Sebastián Gómez Talquenca: “En nuestro país, la mancha roja de la vid se reportó en 2019”

El especialista habla sobre las nuevas investigaciones que están llevando adelante en el Laboratorio de Virología de la EEA Mendoza INTA con el objetivo de conocer más aspectos del viñedo.

El ingeniero agrónomo Sebastián Gómez Talquenca, especialista en virología, trabaja en el laboratorio del INTA. Foto : Orlando Pelichotti / Los Andes
El ingeniero agrónomo Sebastián Gómez Talquenca, especialista en virología, trabaja en el laboratorio del INTA. Foto : Orlando Pelichotti / Los Andes

Un equipo de investigadores del INTA –integrado por especialistas de la Estación Experimental Agropecuaria Mendoza, del Instituto de Patología Vegetal y del Instituto de Biotecnología– después de dos años de trabajo, logró caracterizar en viñedos argentinos un virus que afecta a la vitivinicultura en todo el mundo. Se trata del Grapevine Red Blotch Virus, un patógeno que está asociado a la enfermedad de la mancha roja de la vid, una afección que va disminuyendo tanto la rentabilidad de las plantaciones como la calidad de la fruta.

Sebastián Gómez Talquenca, especialista en virología de la vid del INTA, explicó cuáles son los alcances y las afectaciones que causa esta especie viral, además de adelantar que pretenden realizar un relevamiento exhaustivo de los viñedos mendocinos para conocer cuál es la incidencia de este virus. “Queremos dar a conocer que este virus está presente en las plantaciones de nuestro país para que los productores entiendan y puedan prevenir el daño que provoca”, sostuvo el investigador en el Laboratorio de Virología.

-¿Qué es el Grapevine Red Blotch Virus? ¿Cómo se describe?

-El Grapevine Red Blotch Virus (GRBV) es un virus que infecta a las plantas, del género Grablovirus. Fue detectado en plantas de vid afectadas por la enfermedad Red Blotch (Mancha roja de la hoja de la vid) y es un virus que tiene la particularidad de tener como material genómico ADN, mientras que todos los virus descriptos en vid hasta el momento de su descubrimiento, eran virus de ARN.

-¿Cuándo fue detectado?

-Este virus se describió en Estados Unidos en 2011 y, desde entonces, se ha reportado en distintas regiones vitícolas de Norteamérica (Estados Unidos, Canadá y México) y posteriormente en otros países del mundo.

-¿Cuáles son las áreas afectadas en Mendoza?

-En nuestro país se reportó en 2019, y desde entonces no hemos conducido un relevamiento sistemático para identificar su ocurrencia en la provincia. Sin embargo, habiendo adquirido las herramientas de diagnóstico por PCR en tiempo real adecuadas para este patógeno (técnicas similares a las usadas para el diagnóstico de SARS-CoV-2), estamos trabajando a la par con el Iscamen para implementar, en la próxima temporada, un relevamiento exhaustivo de los viñedos mendocinos para conocer la incidencia de éste y otros virus que afectan a nuestra viticultura.

-¿Existen condiciones geográficas y particulares para el desarrollo de esta enfermedad foliar?

-En las enfermedades virales en plantas, la sola infección con un virus no conduce siempre a la manifestación de una enfermedad. Sin embargo, para el caso de GRBV no hay condiciones ambientales que modulen en forma diferencial la expresión de los síntomas. El principal factor que afecta la sintomatología es si se trata de variedades blancas o tintas, ya que sólo estas últimas manifiestan los síntomas típicos de la enfermedad. En las variedades blancas es más difícil identificar los síntomas, ya que en éstas no genera el color rojo.

-¿Y respecto del clima?

-Aplica lo mismo que para las regiones geográficas: no hay evidencia hasta el momento de que determinadas condiciones sean predisponentes de una mayor severidad. Sin embargo, se ha observado que distintas condiciones ambientales pueden favorecer el desarrollo del insecto vector del virus, promoviendo una dispersión más rápida de la enfermedad. El vector de este virus en Norteamérica es una chicharrita, la cual hasta donde sabemos, no está presente en nuestro país.

-¿Cuáles son los síntomas?

-De hecho el nombre de la enfermedad (Red blotch) se refiere a la sintomatología. Ésta consiste en la aparición de manchas rojas en las hojas. Estas manchas tienen el aspecto de parches continuos, a diferencia de otras enfermedades que también producen coloración rojiza pero mantienen las nervaduras verdes. En los cultivares de uvas tintas, los síntomas de la enfermedad foliar consisten en manchas rojas a principios de la temporada, que pueden expandirse y unirse en la mayor parte de la lámina de la hoja; mientras, en los cultivares de vid blancas, los síntomas de la enfermedad foliar son menos visibles y, generalmente, involucran áreas cloróticas irregulares que pueden volverse necróticas al final de la temporada.

-¿Cómo afecta la mancha roja de la vid a la producción? ¿Qué daño provoca?

-El impacto se ha estudiado mayormente en variedades tintas, observándose entre los perjuicios una disminución del grado azucarino, de antocianos y de polifenoles. Esto parece deberse a una desincronización del proceso de madurez en la planta más que a una simple demora de la madurez. El impacto en la acumulación de azúcar también se ha observado en variedades blancas, más allá de que ellas no manifiestan los síntomas típicos. Las uvas de plantas afectadas van a producir vinos de menor calidad. También en algunas situaciones se ha registrado disminución del volumen de cosecha.

-¿Existe un tratamiento?

-No. Al igual que todos los virus vegetales, la planta infectada no puede curarse a campo. Sólo pueden tomarse medidas preventivas, como el uso de plantas libres de virus para establecer los nuevos viñedos.

-¿Qué otras enfermedades crónicas están presentes en la vitivinicultura mendocina?

-En nuestro país en general, y Mendoza en particular, hemos registrado 14 de los 86 virus descriptos en el mundo que infectan la vid. Algunos de estos son de gran impacto económico.

Debemos tener en consideración que el principal medio de dispersión de los virus en vid es el hombre a través del movimiento de plantas, yemas y estacas infectadas. Y así como las plantas de vid han venido de Europa para dar origen a nuestra viticultura, del mismo modo se ha producido el movimiento de los virus que tenemos presentes. Hasta el momento, no se ha descripto ningún virus que sea autóctono de Argentina. La principal herramienta para disminuir el impacto de las enfermedades virales en vid, es el uso de material de propagación, libre de virus.

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