Principado de Mónaco: Fórmula Uno y mucho glamour

Una vez que se apagaron los motores me maravillé al recorrer el segundo país más pequeño del mundo.

Principado de Mónaco: Fórmula Uno y mucho glamour
Principado de Mónaco: Fórmula Uno y mucho glamour

Disfrutar en vivo una carrera de Fórmula Uno en Mónaco figuraba en un lugar muy destacado de mi "bucket-list". En la temporada 2007 me di el gusto de hacerlo.

Me alojé en Niza, mucho más económico que el Principado, por 25 Euros y a solo 22 kilómetros. El sábado temprano fui en tren, boleto sencillo de 2,10 Euros, a ver la clasificación.

Al ser un circuito callejero caminé por todos lados buscando un buen lugar pero se hizo difícil. Todo está vallado y controlado por el Automobile Club de Mónaco, organizador de la carrera más glamorosa del calendario FIA.

Me enorgulleció como argentino ver la estatua en honor a Juan Manuel Fangio, estratégicamente ubicada en la curva Rascasse por donde circulan los monoplazas en plena carrera.

Se lo ve al Chueco en tamaño natural apoyado en el Mercedes Benz W196 con el que consiguió su primer triunfo aquí en 1950.

Desde ese año se corre en este trazado urbano. El destino me hizo un guiño cuando sin querer me alineé detrás de un grupo de ayudantes que ingresaba a la zona de circuito. Cuando quise darme cuenta estaba a escasos metros de la pista en el sector de subida de Beau Rivage tras la curva Sainte Devote, el primer giro del trazado desde la largada. No lo podía creer. Solo me distanciaban de los bólidos un alambrado y el guarda-rail.

No me moví en toda la clasificación. Los motores V8 de los F-1 de esa época acelerando entre los edificios eran una sinfonía tan estruendosa como atrapante. Me tapé los oídos con papel tissue, lo único que tenía a mano, porque en un momento se vuelve ensordecedor. El mejor momento se dio cuando en un descanso los auxiliares abrieron una puerta hacia el circuito y me escabullí para hacerme la foto parado sobre el mismísimo asfalto monegasco.

Cuando los motores se apagaron fui a recorrer este país, el segundo más pequeño del mundo detrás del Vaticano con solo 195 hectáreas.

Mónaco-Ville es el sector más antiguo. Allí se encuentra el Palacio Real engarzado sobre la roca. Es la residencia del Príncipe Alberto II quien sucedió a su padre Rainiero III en 2005. Entre jardines esmeralda impecablemente cuidados al borde de los acantilados rocosos distinguí la catedral donde se casó la Princesa Carolina y están enterrados sus padres Grace Kelly y Rainiero III. La tumba del ex monarca estaba llena de velas y flores.

Pasé por una inmobiliaria y por curiosidad miré los precios de los departamentos. El más económico era de 750 000 euros.

Tomé por el Boulevard Princesse Charlotte en el distrito de Montecarlo buscando el famoso Casino pero el circuito pasa por el frente y estaba cortado el acceso. Pude ver parte de su clásica fachada estilo Belle Époque. Quien lo desee, puede gastar 1500 euros para reservar un lugar en su terraza y ver la carrera desde allí.

La cola en Niza para abordar los trenes rumbo al Principado el día domingo era de 200 metros. Había fanáticos de todo el globo impacientes por gozar con los cinco sentidos la prueba más tradicional de la máxima categoría.

Ayrton Senna, seis veces ganador aquí dijo "En Mónaco salí de mi cuerpo y entré en otra dimensión… era Dios". Michael Schumacher, con cinco triunfos, opinaba: "Para mi siempre fue la carrera más excitante de toda la temporada". Todo dicho.

Fui al mismo lugar donde estuve el sábado pero la fortuna no me acompañó y pasé al plan B: subir hasta Mónaco-Ville y pagar una consumición mínima de 20 euros en un bar desde donde se veía la salida del túnel y el sector de yates.

El colorido en las gradas, los barcos amarrados en el puerto y las montañas le daban un halo mágico al circuito. El rugido de la largada con la parrilla a pleno acelerando a fondo era similar al de dos jets de pasajeros despegando simultáneamente.

No fue una carrera accidentada como suele ser habitualmente. El podio fue el mismo que la Pole: 1° Alonso, 2° Hamilton y 3° Massa. El asturiano consiguió el triunfo número 150 de McLaren en la categoría.

Comenzó la desconcentración y la ciudad parecía un enjambre. Hacia el atardecer todo se calmó y me quedé a observar la puesta del sol disfrutando la placidez de esta joya de la Riviera.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA