¿Fue Argentina una primera potencia?

Un ingreso alto por habitante no equivale a ser una potencia mundial. Para serlo se necesitan requisitos como población numerosa, economía diversificada, poder científico, tecnológico y militar. Elementos de los que carecimos incluso en los mejores tiempos.

Festejos por el Centenario de la Revolución de Mayo
Festejos por el Centenario de la Revolución de Mayo

Hay dirigentes que dicen cualquier cosa; lo hemos podido escuchar en muchos discursos en estos días en el Congreso o en aseveraciones de los presidentes de la república, como si los cargos dieran carta blanca para decir cualquier tontería.

Eso forma parte del ADN de los populistas, de los que parece que no podemos librarnos, aunque algunos ingenuos crean que se fueron el 10 de diciembre pasado sin entender que simplemente sustituimos un populismo por otro, y con muchos partícipes de los que integraron esos gobiernos. Es dificultoso debatir sobre los problemas que afronta el país con datos erróneos, sea por ignorancia o por manipulación y mala fe.

Una de las muletillas del presidente es decirnos que a principios del siglo pasado éramos la primera potencia del mundo, sin ningún dato que lo avale. Otro es hablar de cien años de decadencia.

El PBI se empieza a medir en algunos países como los Estados Unidos recién en la década del treinta del siglo 20. Hay varias definiciones: El producto bruto interno (PBI) es una magnitud macroeconómica que indica el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de una provincia, región o país durante un período de tiempo. La OCDE tiene otras definiciones y para el FMI la medición pasa por el valor de compra de la población.

El diseñador del PBI fue en la década del treinta fue Simón Kuznets, que en el Congreso de los Estados Unidos fue crítico del criterio de medir el bienestar sobre la base del ingreso per cápita. El economista británico Angus Maddison, elaboró una serie estadística en base a diversas parámetros para estimar el PBI por habitantes desde el 1500. Según Maddison la Argentina tuvo el PBI por habitante más alto del mundo en 1896. Y se mantuvo en sexto lugar por varias décadas.

En 1896 poblaban nuestro país unos cuatro millones de habitantes de acuerdo al censo de 1894 y en 1914 la población se había duplicado, alcanzando los ocho millones. Pero un ingreso alto por habitante no equivale a ser una potencia mundial como no lo son varios países tal cuales Singapur o Dubai con PBI por habitantes superiores a los de Estados Unidos. Para ser una potencia mundial se necesitan requisitos como población numerosa, economía diversificada, poder científico y tecnológico, poder militar.

La Argentina tuvo a principios del siglo pasado y hasta mediados del mismo una posición expectante en la región. Hace cien años nuestro comercio exterior representaba el 2 % del comercio mundial, claro contraste con el 0,3 % actual pero además nuestro comercio superaba al de todos los países sudamericanos juntos. Si tomamos en cuenta los salarios resulta interesante leer la publicación del estadista francés George Clemenceau, quien estuvo en los festejos del centenario de la revolución de mayo, y comprobó que los salarios obreros en la ciudad de Buenos Aires eran superiores a los de París y también le resultó llamativo los salarios que se obtenían trabajando en los campos de las zonas más productivas. Estos eran tan importantes que hasta 1914 hubo una inmigración temporaria europea, unos 200 mil por año, que venía a trabajar en las cosechas cerealeras de la pampa húmeda y regresaba a sus aldeas.

A finales de la década del treinta el industrial Torcuato Di Tella preparo un estudio comparativo de la capacidad de compra de los trabajadores argentinos tomando las horas que necesitaban para adquirir alimentos y vestuario. Las comparaciones las hizo con los Estados Unidos, el Reino Unido, Bélgica, Francia, Alemania y Italia. De ese estudio surgió que el poder adquisitivo de un obrero argentino era superior al italiano y similar el francés y el alemán.

Otro estudio que da buena información contiene los datos sobre la cantidad de artículos que muestran el bienestar comparando con los países de la región. La Argentina de 1940 tenía la misma cantidad de radios que los países sudamericanos sumados, también estas cifras eran similares en cantidades de heladeras o automóviles, en el caso de los automotores el parque argentino era, en proporción a los habitantes similar al de Francia.

De ninguna manera el país está en decadencia desde hace cien años. Tuvo los avatares de las externalidades como la crisis de los treinta que afectó a todo el mundo como otras menos intensas pero que traen perjuicios periódicamente, como lo fue la crisis petrolera de 1973 tienen lugar. En los treinta las políticas del presidente Justo y su ministro de hacienda Federico Pinedo posibilitaron un ciclo de 15 años continuos de crecimiento. También en los sesenta tuvimos un ciclo que concluyó en los setenta. Sin dudas que hubo errores tremendos, como el aislamiento del proceso de expansión del comercio internacional que tuvo lugar después de la segunda guerra mundial, o haber permitido la colonización del estado por corporaciones diversas y la barrabasada de perder la moneda.

Estos problemas son los que se aceleraron desde 1974 y que la dirigencia no ha sido capaz de resolver, por privilegiar el sector sobre el interés general.

* El autor es miembro de número de la Academia Argentina de la Historia y del Instituto Argentino de Historia Militar.

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