Alfredo y Agustina son padre e hija, se someten a diálisis y sueñan con el trasplante de riñón

Viven en Luzuriaga, Maipú, y las complicaciones de salud llevaron al jefe de familia a vender las maquinarias de su carpintería. Necesitan la ayuda de la comunidad.

Familia de Alfredo. Una de sus hijas y él requieren diálisis.
Familia de Alfredo. Una de sus hijas y él requieren diálisis.

Coincidencias del destino, Alfredo Guzmán Ibacache (38) y Agustina (22), su “hija del corazón”, como suele llamarla, debutaron casi al mismo tiempo con un diagnóstico similar, insuficiencia renal.

Ambos comenzaron, casi en simultáneo, con un tratamiento de diálisis y se esperanzan con un trasplante que les pueda brindar una mejor calidad de vida.

Más allá de las dificultades que la enfermedad les ocasiona en sus organismos, las consecuencias del tratamiento afectan significativamente la dinámica y la economía familiar. Tanto Alfredo como Agustina deben acudir a los respectivos hospitales tres veces a la semana durante varias horas.

Mi vida cambió por completo porque era sostén de hogar y hoy no puedo continuar trabajando con normalidad. Me vi obligado a vender las herramientas y maquinarias del taller y mi fuente laboral se terminó”, dijo a Los Andes Alfredo, que sufrió un Accidente Cerebro Vascular (ACV) seguido de una insuficiencia cardíaca en 2022.

Una afección compartida

En cambio, Agustina, de 22 años, hija de su esposa Cecilia, comenzó de recién nacida con infecciones urinarias reiteradas. Desde muy temprana edad los médicos señalaron que sufría de riñones inmaduros. Tras un control cuando era adolescente, comenzaron las complicaciones y hoy, con valores inadecuados en los análisis, se esperanza en un trasplante.

“Es difícil creer que mi esposo, que no es el padre biológico de mi hija mayor, comparta la misma enfermedad con ella, pero es real”, aclara Cecilia, para agregar que Agustina heredó el diagnóstico de su abuela paterna.

La situación de la chica se fue sobrellevando con tratamientos y controles permanentes en el Hospital Dr. Humberto Notti. A la familia nunca le sobró nada, aunque con el trabajo de Alfredo y su taller en funcionamiento, más allá de la ayuda de su esposa, podían vivir. .

“El problema se agravó cuando, tras el ACV y la insuficiencia renal comencé a demorarme en la entrega de los muebles. Prácticamente no podía agacharme, me mareaba y sentía que no podía cumplir con los clientes, muchos de los cuales me habían abonado. Tuvimos que salir a vender las herramientas para cumplir y nunca más pudimos reponerlas. Con algunos clientes, incluso, aún estoy en deuda”, reconoció Alfredo.

Si bien tiene la esperanza de volver a realizar este trabajo en su local “Valentina Amoblamientos”, admite que por el momento será imposible.

“Pensamos en una rotisería, pero tampoco es fácil encarar un negocio o un emprendimiento en estas condiciones de salud”, reflexiona. Agrega que la ayuda de la familia es incondicional “aunque todos están sufriendo la crisis económica actual”, advierte.

Por una vida normal

Agustina tampoco puede llevar una vida completamente normal. Tiempo atrás sus diálisis permanentes afectaron sus estudios. Hoy también afecta su trabajo en un bar de la zona.

Alfredo y Agustina tienen colocados respectivos catéteres en el cuello. En el caso del padre de familia, la diálisis se realiza en el Hospital Central los lunes, miércoles y viernes. En total, con los traslados incluidos, está fuera de su casa entre las 11 y las 17. Agustina, en tanto, lleva a cabo el tratamiento en Maipú. Ambos transcurren horas eternas sentados en un sillón para lograr la función principal de la diálisis, es decir, de “limpiar” la sangre de las toxinas generadas, el exceso de agua y electrolitos, como el sodio y potasio, que se produce por un defecto en su eliminación por el riñón.

“Es muchísimo tiempo, pero, a la vez, entiendo que es la única opción para continuar viviendo. No es fácil porque no puedo generar un ingreso y en casa somos cuatro, ya que también tenemos otra hija, Maia, de 12 años”, indicó el hombre.

Reflexionó: “Quiero salir adelante, progresar, trabajar y es duro admitir que la salud me lo está impidiendo”.

Cecilia agradeció “infinitamente” el apoyo que les brindan, por ahora, los familiares. “Pero nada alcanza y hemos perdido relación con su papá biológico, no tenemos ayuda. Estoy buscando un trabajo, tengo 41 años y lo necesito imperiosamente, aunque también entiendo que es un momento muy difícil”.

Alfredo repasa su historia y recuerda sus primeros malestares en la salud mientras asegura que dejó pasar consultas médicas, y por ende, tratamientos en el momento indicado, justamente para no desatender su trabajo.

“No podía dejar de trabajar y de generar, aunque al final, sucedió lo que era previsible, un diagnóstico que complicó muchísimo las cosas”, manifestó.

A raíz de la enfermedad que comparten, Alfredo y Agustina requieren una alimentación especial, perfectamente adaptada a su condición, basada en frutas, verduras, proteínas. “Es una dieta muy rigurosa de la cual no hay que salirse nunca y todo esto implica dinero”, aclaró Cecilia.

Su esposo dijo que aguarda la pensión por discapacidad, trámite que ya inició, aunque el trámite en el Anses, tal como se lo anticiparon, demorará alrededor de un año más.

“Mientras tanto, tenemos que salir adelante como sea y es así como pedimos ayuda a la comunidad al menos hasta que nuestra situación de salud se estabilice, podamos ser intervenidos y volver a trabajar, volver a nuestra vida normal”, indicó Alfredo, para dejar su cuenta de Mercado Pago destinada a quienes puedan dar una mano.

Concluye: “Mi sueño siempre fue crecer con la carpintería, poder recuperarme para sacar mi familia adelante y lograr un espacio propio donde trabajar tranquilo”.

Cómo ayudar

Victor Alfredo Guzman Ibacache / CVU: 0000003100095781211752 / Alias: valen86.mp / CUIT/CUIL: 23321230873 (Mercado Pago).

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