Diez datos “curiosos” que no conocías sobre el vino argentino

En el día del vino argentino, conocé más de la bebida nacional. - Ignacio Blanco / Los Andes
En el día del vino argentino, conocé más de la bebida nacional. - Ignacio Blanco / Los Andes

En el Día del vino argentino, recorremos partes de su historia y particularidades con detalles que tal vez no sabías.

Este 24 de noviembre, Argentina celebra a su bebida nacional con el Día del vino argentino. Aunque la tradición vitivinícola del país es bien antigua, se trata de una festividad relativamente nueva que se creó con el fin de difundir y ponderar las características culturales de la producción, la elaboración y consumo que nos caracteriza ante el mundo.

Tinto, blanco, rosado, espumante, de reserva, en botella, en damajuana, en lata, puro, con soda, o como vos lo elijas tomar, aquí te traemos algunos detalles para conocer más sobre la bebida argentina.

1. ¿Cómo nace el festejo?

La historia del vino como la Bebida Nacional tiene solo una década. Fue a fines de 2010, en el año del bicentenario de la Revolución de Mayo que se declaró al vino como la Bebida Nacional de Argentina por medio del decreto número 1800, con fecha 24 de noviembre. En julio de 2013 esta decisión fue ratificada por el Congreso de la Nación con la Ley 26.870.

Pero no fue hasta casi cinco años después que comenzó a celebrarse su día. En septiembre de 2017, el Ministerio de Agroindustria publicó la resolución 253-E/2017, a través de la cual, en el marco de un plan de acción para la promoción del vino argentino, se estableció que el 24 de noviembre sea el “Día del Vino Argentino Bebida Nacional”.

2. Únicos en el mundo

A pesar de que la vitivinicultura heredada de lo que se llama “viejo mundo”, un dato curioso es que Argentina es el único país vitivinícola en el mundo que declaró a su vino como bebida nacional.

3. La primera vid de Argentina

Para encontrar los primeros antecedentes del vino en nuestro país hay que remontarnos a la época de la colonización de América en el siglo XV. Si bien no hay una fecha exacta, algunos archivos aseguran que la primera cepa que se plantó fue en 1556 cuando llegaron a Santiago del Estero los jesuitas. Los primeros viñedos de Mendoza y San Juan se habrían plantado unos años después, entre 1569 y 1590.

4. Casi 100 litros por cada argentino

Hace 50 años, el consumo per cápita en Argentina era de 91,8 litros por año por habitante para 1970. Desde ese pico cercano a los 100 litros por persona, el consumo del vino en el país comenzó un camino descendente hasta el piso registrado en 2018 de 18,9 litros por año por habitante, según las cifras del INV.

De todas maneras, Argentina es el noveno consumidor mundial con 8.449 hectolitros en 2018, ubicándose por debajo del promedio mundial, pero siendo el más importante de Sudamérica.

5. Un cultivo federal

Si hablamos de la historia reciente del vino argentino, hace tan solo 20 años, la superficie cultivada con vides en todo el país presentaba una concentración en las provincias de Mendoza y San Juan. Hoy en día, esta actividad se ha federalizado y está presente en 19 provincias, extendiéndose a lo largo y ancho del país, adaptándose a los diversos suelos y climas de cada región.

El vino argentino celebra su día- Ignacio Blanco / Los Andes
El vino argentino celebra su día- Ignacio Blanco / Los Andes

6. Hija única de esta tierra

Si bien el Malbec es el varietal que más representa al país en el mundo y el más plantado en todo el territorio nacional con más de 43 mil hectáreas, podríamos decir que es una cepa argentina por adopción. La única uva nativa de nuestra tierra es el Torrontés, una de las blancas más extendidas en Argentina. Tenemos tres variedades: el mendocino y el sanjuanino, con más aptitudes para el consumo en fresco, y el riojano que es el más cultivado y el que expresa las mejores cualidades para la elaboración de vinos finos.

7. De Argentina al mundo

En el consumo interno, las estadísticas marcan que ocho de cada diez argentinos toman vino, pero la bebida nacional también se ha convertido en un símbolo de nuestra tierra a nivel mundial. La producción nacional se exporta a 127 países, con Estados Unidos a la cabeza, seguido por Reino Unido, Canadá, Brasil y Países Bajos como los mayores importadores.

8. ¿Qué se planta en Argentina?

Hasta el año 2019, eran 223.585 las hectáreas cultivadas con viñedos en Argentina. Esta cifra representa el 3% de la superficie mundial y coloca al país en el quinto lugar como productor de vinos en el ranking global. Por supuesto, el Malbec está a la cabeza de los cultivos, pero también podemos encontrar Cereza, Bonarda, Criolla Grande, Cabernet Sauvingnon, Syrah, Pedro Giménez, entre otras.

9. El “Malbeck” argentino

Sin dudas, el Malbec fue el varietal que le abrió a Argentina las puertas del mundo vitivinícola. Pero esta variedad, que recibe varios nombres alrededor del mundo, no siempre fue llamada del mismo modo en nuestro país. Durante varios años, muchas bodegas argentinas escribían el nombre de este vino con “K” al final, es decir, “Malbeck”. Incluso, hoy en día es posible encontrar en las cavas de las bodegas más antiguas del país algunos ejemplares de estas botellas con esta denominación. Malbeck era el apellido del vitivinicultor húngaro que difundió la cepa en Francia, desde allí se comenzó a llamarla de ese modo. Y fue con ese nombre con el que arribó a nuestro país.

10. La relación de San Martín y el vino

Como dijimos, la historia del vino en Argentina es bien antigua, y más en Mendoza. Ya en la época en la que el General José de San Martín habitó la provincia, los vinos argentinos daban que hablar. Así lo cuenta Manuel de Olazábal en sus memorias, según este relato, cuando el Libertador era gobernador de Mendoza ofrecía a sus invitados comparar los vinos mendocinos con los extranjeros, pero antes intercambiaba el contenido de las botellas. “‘Vamos a ver si están ustedes conformes conmigo sobre la supremacía de mi mendocino’. Sirvió primero el de Málaga con el rótulo ‘Mendoza’. Los invitados dijeron que era un vino rico pero que le faltaba fragancia. Enseguida, se llenaron nuevas copas con la etiqueta ‘Málaga’ y a viva voz dijeron ‘¡Oh!, hay una inmensa diferencia, esto es exquisito, no hay punto de comparación’”, cuenta la anécdota.

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