En primera persona: historias de mendocinos que vuelven a las aulas tras dos años de pandemia

Después de dos ciclos lectivos turbulentos para los estudiantes de todos los niveles, a partir de mañana se retoma la normalidad tan esperada. La mirada de tres jóvenes que viven realidades muy distintas.

Nazarena Fuentes debutó en la secundaria en plena pandemia y recién ahora retomará la anhelada presencialidad en el Liceo Agrícola. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Nazarena Fuentes debutó en la secundaria en plena pandemia y recién ahora retomará la anhelada presencialidad en el Liceo Agrícola. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Emociones encontradas, angustia, soledad, ansiedad fueron algunas de las sensaciones que padeció la que fue, sin dudas, una de las franjas etarias que más sufrió la cuarentena: los adolescentes.

Sin embargo, ese tiempo raro y confuso que llevó a las más variadas consecuencias, llega mañana a su fin, cuando regrese la normalidad en las escuelas secundarias. Será, por supuesto, con todas las medidas sanitarias del caso.

¿Con qué expectativas inician el ciclo lectivo los adolescentes? ¿Cómo sobrellevaron la pandemia que cambió al mundo? ¿Qué fue lo que más añoraron de la vida normal? Estos y otros interrogantes fueron respondidos, en un diálogo abierto, por tres mendocinos que concurren a colegios públicos y privados de distintos departamentos.

Días atrás, José Thomas, titular de la Dirección General de Escuelas (DGE), explicó que el calendario escolar 2022 tiende a cumplir con 190 días de clases tras dos años educativos “muy difíciles debido a la pandemia”.

El funcionario explicó que se continúa trabajando con el Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes para garantizar a las escuelas como lugares confiables en cuanto a seguridad sanitaria.

Como se sabe, el gobernador Rodolfo Suárez priorizó la presencialidad, que logró en 2021 una mayor diferencia en cuanto a la calidad educativa en Mendoza. Este año, por excepción, las secundarias tendrán una semana más para recuperar alumnos, por lo que hasta el viernes próximo convivirán ambas actividades.

En cuanto a la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), el periodo de recuperación se inició el 16 y concluye el viernes próximo (25), aunque dos días antes, es decir este miércoles, se fijó como fecha de inicio de los primeros años completos y trayectorias debilitadas de todos los años.

Santina Ruiz sueña con el mundo de las finanzas: “El encierro me dio otra perspectiva del mundo”

Santina Ruiz Aise vive en el barri privado Dalvian. Mañana iniciará el último año de la secundaria en el colegio San José de los Hermanos Maristas y asegura, convencida, que 2022 llegó repleto de proyectos y gran crecimiento personal.

Recién llegada de sus vacaciones en Uruguay, advierte que sus expectativas escolares pasan por finalizar este ciclo para luego volcarse de lleno a una pasión que descubrió hace poco y que tiene que ver con el márketing y las inversiones en la bolsa.

“Quiero terminar pronto y meterme de lleno con lo que me hace feliz, ser inversionista y ejercer el márketing, dos profesiones que serán tendencia en el futuro”, comenta en diálogo con Los Andes.

Santina Ruiz Aise iniciará el último año de la secundaria en el colegio Maristas y asegura que 2022 llegó repleto de proyectos y de crecimiento. Foto: gentileza
Santina Ruiz Aise iniciará el último año de la secundaria en el colegio Maristas y asegura que 2022 llegó repleto de proyectos y de crecimiento. Foto: gentileza

Hija de la reconocida artista plástica Florencia Aise, agrega que la cuarentena la afectó “sólo en un principio”, cuando sintió que el encierro la agobiaba.

“Pero después lo capitalicé y me enseñó muchas cosas, sobre todo me dio otra perspectiva respecto del mundo y de mí misma. Empecé a valorar el tiempo a solas, que antes no lo hacía y eso me dio bienestar. En definitiva, siento que disfruto más de las cosas”, reflexiona la muchacha.

Santina cuenta que se dedica a lo que se le denomina trading, asociada a una academia americana donde le enseñan un amplio abanico, todo relacionado al rubro.

“Además aprendo crecimiento personal y educación financiera. Es lo que me gusta, así que mi idea es finalizar la secundaria e ir hacia ese rumbo”, puntualiza.

Y concluye: “Estoy segura de que será un tremendo año con mucho por aprender y, sobre todo, crecer”.

Esteban vende escobas para ganarse la vida: “Fue un tiempo difícil, casi sin trabajo y con un solo teléfono para todos”

Esteban Brizuela tiene 15 años, vive en calle Malvinas Argentinas al 3000 del barrio Cantú Caroglio, Guaymallén, y además de ser un excelente alumno de la secundaria, se gana la vida vendiendo escobas que fabrica junto a su abuelo.

La pandemia de Covid-19 se inició justo cuando comenzaba la secundaria en la escuela 4-092 General Las Heras, por eso recién ahora siente que transcurrirá un año “normal”. El encierro fue “durísimo” por varios motivos, en especial por la falta de recursos de todo tipo y -ni hablar- tecnológicos.

Esteban y su hermano menor, Joel, viven con sus abuelos, Mónica y Ricardo, y con un tío. “Sé que estudiar es la única opción y quiero ser empresario, empezar con algo chico y crecer. Mientras tanto me encanta fabricar escobas, algo que hice siempre”, cuenta convencido.

Los últimos días no fueron fáciles para este inquieto estudiante: cuidó a su abuelo operado en el hospital y, mientras su abuela trabajaba en casas de familia, se ocupó de la casa y de la comida.

Además de ser un excelente alumno de secundaria, Esteban Brizuela vende las escobas que fabrica con su abuelo. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Además de ser un excelente alumno de secundaria, Esteban Brizuela vende las escobas que fabrica con su abuelo. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

“¿Qué espero? Que se termine el Covid y que todo sea más normal. No la pasé bien durante la cuarentena. Quiero volver con mis amigos y tener un ritmo normal. La venta de escobas también se frenó y fue duro para mis abuelos”, detalla.

Ricardo y su nieto Esteban suelen transcurrir horas junto a la vieja máquina a pedal que los ayuda a confeccionar lampazos y escobas de todos los tamaños. La máquina los acompaña en las crudas heladas y en los tórridos veranos. El oficio es mal pago y la materia prima costosa, de manera que la ganancia suele ser escasa.

“Cuando no hay dinero enseguida se ofrece para salir con las escobas al hombro apenas sale de la escuela”, cuenta Mónica, la abuela de Esteban.

En buenas épocas han llegado a confeccionar hasta 100 escobas en 12 horas. Pero más tarde llegó la cuarentena y terminó de hundir la actividad. Mónica debió salir a trabajar en casas de familia y, si bien siguieron fabricando, las ventas se concretaban a cuentagotas.

Por eso Esteban, que con 15 años trabaja y cuida a su hermano, maduró de golpe. Tanto, como para aventurar un futuro mucho mejor, siempre ligado al estudio y al sueño de ser empresario.

Nazarena Fuentes inició la secundaria en pandemia: “Me sentía alejada de todos mis compañeros”

Nazarena Fuentes Planinsek es de Godoy Cruz y debutó en la secundaria en plena pandemia, por eso recién ahora retomará la anhelada presencialidad en el Liceo Agrícola y Enológico, dependiente de la UNCuyo.

“Lo que más deseo es tener clases presenciales durante todo el año y compartir momentos con mis compañeros, hacer salidas con los profesores, prácticas de laboratorio y de cocina”, se esperanza.

“En casa pensé que no me había afectado tanto porque tratábamos de sostener la rutina y mantener horarios de estudio, pero cuando regresó la semi-presencialidad me di cuenta de que me molestaban los ruidos, me dolían los oídos, me mareaba y me sentía alejada de mis compañeros”, se sincera.

Fue más tarde, cuando volvió a reunirse con su grupo de pertenencia, cuando sintió felicidad y percibió todo lo que había extrañado.

“En casa no aprendí tanto como en la escuela y creo que eso fue común a todos”, cuenta.

Este verano, “Naza” hizo vida normal: fue al club de la UNCuyo con sus amigas y fue a cumpleaños de 15, uno tras otro. Se juntó en parques y espacios verdes y dibujó muchísimo. En definitiva, siente que retomó su vida.

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