Mantener los “elefantes blancos” le cuesta a la Provincia $ 190 millones al año

Por la pandemia, se frenó todo tipo de recaudación para financiar los gastos de mantenimiento de la infraestructura cultural y deportiva del Estado. Ya llevan siete meses sin abrir.

Estadio cubierto. Es el verdadero “elefante blanco” de la provincia. Casi no se ha usado desde que se inauguró y en el Gobierno reconocen que construirlo no fue un acierto. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.
Estadio cubierto. Es el verdadero “elefante blanco” de la provincia. Casi no se ha usado desde que se inauguró y en el Gobierno reconocen que construirlo no fue un acierto. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.

Desde que la cuarentena estricta se instaló en el país y en Mendoza, allá por marzo, parte de la infraestructura provincial se vio obligada a cerrar sus puertas y no ha vuelto a abrir. Sin embargo, y en medio de la caída en la recaudación, estos “elefantes blancos” siguen demandando fondos para su mantenimiento.

Si bien de a poco se fueron habilitando actividades, en lo que respecta al esparcimiento, los candados siguen puestos. Mendoza cuenta con grandes espacios que dependen del Estado y que aún no pueden reactivar sus propuestas, como el Le Parc, el estadio cerrado Aconcagua Arena y el Teatro Independencia.

El Ministerio de Cultura y Turismo tiene a su cargo 18 espacios que se llevan cerca del 10% de su presupuesto en mantenimiento operativo básico, lo que implican unos $ 150 millones anuales. Mientras que la secretaría de Deportes se encarga del Estadio Malvinas Argentinas y del Aconcagua Arena, que han demandado más de $ 40 millones en lo que va de 2020. Ambos se ubican en un predio que tiene unas 45 hectáreas, en el Parque San Martín.

En el desglose mensual, se puede decir que la inversión estatal es de unos $ 16 millones para los espacios y predios culturales, además de los deportivos.

Desde las dos áreas destacaron a Los Andes que la inversión es necesaria para mantener la infraestructura por la función social que cumple y el valor patrimonial que tienen varios sitios. Considerarlo gasto sería erróneo, más aún en un año nefasto para el sector, de casi nula recaudación, argumentan.

Los estadios

Sin fútbol ni grandes espectáculos artísticos, el Malvinas y el Aconcagua casi no han tenido movimiento este año, aunque Federico Chiapetta, secretario de Deportes, resalta el efecto derrame que pueden tener los eventos en la economía provincial. “El año pasado habremos recuperado un 30% de los costos, pero un evento deportivo te mueve otros sectores de la economía y el dinero ingresa a la provincia. Este año ni eso”, se lamentó.

El estadio Malvinas Argentinas, construido para el Mundial de Fútbol de 1978, demanda un mantenimiento costoso en cuanto a recambio (por ejemplo de butacas) y arreglos. La siembra de césped otoñal es la más importante e igual de cara, pero necesaria para mantener el campo de juego en condiciones. Del presupuesto anual de $ 27 millones, este tipo de bienes e insumos se llevan $ 10 millones (39%) e incluye el pago a una empresa de limpieza que accede por concurso público.

Mensualmente, la manutención redondea un monto de $ 2.270.000 que incluye el trabajo de unas 60 personas en campo. Ellas riegan, desmalezan, aportan mano de obra en general e insumen salarios por $ 363 mil al mes. A eso hay que agregarle $ 522 mil mensuales en seguridad (23%), cuyo servicio lo presta una empresa privada que se licita anualmente; una suma similar se abona en servicios públicos, en donde la luz es el ítem más costoso. El personal abocado a estas tareas es el 16% restante.

La esperanza en esta infraestructura está puesta en el fútbol, que de a poco va volviendo. Ayer hubo un partido amistoso entre Independiente y Huracán y en noviembre volverá la localía de Godoy Cruz, lo que le reporta ingresos al Estado en concepto de alquiler del estadio. Según la tarifaria, está entre $ 110 mil y $ 220 mil.

El caso del estadio cubierto Aconcagua Arena es más crítico porque sólo se realizó un evento en febrero, y este año insumirá fondos por $ 13 millones. Actualmente es el depósito para todos los insumos que demanda la gestión del Covid-19.

Su mantenimiento mensual cuesta $ 1.100.000, en donde la seguridad se lleva el 47% de la torta, debido a que se ha reforzado el personal en el polígono. En servicios públicos (19%) se abonan $ 209 mil por mes, algo más en bienes y servicios (20%) y en sueldos casi $ 154 mil.

“Por mil motivos, la comparación con una empresa privada no es buena. Esto se hizo, vino mal, lo heredamos, lo terminamos y no lo podemos demoler. Es un bien del Estado y hay que tratar de moverlo. Y este año era bueno, pero llegó la pandemia. Soy optimista para reactivarlo. La semana que viene tenemos visitas de productores buscando alternativas, tratando de cerrar fechas, armar una nueva agenda para 2021”, indicó Chiapetta, quien no descarta alquilar o concesionar el estadio cubierto y que esa partida presupuestaria aumente lo destinado al deporte y a los clubes barriales.

El Le Parc y otros se llevan el 10% de lo que gasta Cultura

Unos 18 espacios dependen del presupuesto asignado al Ministerio de Cultura y Turismo. Según un cálculo estimativo de esa cartera, las bases operativas mínimas de estas instalaciones se llevan $ 150 millones en términos de seguridad, servicios públicos, mantenimiento, conectividad y condiciones de sanidad de la gente que trabaja. Claro que cuando la actividad aumenta, se refuerzan algunos componentes y algunos sitios cuesta mantenerlos más que otros, según el patrimonio que contengan o los servicios públicos que demanden.

“Los espacios en términos de eventos tienen costos relativos a ese evento. Hoy tenemos un costo operativo base. El Le Parc está en funcionamiento con el Canal Acequia y en la playa estuvo el control de camioneros y ahora el testeo rápido; hubo reconfiguración de esos espacios. Esa actividad mínima requiere mantenimiento, como limpieza y seguridad, además de los protocolos sanitarios para llevarlos adelante, como insumos sanitarios, señaléctica, etc”, expresó Aldana Pizarro, directora de Administración del ministerio. La funcionaria se refirió también a que el monto destinado a estas tareas es cerca del 10% de la partida presupuestaria del ministerio, sin contar lo destinado a salarios.

Los museos y las salas teatrales, que no abren sus puertas por decisión de la Nación, están internamente con relevamiento de obras, mantenimiento del patrimonio propio y encuadernaciones. Entre los que registran más actividad están el Teatro Independencia y el Espacio Cultural Julio Le Parc, hoy una alternativa para realizar testeos rápidos de Covid-19 en su explanada. Están con actividades pero sin eventos.

Pizarro resaltó que las licitaciones para las distintas tareas de mantenimiento, como limpieza, seguridad etc, son fundamentales para el ministerio porque “hay espacios verdes, patrimoniales y se mantienen de una determinada manera. La seguridad es muy importante porque, por ejemplo, hay obras de arte, el costo operativo es importante”.

“Es necesario mantener estos edificios, museos, muchos son patrimoniales. No los hemos dejado caer y queremos abrir para acompañar al sector que está muy golpeado. Estamos trabajando en protocolos para estos espacios. Están cerrados al público pero hacia adentro se está haciendo mantenimientos”, completó la funcionaria.

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