San Martín: precursor del catastro y del ordenamiento territorial

Es nuestro deseo que la visión de San Martín, con su orden escrita en el “Bando 25 de Octubre de 1815”, nos permita volver a las fuentes y retomar el camino iniciado. Porque sin un territorio conocido y ordenado, se hará más difícil y costoso solucionar los graves problemas por los que atraviesa aquella Patria soñada.

Imagen ilustrativa / Archivo
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Hace 205 años, el genio previsor e inigualable General José de San Martín, a la sazón gobernador de Cuyo, ordenó a través del Bando fechado 25 de octubre que “Todo poseedor de tierras, bajo el riego de la acequia de ciudad (incluyéndose hasta la menor quinta) entregará al comisionado respectivo (…) una mensura (…)”.

Por ello hoy conmemoramos el día Provincial del Catastro.

El Bando daba inicio a una Obra Catastral que permitiría ser herramienta de orden y convivencia social, justo reparto del agua de regadío, conocimiento del territorio y su ordenamiento, seguridad jurídica en el mercado inmobiliario, determinación de valores y cobro de tributos. Desde aquel momento y bajo distintas órbitas de la administración pública, se fue delineando el catastro moderno que tuvo en Mendoza una pujante tarea durante muchos años.

En los ’60, gracias al avance de técnicas se ordenaron los primeros relevamientos masivos obtenidos del uso de fotografías aéreas y un detallado apoyo topográfico. Así se obtuvo la cartografía de las áreas de regadío y en los ´70, la de áreas urbanas. Entre los 80′ y los 90′se consolidó un régimen catastral fortaleciendo la seguridad jurídica en el sistema inmobiliario, siendo el Catastro Provincial un ejemplo a seguir, modelo en todo el país. En los ’90 se mejoró la actualización de la información catastral en el Sistema de Información Territorial. A partir de allí, el Estado Provincial contó con el nexo ideal para ser utilizado por distintos usuarios: municipios, Irrigación, empresas de servicios públicos, entre otros.

El régimen catastral de nuestra provincia fue modelo en el diseño de Ley Nacional de Catastro promulgada en 2007. Así, con esta normativa marco de presupuesto mínimos, muchas otras provincias reglamentaron dicho régimen, pero en condiciones inferiores a las de Mendoza, ya que el contexto profesional y de los catastros de cada jurisdicción así lo permitieron.

Por ello, la Agrimensura mendocina, como artífice y participe de está rica historia no se contenta con lo sucedido en la última década, ya que se asiste a un paulatino e ininterrumpido proceso de deterioro del catastro provincial (recursos humanos y tecnológicos), y una desatención de los grandes objetivos que movilizaron otrora la creación e impulso del Catastro Territorial. Más allá de los augurios de modernización, que desde ya no han estado a la altura de las circunstancias, avizoramos la falta de una política catastral completa e integral que beneficie al Estado Provincial, al sector inmobiliario y a la sociedad mendocina en general.

El resultado de esta desatención, ha provocado en el último tiempo, una marcada ineficiencia en su funcionamiento, por lo tanto, en las prestaciones que le son inherentes. Es así como hoy asistimos a una degradación de la información catastral, que dificulta la respuesta confiable y transparente, en tiempo y forma a los requerimientos de la sociedad en cuanto a la seguridad jurídica del sistema inmobiliario y del propio Estado en materia de Ordenamiento Territorial, planificación, gestión del territorio.

Ante los hechos descriptos, la Agrimensura desde los ámbitos académico, asociativo, colegiado y desde la órbita privada, ha intentado en reiteradas oportunidades colaborar efectivamente con recursos humanos, informáticos e intelectuales, propuestas, capacitaciones a fin de contribuir en el mejoramiento del Catastro Provincial. Lamentablemente, la agrimensura no ha sido escuchada.

Como la justicia es a los abogados y la salud a los médicos, el catastro es a los agrimensores. No solo por ser una actividad reservada según la normativa del Ministerio de Educación de la Nación, sino también, como dijimos, por haber sido hacedores de la obra catastral. En este sentido, así como San Martín contó con su virtud de estadista y consejo y asesoramiento de Álvarez Condarco, un topógrafo y cartógrafo de la época, en los tiempos modernos un gobernador que pretenda administrar y gestionar el territorio necesita mucho más que eso, necesita un Agrimensor.

Desde nuestro Colegio de Agrimensura, como entidad paraestatal, y en virtud de lo establecido por la Ley de creación, como órgano asesor del Poder Ejecutivo, exhortamos al poder Ejecutivo a ser convocados a fin de trabajar mancomunadamente en un mejor catastro que sirva y beneficie al Estado Provincial, al sistema inmobiliario y a la sociedad en conjunto.

Es nuestro deseo que la visión de San Martín, con su orden escrita en el “Bando 25 de Octubre de 1815”, nos permita volver a las fuentes y retomar el camino iniciado. Porque sin un territorio conocido y ordenado, se hará más difícil y costoso solucionar los graves problemas por los que atraviesa aquella Patria soñada.

Por último, saludamos afectuosamente a los trabajadores de catastro quienes con un fuerte compromiso sostienen y promueven la valorización y jerarquización de esta importante institución.

*El autor es Ingeniero y Presidente del Colegio de Agrimensura de Mendoza.

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