Orégano: estiman una cosecha 30% menor para esta temporada

La cantidad es menor debido a las fuertes heladas que se registraron en el Valle de Uco. Además, por la baja demanda, el precio es similar al de hace dos años. Buscan fraccionar para dar valor agregado al producto.

La cantidad es menor debido a las fuertes heladas que se registraron en la zona. Además, por la baja demanda, el precio es similar al de hace dos años. Buscan fraccionar para dar valor agregado al producto.
La cantidad es menor debido a las fuertes heladas que se registraron en la zona. Además, por la baja demanda, el precio es similar al de hace dos años. Buscan fraccionar para dar valor agregado al producto.

Con más de la mitad de la producción nacional, Mendoza es una provincia referente en la producción de orégano. Sin embargo, con las heladas del año pasado y problemas de agua, se notó una merma de 30% en la cosecha de enero y hay pesimismo frente al segundo corte que se inicia en abril. Después del gran crecimiento del precio en 2020, el valor no ha subido y está entre $ 200 y $ 235 el kilo pagado al productor.

Se estima que el consumo argentino de orégano es de tres millones de kilos por año. Un millón de esos kilos se importa desde Egipto, Perú o Turquía, pero dos millones se producen en Mendoza, Córdoba y otras provincias del Oeste argentino. Puntualmente, San Carlos es la zona de referencia con distritos como Pareditas o Chilecito y, para 2021, ese departamento tenía el 90 % de las 1.103 hectáreas provinciales (del 10% restante, la mayor parte está en San Rafael).

¿Cómo es la situación esta temporada? Aldo Donnantuoni, productor y comercializador referente, señaló que las heladas de 2021 afectaron a varias plantaciones en esos distritos clave, y helaron el brote que marca el crecimiento, dando como resultado plantas con menos cantidad de hojas y una flor de tamaño más chica.

“Eso ha reducido el rinde en más o menos un 30%. Desde hace 40 años no recuerdo un daño así que, además, se sumó a la escasez de agua para riego y varios ventarrones”, detalló Donnantuoni. El año pasado, la falta de agua también fue un problema para este cultivo que inicia su primera cosecha entre diciembre y enero, y que luego tiene un segundo corte a partir de abril.

Además, el referente criticó que hay empresas que siguen vendiendo orégano adulterado, mezclando el producto cosechado en Mendoza con otros materiales del mismo color: “No hay control, y lo hacen empresas grandes y chicas que por ahí lo separan en 150 o 200 unidades. Entonces, si les secuestran mercadería, es poco. Eso arruina la calidad del producto y después la gente no quiere comprar orégano. Es algo que daña a muchas familias productoras”.

Calidad y precio

Alguien que es parte de una familia de productores y hoy se dedica a la comercialización es William Rodríguez. Compra el orégano trillado, lo procesa para quitarle palillos y tierra, y lo comercializa “a granel” en bolsas de 12 a 30 kilos. Él coincide en que las heladas bajaron la cantidad de orégano y estima que se afectó entre 30 y 40% de la producción.

Los problemas estuvieron no sólo en la cantidad, sino en la calidad, debido a las lluvias. Es que algunos productores no cuidaron la primera cosecha y se mojó con las lluvias del verano. La humedad hace que el producto (en especial en la variedad de orégano cordobés) pase de un color verde a un color oscuro, lo que reduce su valor a la hora de la venta.

“Un productor puede tener una cosecha de 3.500 kilos pero, con que la mitad se haya mojado, es un problema enorme para comercializarlo, es una pena”, detalló Rodríguez. Si bien en abril se iniciará una nueva cosecha (también llamada “el corte de invierno”), en general es un producto más pesado que el cosechado en el verano y, por ende, tiene menor demanda.

Hablando de demanda, Donnantuioni afirmó que tiene menos pedidos de orégano a granel que en otros años, en parte por los comercios que cerraron durante la pandemia (“muchos no volvieron a abrir sus puertas”) y en parte porque no es un producto de primera necesidad. “La gente compra primero pan, fideos y arroz, y, si puede darse el gusto, compra orégano”, comentó este productor y comercializador.

La caída en las ventas genera un efecto llamativo: hay una menor cosecha, pero el precio del orégano se parece al de 2020. Ese año, con una importante compra de Brasil, el precio pagado al productor pasó de $ 70 a $ 200 y hasta $ 300 el kilo. En 2021 se pagó entre $ 200 y $ 220, y este año es entre $ 200 y $ 235 el kilo trillado. “A mí incluso me han pedido rebajas en el precio. No tienen idea de cómo aumentan costos como los fertilizantes”, señaló Donnantuoni.

Rodríguez coincidió con esos valores y cree que el contexto macroeconómico no ayuda a las ventas porque el orégano “es bueno para la salud pero no es visto como algo esencial, sino como un agregado”. Además, señaló que cuando se dio el boom de precios en 2020 muchos empezaron a plantar orégano y se saturó el mercado: “Todavía ha quedado orégano de antes. En enero de este año me ofrecían orégano de la cosecha anterior”.

Fraccionar el orégano

Como se comentaba, la mayor parte de la producción nacional de orégano se da en Mendoza, pero algo llamativo es que el producto se vende a granel hacia otras provincias, luego se fracciona en esas otras localidades y vuelve a los consumidores mendocinos en envases chicos. Esto implica costos de logística, mano de obra y de la industrialización de esa materia prima.

Gonzalo Apiolazza comenzó hace alrededor de 15 años con una producción propia de orégano en 15 hectáreas, y notó ese panorama donde el valor agregado se hacía en otras zonas. Fue así que hace 7 años empezó a incursionar en la industrialización del producto para fraccionarlo bajo una marca propia (Mardegan Aromas y Sabores).

“San Carlos es un departamento con poca industria y me parecía que debíamos dar valor agregado al orégano, en vez de trabajarlo a granel. Marcas grandes nacionales se lo llevan, lo fraccionan y vuelve en envases. Entonces, como productores y gente de la zona, vimos que debíamos apostar por vender un orégano ya elaborado”, describió Apiolazza. Con ese cultivo como fuerte, también incursionaron en otras especias y ajo deshidratado.

El fraccionamiento también derivó en mejorar la calidad del producto, achicando las hectáreas (hoy manejan 3 ha) y trabajando con otros productores de la zona. Así como para hacer un vino de alta calidad se requiere de buenas uvas, fueron especializando el cultivo y enfocándose en lograr calidad, mientras que cuando les pedían grandes volúmenes de granel preferían derivarlo a otros colegas del sector.

En cuanto a los precios, Apiolazza consideró que especias como pimentón o ají han tenido aumentos en lo que va del año, pero el orégano tuvo un fuerte aumento en 2020 y ahí se mantuvo. “Es un problema para el productor porque claramente los costos hoy son más altos, aun cuando producir orégano sea más barato que hacer ajo”, señaló.

Además, el titular de Mardegan recordó que cuando el precio del ajo es bajo (como pasó en 2021) muchos productores se pasan al orégano porque se puede plantar en marzo o abril (incluso junio) y ya se está cosechando a fines de diciembre. “La cantidad también influye en el precio. Un orégano lo podés cosechar y mantenerlo durante años. Va perdiendo aroma pero no se echa a perder como otros productos”, agregó Apiolazza.

Integración y financiamiento

Una alta amplitud térmica con temperaturas que se asemejan a Malargüe y varios años de especialización han hecho que San Carlos sea una región con un orégano de muy alta calidad (el producto también se da en otras zonas, pero con menor aroma). En el municipio apuestan a que se mantenga este cultivo, conscientes del valor que otorga como fuente de trabajo y como identidad local.

Silvio Pannocchia, director de Producción e Industria de San Carlos, afirmó que el orégano en esa zona debería estar a la altura de la vitivinicultura provincial por ser el “producto estrella” del departamento, con una calidad notable en color y aroma. Además, estimó que la actividad da empleo a más de 200 familias y que se debe trabajar en la asociación de los productores.

“Tenemos una alta concentración en el acopio y distribución, entonces necesitamos que los productores puedan desarrollar valor agregado y dar un salto de calidad, vendiendo con menos intermediarios. Hace falta más integración sobre todo para generar y poder vender en volumen, ya sea granel o de manera fraccionada con una marca”, apuntó el funcionario.

En ese sentido, consideró que es de gran ayuda la Red San Carlos Produce (ver nota aparte) ya que, con ella, el productor no tiene que armar una estructura propia para salir a vender su producto, sino que puede presentar su oferta junto a otras empresas.

Otro aspecto a trabajar es el acceso al financiamiento, de modo que se pueda invertir en industrializar el orégano y fraccionarlo en la misma zona. “Se necesita apoyo financiero para que el sector crezca y estamos hablando con el Fondo para la Transformación y el Crecimiento para que los interesados puedan acceder a créditos blandos y haya mayor infraestructura”, señaló Pannocchia.

La idea también es aprovechar el turismo de la zona y ofrecer alimentos y artesanías a vecinos, mendocinos y turistas. Es así que en el centro de Eugenio Bustos se construye el “Almacén del Artesano Sancarlino” (esperan terminarlo antes de junio) para comercializar no sólo frutas y verduras, sino productos con “identidad propia” como cerámica, textiles y cuero, entre otros.

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