Daniel Encinas, de la contabilidad y los números, al amor por el teatro

Conocido por su unipersonal “De profesión contador”, el actor y docente teatral mendocino pateó el tablero en cuarto año de Ciencias Económicas, al descubrir su pasión por las tablas de la mano del querido maestro Ernesto “Flaco” Suarez.

El actor mendocino Daniel Encinas trabaja con algunas obras de teatro, dando clases y dictando talleres.
Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
El actor mendocino Daniel Encinas trabaja con algunas obras de teatro, dando clases y dictando talleres. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

A sus 50 años, Daniel Encinas, reconoce que dedicarse a la actuación fue una suerte de “accidente”. Procedente de una familia tradicional de profesionales, no conocía ninguna de las facetas del arte, pero sentía que algo le faltaba desde chico y tenía el anhelo de la búsqueda. Su infancia transcurrió en clubes como Regatas, donde -entre diversos deportes- buscaba “eso” que le faltaba, sin saber bien qué.

“Siempre fui súper tímido, y cuando me recibí de Perito Mercantil en el Colegio Martín Zapata, acaté el mandato ‘serás lo que debas ser, si no, serás contador’, y comencé mis estudios de Ciencias Económicas. Ya bastante avanzado en la carrera, y con crisis que empezaban a surgir, apareció un día el Flaco Suárez proponiendo un taller de teatro en la Facultd. Me animé a probar. Encontrarme con semejante personalidad me contagió y me picó el bichito del teatro, como él dice”, cuenta Daniel.

Sin embargo, la transición entre dos mundos tan distintos no fue fácil. “Al principio pensaba tomarlo un hobby, mientras terminaba la carrera, pero una cosa llevó a la otra y me encontré yendo por las noches a la Escuela Popular de Teatro de Mariú Carrera, que funcionaba en Guaymallén. Se me abrió todo un mundo nuevo, donde me sentía muy bien. Me costaba muchísimo seguir estudiando, hasta llegar al punto que no pude entrar más a la Facultad y tuve que tener una charla con mi mamá… Al principio no lo tomó bien y se preocupó mucho por mi futuro, pero hoy me apoya al 100%”, recuerda, entre risas, Daniel.

En los árboles de la Plaza Italia el actor aprovecha para jugar y “entrenar”.
En los árboles de la Plaza Italia el actor aprovecha para jugar y “entrenar”.

Cualquier parecido con la realidad…

Desde hace seis años, Daniel presenta en los escenarios su unipersonal “De profesión contador”, que comenzó en una Vendimia Clown como un monólogo de solo cinco minutos.

“A partir de ese momento empecé a escribir mis guiones y el personaje saltó del papel al mundo real. Interpreto a un Contador y Perito Partidor agotado de la rutina, que un día se inscribe en un taller de teatro que lo lleva a mirar la vida con otros ojos. “Es una especie de caricatura de lo que podría haber sido mi vida. Me basé en los profesores que tuve en la Facu, esa formalidad, esa seriedad, y como sería un señor tan estructurado en un taller de teatro”, explica Encinas.

“A la obra la van a ver muchos contadores, y lo publicitan de boca en boca, se ríen mucho y al finalizar la función, que hago mucho en bares o restaurantes, me acerco y converso con ellos. Es mi momento de escuchar. Incluso firman un libro de actas donde vuelcan sus opiniones y yo me nutro de eso para el espectáculo”, agrega.

Recordando una experiencia muy especial, cuenta que un día se encontró con un joven que le contó que, a partir de la obra, reflexionó sobre su vida y esto lo llevó a dejar su trabajo en una bodega porque no le dejaba suficiente tiempo para estar con su hijo, y a cambiarlo por otro.

“Mi idea es despertar en la gente, más allá de la profesión que haya elegido para su vida, las ganas de indagar, de ser curioso, porque siempre hay algo más”, comenta Daniel.

Daniel también se dedica a dictar talleres de teatro para principiantes.
Daniel también se dedica a dictar talleres de teatro para principiantes.

Actor “todo terreno”

La pandemia no fue ajena al mundo actoral, todo lo contrario, lo golpeó de lleno el año pasado y todavía está buscando recuperarse. En este sentido, Daniel reconoce que la situación lo llevó a buscar nuevos lugares, fuera de los teatros, e incursionar en espacios como bares o lugares más abiertos para desarrollar su arte.

“En un contexto laboral complicado que nos lleva a generar otras maneras de trabajar, estoy con una propuesta muy linda de llevar el teatro a casa, me presento ante un grupo familiar o de amigos, en una puesta más íntima y personal”, señala.

Lo mismo se replica en el campo de la docencia, donde el actor dicta pequeños talleres de teatro. Encinas explica: “Siento que mi misión es acercar el teatro a gente como yo, que no tuvo acceso y está en la búsqueda. Así se dio este formato de pequeños talleres, trabajando solo con otra persona”.

Por último, y en esta temporada de invierno clásica de los espectáculos infantiles, reflexiona que “hacer teatro para chicos es una gran responsabilidad. Suárez, mi maestro, dice que además del niño hay que pensar en el adulto que acompaña. Es un género muy importante, muchas veces subestimado. Es común escuchar que se gana oficio haciendo teatro infantil, pero para mí es todo lo contrario, debería ser el último escalón. Por suerte ha cambiado mucho esa concepción de antes, de que venía cualquier obra de Buenos Aires e iban todos a verla; ahora el mendocino es mucho más crítico y ejerce su capacidad de elección acerca de lo que ve y apoya en el teatro”, finaliza.

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