En Argentina se desperdician 16 millones de toneladas de alimentos por año pero hay quienes no tienen qué comer

Es el equivalente a 12,5% del total que produce el país. Cada argentino tira aproximadamente 38 kilos de alimentos por año mientras que, sólo en Mendoza, hay 89.627 personas que no pueden cubrir la canasta básica de alimentos

María del Carmen Torres es madre soltera y vive en una precaria vivienda en el barrio Flores junto a sus cinco hijos pequeños.
María del Carmen Torres es madre soltera y vive en una precaria vivienda en el barrio Flores junto a sus cinco hijos pequeños.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Argentina se pierde o desperdicia el equivale al 12.5 % de todos los alimentos que se producen en el país en un año. Lo que se tira son 16 millones de toneladas de alimentos en ese período, lo que representa aproximadamente 362 kg. per cápita.

El tema golpea si se tiene en cuenta que en América Latina hay una gran parte de la población que no tiene acceso a una alimentación saludable y la pandemia de Covid-19 podría sumar unos 132 millones de personas a esta situación.

Además, la pérdida y el desperdicio generan 220 millones de toneladas de alimentos que se tiran a la basura por diferentes razones. En el país una persona desperdicia aproximadamente 38 kilos de alimento por año

Se trata de una gran paradoja si se consideran los crudos números de la pobreza registrados recientemente. Según datos del Indec, en el primer semestre de 2020, el 41,5% de los habitantes del Gran Mendoza se encontró por debajo de la línea de pobreza, lo que implica que 425.034 personas no alcanzaron a satisfacer sus necesidades básicas.

En el país esta proporción fue de 40.9%.

La pobreza pega más crudamente en los niños y adolescentes: 56,3% de las personas de 0 a 14 años son pobres.

Más crudo y vinculado al derroche de alimentos es referir que en el Gran Mendoza 89.627 personas no pueden cubrir la canasta básica de alimentos, esto es 8,8% de la población.

“La pérdida de alimentos es la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos a lo largo de la cadena de suministro, desde la cosecha hasta el nivel minorista, pero sin incluirlo. El desperdicio de alimentos se produce en las etapas de distribución y el consumo y es la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios alimentarios y consumidores”, explica un informe. Este se desprende de lo expresado durante la jornada online “Alimentos, nuevos escenarios”, organizada por Tecno Fidta Conecta y Red Alimentaria", de la que participó la entidad.

La disertante de Tecno Fidta Conecta y Red Alimentaria, Sara Granados, Asesora regional FAO América Latina y el Caribe, sostuvo: “cuando se previenen las pérdidas de desperdicios de alimentos se generan beneficios para la sociedad, en términos de seguridad alimentaria y de reducción de uso improductivo de los recursos, mayor productividad y más prosperidad basándose en el concepto de economía circular. Además de mitigar el impacto del cambio climático”.

Batalla

En contraposición a esto, no puede dejar de mencionarse la invaluable labor que realiza la red AlimenDar Mendoza, una iniciativa solidaria y voluntaria que trabaja para reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos.

Hasta setiembre habían logrado rescatar 351.807 kilos de alimentos de la industria alimentaria y así evitaron que terminen en la basura.

Además, recolectaron 10.200 kilos de alimentos a través de campañas solidarias que fueron donados posteriormente. A esto se sumaron 1.071 rescates realizados por más de 50 voluntarios.

Medidas para evitarlo

¿Qué pueden hacer los consumidores para evitar esta situación?

Planificar. Evitar comprar de más haciendo la lista del supermercado y almacén en función de las necesidades.

Mantener el orden. Tanto en la alacena como en la heladera es ideal mantener la rotación y poner adelante los productos que vencen antes.

Elegir frutas y verduras irregulares. Conservan perfectamente sus nutrientes y cualidades.

Cocinar lo justo. Calcular en relación a la cantidad de comensales.

Reutilizar las sobras. Pueden usarse en una nueva comida o guardarse en el freezer para otro momento.

Compostar. Convertí los restos de frutas y verduras crudas, yerba y cáscaras de huevo en abono natural para las plantas.

Concientizar. Conversar acerca del tema. Invitar a otros y otras a cocinar y consumir

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