Por favor

Un monólogo que recuerda la importancia de las palabras “mágicas”.

Monólogo de Jorge Sosa
Monólogo de Jorge Sosa

Un hombre va hasta un banco y le dice al cajero: Necesito que me haga un favor. El cajero le dice: Dígame. Necesito que me cambie este diez billetes de cien pesos por once mil. Será por diez mil, dice el cajero. Y el hombre responde: entonces no me está haciendo ningún favor.

“Dar una mano” decimos los argentinos cuando nos referimos al favor. Un favor es un acto que se realiza para ayudar, complacer, prestar un servicio a una persona por amabilidad, amistad o afecto.

Hay favores que son suculentos, sobre todo cuando hay plata metida en el pedido, y hay favores minúsculos que apenas implican un mínimo esfuerzo en la acción, por ejemplo: “Me hacés el favor de ir a comprar leche al kiosquito”. Todos son favores aunque de distinta dimensión.

En el hogar suele ocurrir cuando algo nos molesta soberanamente: “Haceme el favor de bajar la música” le dice la madre a su hijo cuando su hijo tiene el parlante puesto a tantos decibeles que llegan a doler los tímpanos. “Haceme el favor de secar los platos” le dice la mujer a su marido cuando está atareada en la cocina.

El favor se registra como un acto de buena voluntad de aquel que recibe el pedido, una forma de ayudar a quien en ese momento está necesitando ayuda.

Embromado es cuando alguien te pide como favor que le prestés la tarjeta de crédito y la clave correspondiente, porque puede ocasionar la ruina de aquel que presta.

Todos los días tenemos la oportunidad de hacer favores, por ejemplo cuando uno está en la cola de algo, los argentinos estamos muy acostumbrados a estar siempre en la cola de algo, y el de adelante nos pide: “Me hace el favor de cuidarme el lugar porque tengo que ir al baño”. No es mucho lo que hace uno pero lo hace y eso es un gesto de buena voluntad para aquel que fue convocado por sus intestinos.

Un tipo está catalogado de amable cuando tiene la voluntad de hacer favores siempre. Tienen esa forma de ser condescendientes con el semejante y la disposición la mantienen en forma permanente.

“Viejo, me hacés el favor de prestarme mil pesos que tengo que ir a escabiar esta noche”. Eso ya implica otro tipo de reflexión y seguramente otro tipo de respuesta. “Está bien, te los presto, con la condición que me traigas una botella de cerveza a la vuelta”. Que es lo que justifica la expresión “Favor con favor se paga”

Más, lo que justifica cualquier pedido es la voluntad de ayudarnos entre todos, cosa que si cumpliéramos todos los días, tal vez no hubiese tanta gente carenciada.

El favor es gratuito no tiene ninguna transacción en el medio, ni una moneda que lo sostenga. Es favor precisamente por eso. Cuando entra la plata en actividad, ya no es un favor, en todo caso es un negocio.

Ahora se ha apocopado la palabra y en vez de decir por favor decimos “Por fi”, pero el pedido no varía.

Gracias por haber leído esta nota, aunque no lo registren, me han hecho un favor.

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