Dalmiro Garay: “Decir que se controla el Poder Judicial porque se tiene la presidencia de la Corte es un error”

De la mano de Cornejo, llegó hace dos años al máximo tribunal y el viernes fue elegido nuevo Presidente. Justifica las "diferencias" políticas entre los ministros, que han generado una crisis interna. Y apuesta a la tecnología más que a sumar personal para mejor el servicio de justicia.

Dalmiro Garay, Presidente de la Suprema Corte de Justicia / Mariana Villa
Dalmiro Garay, Presidente de la Suprema Corte de Justicia / Mariana Villa

Horas después ser electo presidente de la Suprema Corte de Justicia, Dalmiro Garay recibe a Los Andes en su despacho, que será el de María Teresa Day cuando se acomoden las oficinas. Mientras habla, en sus manos juega con una pelota de béisbol que “sirve para el anti estrés”, aunque asegura que esa es una original: “Tengo muchas en mi casa, las colecciono, incluso tengo el bate y los elementos”.

No es futbolero, pero se declara “hincha del Rojo” (por Independiente de Avellaneda) y también “del Tomba” (Godoy Cruz) desde que está en Mendoza. Nacido en San Juan, allá era del “Verdinegro” (San Martín).

A dos años de haber llegado al Máximo Tribunal, confiesa que “no estaba” entre sus prioridades “ser juez”, pero que el entonces gobernador Alfredo Cornejo lo convenció.

Ahora, con la Corte en medio de una grave crisis institucional interna -incluso los tres miembros del ala peronista no fueron a la votación que lo encumbró al sillón de presidente el viernes-, Garay pretende fijar dos reuniones por mes con la totalidad de los miembros, algo que hoy parece inviable. “La convocatoria la voy a hacer”, dice.

-”Es un momento turbulento en la Corte”, dijo al asumir. ¿Cómo se ha llegado a esto? Se habla más de la interna que de la Justicia.

-Es que es hablar de la Justicia. El sistema republicano necesariamente tiene una tríada en donde la Corte es la cabeza de un poder al que le toca administrar el Poder Judicial y también impartir justicia. Hay un doble rol. Creo que nosotros no hemos sido capaces de resolver las tensiones a las que nos ha sometido el poder político. Eso me parece que es el gran problema que hemos tenido dentro de la Corte. Pero vuelvo a decir, son días turbulentos no para el Poder Judicial, son días turbulentos para la Corte, los que estamos en el cuarto piso. Y eso más que un sincericidio es un diagnóstico que uno tiene que tener presente si quiere que cambie. Para mí, decir eso fue decirles a los mendocinos que estamos en una situación compleja, pero que ya hemos llegado al momento en que esa situación tenga que cambiar.

-¿Y cómo piensa cambiar esta situación de tensión?

-Se cambia con diálogo, con reglas claras, con algunos liderazgos también. Creo que los ministros tienen que tener roles que en cada fuero les permitan conducir procesos de transformación, porque mientras lo multipliquemos en la acción es mejor. Uno no puede hacer todo solo.

-Con su elección como presidente quedó en evidencia más que nunca que hay dos bandos bien marcados. Tres ministros no fueron a votar.

-Si hubiera habido una votación dividida estaríamos hablando de lo mismo, que hubo tres ministros que votaron en contra. Son todos procesos en los que somos personas todos, tenemos que darnos tiempo para madurar estos procesos. Creo que el proceso de la doctora (Teresa) Day es complejo, porque se ha planteado así. El doctor (Omar) Palermo está llevando adelante ese proceso que cuando termine, sea como se resuelva, va a empezar un camino de recomposición. Y antes de eso también hay que volver a recomponer puentes de diálogo, hay un montón de decisiones que nos pueden llevar a estar juntos pensando en una justicia mejor y hay un montón de otras cuestiones que nos van a llevar a tener visiones diferentes de la realidad. Lo importante es: reglas de juego claras, cómo se van a dirimir esos conflictos, cosa de que no les sorprenda a ustedes los periodistas, ni a la sociedad. Cuando el que administra justicia tiene estos problemas puede generar inseguridad jurídica y ese es uno de los valores que nosotros tenemos que proteger acá, porque quien viene acá busca eso.

-¿Cree que la Corte se metió sin sentido en el proceso de postulación de Day aceptando la cautelar del peronismo?

-No aceptó ninguna cautelar porque no se dictó ninguna cautelar, por eso la doctora Day está sentada en el sillón de ministra. Tampoco hay ninguna decisión de fondo. Lo único que se han dictado son actos de mero trámite y convocando a un plenario. Preopinaría si digo algo de eso. Lo que sí sé es que estamos en esto y hay que resolverlo. De alguna u otra manera, con la Corte, con conjueces, como sea, hay que resolverlo porque hay que dar cierta tranquilidad a la ciudadanía.

-¿Esta diferencia política en la Corte no le quita credibilidad al tribunal?

-He escuchado mucho de ustedes de estas diferencias que son políticas, pero que no son partidarias, no es lo mismo. Todos hacemos política, nosotros tenemos prohibido hacer política partidaria. Eso sí lo hace el que ejerce la política en el sentido electivo de la palabra. Creo que puede llegar a afectar la relación de la Corte con los otros poderes porque nos genera conflicto, porque nos tensionan, porque tenemos a los legisladores pidiéndonos esto, al Gobernador... Ahora, yo no veo que eso afecte la labor de la Corte como órgano jurisdiccional. Esta impronta no afecta en cómo doy sentencia en todos esos juicios que tengo ahí (señala una mesa llena de expedientes), en donde tengo desde una rescisión de contrato hasta una sucesión. Ahí se juegan otros valores, en cómo veo al derecho laboral, cómo veo la prueba en el derecho civil. Se eleva tan al máximo esto y dicen que esto afecta al Poder Judicial y la verdad es que no. No creo eso. Sí creo que las causas con mucho voltaje político generan ruido dentro de la Corte, que es quien lo termina decidiendo y generás fricciones en los otros poderes. Pero no creo que afecte al ciudadano de a pie, es decir, quizás lo afecta porque ve a las cabezas con estos conflictos. Pero al momento de dictar sentencias en casos particulares, no.

-Esas causas políticas no dependen de la Corte, sino de la clase política que las trae. Pero se mira de reojo porque quienes son ministros han estado del otro lado, provienen de distintos partidos. Usted era ministro de Cornejo antes. ¿No debería haber más juristas y menos dirigentes políticos en la Corte?

-Voy a hablar de mi caso en particular. No he hecho política hasta que llegué a ser ministro de Gobierno, militaba en la agrupación (Franja Morada) hasta que me recibí en el 2002. De ahí me dediqué a la profesión, fui abogado de la calle, fui abogado de la Asesoría de Gobierno, Jefe de Abogados de la Dirección General de Escuelas, y el ex gobernador Cornejo me convoca para ser ministro sin militancia política. Fui ministro y vine para acá. ¿Qué quiero decir con esto? Que no creo que sea una capitis deminutio (del latín “disminución de la capacidad”) para ser ministro de la Corte. Muchas veces le da más sensibilidad al cargo que ocupás porque tenés otra visión de la problemática, porque precisamente los problemas que hoy tenemos no son todos académicos. A pesar de que yo me especializo en Derecho Administrativo, tengo una maestría, pero cuando viene el Colegio de Abogados y te dicen que no está funcionando la MED, tenemos que ver cómo hacemos para que los escritos en la pandemia entren de manera online, esas son cuestiones de las políticas públicas que no necesariamente son doctrinarias. También creo que es un error pensar que una persona que hace solamente doctrina, no tiene inclinación política. Hay una visión de la sociedad... Yo tengo que dar sentencia, a este gobierno y al de Cornejo, y he fallado en contra, a favor, depende de lo que uno ve que es justo en el caso. Las causas políticas me podrán decir, la de los intendentes, que yo recuerde. Yo dije lo que decía cuando era ministro, y antes también, que estaba en contra de las reelecciones indefinidas. Y eso lo escribí. Yo no veo que sea una capitis deminutio inabstracto. Obviamente hay casos donde no pasa, donde viene un ministro acá y es un delegado político, y eso sí está mal. No veo que el haber ocupado un cargo público, ejecutivo, sea una capitis deminutio para llegar al Poder Judicial. Lo que no quita, así como puede haber un doctrinario que venga y haga negocios en la Corte como que venga un tipo de la política y haga política en la Corte, que se puede dar.

-El peronismo está diciendo que Cornejo ahora tiene el control de la Corte con usted en la presidencia.

-Esa es otra cuestión. La Corte se maneja por salas, que son salas jurisdiccionales, eso no ha cambiado. El presidente de la Corte, seamos sinceros, tiene un rol muy institucional. Va a depender de cada presidente y que impronta le da a su gestión, pero dicta sentencia en muy pocos casos. Decir que se controla el Poder Judicial porque se tiene la presidencia de la Corte es un error de concepto. Es un cuerpo colegiado este, no lo veo así.

-Mario Adaro planteó la posibilidad de que la presidencia de la Corte fuera rotativa, ¿evalúa aplicarlo?

-Me lo comentó Mario. Depende de qué visión se tenga de la organización y de la que se tenga del presidente. Mínimamente una gestión para mí tiene que durar dos años. Y el que sea rotativa no garantiza calidad, pero no estoy en contra. Creo que todas las visiones organizacionales que aporten a mejorar el sistema hay que tenerlas en cuenta y ver qué se puede aplicar.

-Hace solo 5 años usted litigaba en el fuero local, ahora está sentado en el sillón de presidente de la Corte. ¿Trabajó para eso?

-De ninguna manera. Nunca aspiré a ser juez, primero y principal. Cuando yo acepté la postulación del licenciado Cornejo, fue porque me convenció de que era un lugar importante para cambiar cosas dentro del esquema político y de los mendocinos. A mí me lo que me ha atraído del poder, si se quiere, o de ejercer poder, es que uno puede cambiar las cosas. Esa posibilidad de acción me motivó a aceptar este cargo. Insisto, no era sólo ser juez, sino que implicaba gestión, cambio, proyecciones. Pero ser juez no estaba dentro de mis prioridades.

Las reformas que se vienen

-A raíz del conflicto que tuvo Nanclares con los jueces civiles y el fuero de familia, ¿va a impulsar alguna reforma?

-El fuero civil creo que es un fuero que trabaja muy bien, creo que la solución que se logró encontrar, que fue una intermedia con la distribución de personal, está bien. Me parece que en el fuero civil podemos profundizar más los mecanismos tecnológicos que hemos aplicado. Y que vamos a tener un fuero de avanzada, incluso a nivel internacional. Si uno ve los estándares que tienen hoy el fuero civil en cuanto a cantidad de causas, cantidad de audiencias, etc. y se compara con la comunidad europea, estamos muy bien. En el fuero de familia ha crecido mucho la conflictividad y me parece que no está hoy en condiciones de soportar eso. Agregado a que tenemos un proceso de departamentalización del fuero de familia en donde tenemos los juzgados departamentales. Yo no sé si han sido efectivamente una ayuda para esto, en definitiva. Me parece que al fuero de familia hay que dotarlo de más herramientas tecnológicas y estamos trabajando con el doctor (Julio) Gómez, que hoy coordina ese fuero, para poner el Iuris Flex, un sistema informático que nos permita acortar mucho mas tiempo porque hoy el sistema que tenemos trabaja sobre plataformas o bases de datos que no son compatibles. Hay una forma de solucionarlo y en el fuero de familia necesitamos personal.

-¿Qué grado de autonomía tiene la Corte para nombrar personal? Nanclares, cuando presentó el presupuesto en enero, reclamó que el Ejecutivo le diera la libertad para nombrar gente.

-Creo que en general uno tiene que ser más inteligente en cómo designo el recurso. También es cierto que el Poder Judicial es recurso-dependiente, nuestra atención es con recurso humano. Creo que están dadas las condiciones presupuestarias, no veo tanta limitación. Me parece que se puede. Ahora estamos precisamente en un momento de la Provincia y del Poder Judicial, en términos financieros, malísima. A nosotros nos ha bajado la tasa de justicia, que es la recaudación propia del Poder Judicial, a límites que son casi insostenibles. Para nosotros fue muy bueno que se haya sancionado la ley que nos permite utilizar los depósitos judiciales. En realidad no los utilizamos, nosotros tenemos más de 2 mil millones de pesos depositados, inactivos, que los podríamos invertir en infraestructura edilicia, informática y eso va a redundar siempre en beneficio del sistema. Estamos en un proceso de redefinición de roles. Cuando terminemos de implantar el Iuris completo en la Primera Circunscripción, nos va a permitir notificar directamente y a esa gente que notifica, que cumpla otras tareas en el Poder Judicial. Y donde no tengamos personal, tendremos que designar personal, donde sea necesario. Pero antes de eso tenemos que hacer un buen diagnóstico, que estamos haciendo con Julio, ver qué nos está faltando en cada departamento. Donde más problemas tenemos es en las villas cabeceras y en Alvear.

-¿Hay otro fuero que necesite este tipo de refuerzo?

-El de familia es el más importante hoy y también el fuero laboral, pero logramos en la pandemia que actuara de tal manera que siguió casi funcionando. Los jueces con mucho compromiso, se dieron cuenta porque se lo planteamos. Y ahí viene la conducción política. Soy optimista en eso, creo que vamos a lograr un Poder Judicial de avanzada y creo que tenemos que trabajar mucho en la transparencia. Hay que avanzar en un muy buen sistema de la recopilación de las acordadas, de resoluciones, de publicación de eso. La seguridad jurídica impone que todos esos pasos queden registrados. Quiero restablecer la idea de mínimamente dos reuniones fijas plenarias por mes, con temario previo y público.

-¿Y van a ir los que no fueron a votarlo?

-A la convocatoria yo la voy a hacer. Hay que dar su tiempo, somos personas de derecho que estamos acostumbrados a resolver conflictos y creo que vamos a encontrar la manera de resolverlos.

-¿Usted es el hombre que va a cerrar la grieta en la Corte?

-Aspiro a que pase eso... Hablar de grieta es mucho, me parece. Lo que hay son diferencias.

-¿Qué impronta dejó Jorge Nanclares en la Corte?

-Jorge es un ministro que va a pasar a la historia con una gran visión de transformación en distintas etapas de la Corte y los procesos que él empezó, se van a terminar y se van profundizar. En cuanto al conflicto institucional, el decidió renunciar y acogerse al beneficio efectivo de la jubilación, lo cual también resolvió en parte lo de Teresa, estando incluso él en el acto de jura de la ministra.

-¿Qué rol va a tener Teresa Day en esta nueva estructura y en su visión de la Corte?

-No lo he hablado con ella todavía. Se va a sentar en el sillón que yo dejo en la sala y va a estar en un campo técnico que para mí es nuevo para ella. Va a tener que ponerse a estudiar muchos temas. La doctora Day, además de lo jurídico, tiene mucha visión de la estructura administrativa que creo que a la Corte le puede servir. Creo que ella puede aportar desde esa visión que nos permita un poco redimensionar o redistribuir la manera en la que se gobierna el Poder Judicial en todas sus líneas, en todo su staff gerencial y en todas sus líneas técnicas. Estábamos con un proyecto de una acordada para crear una comisión de un proyecto de ley en materia de tecnología que lo voy a retomar. Y en materia de tecnología quiero terminar en el corto plazo el nuevo portal y la nueva manera de comunicarnos con el ciudadano, que es el 160. Eso va a estar bastante bueno, no sólo nos va a permitir canalizar en un mismo número corto los turnos y también salir y ver si empezamos con notificaciones más novedosas como WhatsApp, que hoy por hoy son mucho más efectivas que una cédula que te tiran por debajo de la puerta.

-Siempre se cuestiona el horario de trabajo de la Justicia. ¿Está conforme con cómo trabaja el personal hoy?

-Siempre estamos abiertos a todos esos temas. De hecho, hemos suspendido la feria como un gesto a la sociedad. El problema es que hoy cualquier reforma es muy compleja de aplicar, pero en épocas de mayor normalidad, con mejor sistema informático, lo que nos va a permitir una mayor atención va a ser la tecnología. Hoy nuestras mesas de entrada están abiertas 7 x 24, se puede presentar un escrito cualquier día. Eso es un salto de calidad en términos de prestación de justicia que no implicó un doble horario, lo que no quita que pueda darse un doble horario porque siempre estamos abiertos a eso. Vamos a tener que repensarlo.

Visión de género

-¿Siente que hay una demanda a la Justicia de mayor perspectiva de género?

-Creo que la demanda vinculada a la perspectiva de género tiene distintos planos. Hay un plano vinculado a la necesidad de que existan mujeres dentro del staff de conducción, como nos pasa en la Corte que hoy tenemos a una mujer. Y si uno lo traslada a los cargos judiciales es al revés, tenemos un 70% más de mujeres que de hombres dentro del Poder Judicial impartiendo justicia. Creo que lo que más se le reclama es que en los casos concretos, cada juez aplique la perspectiva de género cuando tenga que juzgar. Ya sea una cuestión, de las más comunes, vinculadas a hechos de violencia que son penales, pero también a las civiles. A nosotros nos ha pasado de tener que aplicar perspectiva de género cuando teníamos que apreciar una prueba por ejemplo. Cuando está litigando una mujer hay que ser más cuidadoso en la manera en la que uno aplica el derecho procesal, y también cuando dicta sentencia. Creo que el reclamo viene por ahí y por las capacitaciones que estamos llevando a cabo los funcionarios y empleados del Poder Judicial. En lo que a nosotros nos toca, la perspectiva de género nos impone una deconstrucción de la visión del proceso, que no se puede mirar con el prisma normal de dos partes, sino que cuando hay una mujer o una persona que tiene vulnerabilidad, hay que mirarlo de una manera especial.

De San Juan a Mendoza

-¿Qué lugar ocupa en su vida San Juan?

-Más que sanjuanino soy jachallero.

-¿Cuándo fue la última vez que fue?

-Hace mucho. Mis viejos están allá, hace mucho que no los veo por el tema este de la pandemia. Vamos a hacer al revés, ¿cuándo voy a Jáchal? Voy normalmente en alguna de las dos Fiestas porque mi mujer es de Real del Padre, en San Rafael, y nos repartimos. Y eventualmente algunos días en enero. Me he criado en ese pueblo y lo aprecio mucho. Las infancias en los pueblos son distintas a las de las ciudades. Añoro mucho eso muchas veces porque es muy tranquilo, es un lugar de mucha paz.

-¿Tiene mala prensa Jáchal? Se habló mucho cuando se debatió el tema de la minería

-No está mal que se utilicen los ejemplos para ver lo que está mal hecho. Y en ese punto no me parece mal que hablen así de Jáchal. Es cierto que no me gusta que se plantee como el lugar contaminado. Pero lamentablemente, la desidia, el control de la explotación minera en el caso de Veladero llevó a lo que estamos viviendo en el pueblo. En un primer momento fue mucha bonanza y trabajo, pero en el largo plazo se termina pagando, porque el impacto ambiental es importante cuando se afecta al medio ambiente sin ningún control.

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