasado es el mismo que el de este, o incluso ha caído. Pero explicó que se debe a esta coyuntura del mercado y a que el 95% de la miel producida en Argentina se exporta, ya que, si bien, con la pandemia, el mercado interno mejoró, aún la demanda es muy pequeña en comparación con la producción.

Recientemente, se creó la cooperativa Apicultores Mendocinos Aconcagua, con el objetivo de que todos los productores -pequeños, medianos y grandes- puedan comercializar en forma conjunta y directa, comprar insumos o exportar a través de la Federación de Cooperativas Apícolas, que ya hizo su primer envío de miel fraccionada. Un dato no menor, ya que el 98% de lo que se exporta es a granel. García Carbajo explicó que ya tienen la personería jurídica, pero les falta terminar de presentar cierta documentación, con lo que esperan llegar a la feria apícola que se realizará en setiembre, en Lavalle, con la entidad ya constituida legalmente.

Diversificación

En la provincia, una colmena puede producir unos 12 a 15 kilos de miel por año, mientras en la Pampa Húmeda se puede llegar a los 40 kilos. Esto genera, reconoce García Carbajo, que la producción de miel no sea tan atractiva; aunque se podría potenciar con estudios que permitan una caracterización de las que se obtienen en Mendoza. Por otra parte, el cambio climático ha generado que cada vez llueva menos y la falta de humedad impacta de modo marcado en la recolección de este producto.

Sin embargo, las condiciones son muy favorables para la producción de material vivo. De hecho, hay cabañas de reinas que no sólo comercializan en el país, sino que incluso exportan. Es que, aunque en Mendoza no se obtenga mucha miel, sí hay extensos períodos de producción de polen, que le aportan proteínas y las grasas a las abejas (mientras la miel, los hidratos de carbono).

Pero, además, ese polen se puede vender en el mercado interno, donde hay una demanda insatisfecha, ya que cada vez se consume más, por lo que se suele importar de China, aunque su calidad no es buena. El titular del Consejo Apícola de Mendoza explica que mientras la miel se vende a $300 el kilo -en promedio entre claras y oscuras-, el polen tiene un precio de $2 mil el kilo a granel; aunque sólo se obtienen entre 3 y 4 kilos al año por colmena, con la colocación de tramperos. Sin embargo, no hay tantos productores de polen.

García Carbajo plantea que, a medida que el cambio climático se profundiza y, si no llueve, no se obtiene miel, es fundamental diversificar la producción apícola. Es que detalla que, para el algarrobo, cuanto más seco está el ambiente, es mejor, por lo que si llueve cuando tiene que florecer, hiela o corre viento, se complica la temporada. Y después, otras flores necesitan una humedad por encima de 25% para producir néctar. En cambio, casi todo el año hay polen.

Por otra parte, también se obtiene propóleo de muy buena calidad en Mendoza, pero es importante el agregado de valor. Con plantas industriales, que demandan una inversión de U$S 10 mil, se puede extraer extracto blando, que se utiliza para elaborar cremas y jabones, ya que tiene una gran concentración de flavonoides. De cada colmena se obtienen entre 200 y 300 gramos por año, que se paga a granel unos $4 mil, pero si el productor pudiera vender el extracto o la tintura madre, podría hacer una diferencia.

Otro desafío para el sector es avanzar en la venta de miel fraccionada, tanto en el mercado interno como en el externo (a la envasada no se le aplica el dumping en Estados Unidos). Sin embargo, esto se tornó complejo por la brecha entre el dólar oficial y el blue, las complicaciones logísticas -que se agravaron con la guerra en Ucrania- y las dificultades para acceder a envases de vidrio. García Carbajo insiste: “Si no diversificás es difícil sostenerse. Pero cuando el productor se encarga del proceso de industrialización y de comercialización, y suma tecnología, empieza a cerrar”.

Sebastián Ávila, quien no sólo es representante del Programa Nacional Apícola en Mendoza y jefe de la Agencia de Extensión Rural de Santa Rosa del INTA, sino también productor apícola con su familia, comentó que están trabajando con productores de la zona para brindar servicios de polinización, para semillas de cebolla o alfalfa, y que algunos años elaboran hidromiel. Esto, como un modo de intentar mejorar los ingresos. Pese a eso, expresó que sería bueno que el precio de la miel suba, porque permitiría que los productores se capitalicen e inviertan en mejoras.

Gestión

Ávila planteó que esa apicultura que se hacía dejando la colmena en el campo y yendo en diciembre y marzo a cosechar, ya es imposible de practicar. Ahora, añade, aunque se trate de un hobbie, el apicultor debe ir una vez por semana o cada 10 días a ver las abejas, para poder detectar problemas a tiempo.

Desde el INTA han iniciado un plan de profesionalización permanente para los apicultores argentinos, con el objetivo de actualizar conocimientos y de ofrecer herramientas para un mejor manejo de la producción y del negocio. Uno de los módulos apuntó a la preparación de las colmenas para el receso invernal y otro a la gestión.

Ávila indica que muy pocos productores controlan stocks, rendimientos o planifican el negocio apícola. Entre otras cosas, señaló, se debe decidir si se va a brindar el servicio de polinización, si se van a sacar núcleos o si se va a mover las colmenas para producir más miel. También, cuándo se va a cosechar y cuándo a curar, ya que hay un parásito, la varroa, que debilita a las abejas y puede matarlas, por lo que es fundamental monitorear los niveles de infestación (como también utilizar acaricidas adecuados, habilitados por Senasa).

“El clima está cambiando y esta apicultura de no llevar registros y hacer algo artesanal, no va más. Tenemos que ir profesionalizando la actividad”, resaltó. En esta línea, acotó que tampoco se puede obviar la alimentación artificial, para estimular el desarrollo temprano en primavera y para que las abejas hibernen adecuadamente en el invierno. Sin embargo, subrayó que este jarabe de azúcar sólo se les puede dar fuera del período de mielada, para evitar adulteraciones.

En cuanto a las perspectivas, Ávila mencionó que el consumo de miel en el país se ha duplicado, o incluso triplicado, en la última década, y que el precio internacional de la miel se disparó en 2020 (aunque también los costos y el valor en dólares se estabilizó). Pero resaltó que toda la miel que se produce en Mendoza se vende.

Y sumó que la miel mendocina es muy buscada porque tiene bajo porcentaje de humedad, por lo que se puede mezclar con la de otras partes del país para lograr un blend de exportación. También sería una alternativa, coincidió, exportarlas como un producto diferenciado, de la provincia, y fraccionado. En particular, la de diciembre, que es la cosecha temprana y que es bien clara, lo que se busca en Estados Unidos y Europa, y se paga mejor.

Crecimiento

El encargado del Área Apícola dentro de la Dirección de Ganadería de la provincia, Julio Ramírez, comentó que la apicultura ha ido creciendo en la provincia y que hay productores que han desarrollado inversiones y se han convertido en empresarios. Y que ese crecimiento va asociado no sólo a la producción de miel, sino a la de material vivo o lo que se conoce como núcleos, que están conformados por una abeja reina y cuatro marcos de cría, que se convierten luego en una nueva colmena.

Ramírez coincidió en que, si bien la sequía y los vientos pueden afectar la vegetación del monte del secano y reducir la obtención de miel, la provincia tiene una floración temprana a partir de los primeros días de agosto, que genera una cantidad de polen importante y de muy buena calidad. De todos modos, también indicó que hay productores que se defienden con la miel de pradera; es decir, de las zonas bajo riego, que es más oscura y se vende a menor precio, pero permite tener ingresos.

Controles

El presidente del Consejo Apícola de Mendoza indicó que están trabajando en una nueva ley apícola, que sea superadora de la vigente. Entre las preocupaciones en este sentido, mencionó que, si bien hay una georreferenciación de las colmenas, no se fiscaliza, lo que genera que los apicultores trashumantes, que llegan desde la Pampa Húmeda para aprovechar las flores de invierno y desarrollar sus colmenas, a veces se instalen en zonas donde ya hay apiarios y la carga de insectos sea excesiva (y falte alimento).

García Carbajo contó que tampoco se fiscaliza de modo adecuado la fecha de egreso de estos productores, ya que deben pagar un arancel si hacen polinización en la provincia y otros si se quedan hasta la mielada o si hacen un núcleo; algo que asegura hoy no se controla. Si bien resaltó que no están en contra de que vengan, porque generan ingresos con su estadía, planteó que se debe asegurar que la actividad se desarrolle en armonía con los productores locales.

También señaló que están analizando la posibilidad de que Mendoza sea declarada libre de loque americana, una bacteria que se esparce muy fácilmente y que impide no sólo el comercio con Chile de material vivo o productos de la colmena, sino incluso exportar desde el puerto chileno. Para poder alcanzar ese estatus se debería erradicar la enfermedad, que no está muy extendida en la provincia, por el clima seco, y luego generar una barrera sanitaria con otras provincias.

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