Posiciones sexuales más allá del Kamasutra: cuáles son las que provocan mayor placer y cómo practicarlas

Algunas personas intentan emular posiciones que vieron en videos estilo Pornhub, sin advertir que no resultan verdaderamente satisfactorias, por muy bien que se vean en pantalla

Si se conoce la mecánica del cuerpo y los puntos de placer, las parejas puede experimentar algunas posiciones que son sencillas y que permiten mayor disfrute.
Si se conoce la mecánica del cuerpo y los puntos de placer, las parejas puede experimentar algunas posiciones que son sencillas y que permiten mayor disfrute.

Cuando planteamos hablar de sexo, pensamos que los grandes temas tienen que ver con lo “prohibido”, o lo que es tabú. Sin embargo, una breve encuesta arrojó que las dudas más frecuentes se ciernen sobre temas simples, y tal vez por eso, menos explotados: la idea de preguntar o sacar a la luz una temática que se supone corriente, puede dejar en evidencia el propio desconocimiento o corto alcance en la materia.

Así, llegamos al tema que nos ocupa hoy: las posiciones sexuales y los niveles de satisfacción que produce cada una. Para ello recurrimos al doctor Miguel Palmieri, médico sexólogo, quien con una mirada más amplia, nos brinda un panorama realista y menos automatizado -como es frecuente en pornografia-, acercándonos al disfrute erotizante desde el inicio de la relación.

“A veces las personas se obsesionan con algunas cuestiones como los tríos o intercambio de parejas, cuando la sexualidad va por cosas más básicas. Quiere hablar de sexo tántrico y el 90% de apenas si pueden con las posiciones” tradicionales, según analiza el doctor.

El comienzo

Para Palmieri, el sexo no empieza en el momento del coito sino mucho antes, con el flechazo entre dos personas que hace que cada uno quiera comenzar a interactuar con el otro. “Son como dos vehículos que van acercándose, entonces solo hay que dejar que transcurra el tiempo. Y desde que se produce la conexión hasta la primera relación hay un montón de posiciones: la primera es la del cortejo, que suplementa a la de la química. No siempre la química es directa -desde la primera mirada-, ese es un aspecto. Pero en general, cuando eso no sucede, le agregás un poquito de alcohol, bailás, el ambiente, son aspectos que van acercando posiciones” explica.

Desde esta perspectiva, cada movimiento, mirada y sonrisa va acercando a lo que finalmente será un encuentro sexual pleno y satisfactorio para ambos. De lo contrario, muy probablemente solo haya una relación mecánica y sin conexión. “La primera posición es una posición sin siquiera tocarte, sino de acercamiento, porque hay algo que me atrae. Esa atracción puede ser física directa -como en el caso de los hombres que son más visuales- o indirecta -en las mujeres, la simpatía, la forma de hablar, del hombre- que se van sumando”.

Una vez hecho el contacto, se requiere la confirmación por parte de ambos, de querer seguir adelante. Es cuando se plantea “la segunda posición es para confirmar, o no, eso que sentí. Porque me pudo parecer interesante que haya habido química inicial y después nos ponemos a hablar o salimos y algo de lo que es la ‘posición comunicacional del cortejo’ se corta”, indica Palmieri.

Piel contra piel

En caso de continuar, el siguiente paso es el contacto físico mediante besos y abrazos, en donde de alguna manera se vuelve a producir una confirmación de la atracción mutua “es lo que antes llamábamos ‘previa’. Aquí ya hay recorrido un largo camino condicionado a lo que le gusta a cada uno y que se llama ‘el mapa del amor’. Todas estas posiciones previas son las que van a determinar que las posiciones coitales sean las que den más o menos placer”, explica el médico.

De esta manera se dan una serie de posiciones que no tienen que ver con la penetración pero que son parte del juego sexual que irá armando un primer encuentro exitoso y, tal vez, una relación duradera.

Juegos sexuales

“El común de la gente considera que el plato principal es el acto coital, la penetración, pero para mí es todo lo anterior. En el kamasutra tenés más de 100 posiciones, pero hay toda una filosofía detrás”, aclara, explicando que la genitalidad pura puede provocar desahogo, pero de ninguna manera será algo plenamente satisfactorio.

“La gente se obsesiona en determinadas posiciones pensando que haciéndolas van a lograr el placer. Pero necesariamente involucra pene, vulva y vagina. Son solo tres puntos de contacto del cuerpo, cuando en realidad el punto de contacto erótico puede ser la mirada, la boca, las manos. Eso complementa a los órganos de contacto”.

Cuando hay menos romanticismo

En este sentido el médico es bastante crítico respecto a la actitud masculina que busca muchas veces, solo satisfacer sus necesidades pensando, equivocadamente, que es igualmente placentero y suficientemente estimulante para la mujer. “El hombre mientras tenga algo que penetrar fuerte, duro y con realimentación de la mujer, no le interesan mucho más las posiciones. El hombre saca esto de la pornografía, desconectándose de lo que la mujer quiere o necesita. Entonces piensa que si le pega fuerte o la penetra fuerte y después le pide sexo anal y la aprieta, a ella le gusta aunque le duela, porque hay un montón de pornografía que muestra eso”, dejando como consecuencia, la sensación en la mujer de no ser normal o no ser suficiente para su pareja porque no disfruta ese tipo de sexo.

Las posiciones tradicionales

Entre las más frecuentes, Palmieri menciona la del Misionero, en la que la mujer queda acostada con su compañero encima. “Es una posición donde quien lleva el ritmo es el hombre a través de la pelvis. La mujer puede moverse pero tiene escaso nivel de movimiento que hace que ella pueda frotar el clítoris y que en esa posición pueda llegar a tener cierta excitación adicional. Sin embargo es la peor posición para la mujer, porque él lleva una carrera desenfrenada -no recomendada para eyaculadores precoces-, mantienen el control y la velocidad, a costa de que ella no pueda moverse y termina siendo aburrido para la mujer”.

Esta posición tiene algunas variaciones, que pueden encontrarse con distintos nombres, y que son con las piernas abiertas en tijera o las piernas elevadas hasta ponerlas sobre los hombros de su pareja. “En pelvis pequeñas, con vaginas cortas, la penetración lejos de ser placentera, golpea contra el fondo del saco posterior de la mujer. Entonces él se está divirtiendo porque cree que así la está haciendo gozar y porque tiene una sensación de penetración total, pero para la mujer termina siendo dolorosa o por lo menos, incómoda”.

Posición del perrito

Esta también tiene variantes con diversos nombres. Es una de las preferidas de la platea masculina ya que la forma de los glúteos de la mujer quedan absolutamente expuestos y redondeados, haciéndolos mucho más atractivos. “La mujer no tiene ese estímulo visual y lo único que tiene es el estímulo auditivo de lo que él le puede estar diciendo. Si ella agrega movimiento y estimulación clitoriana o algún juguete, se vuelve un poco más satisfactorio”, agrega el sexólogo.

Tijera

“Son posiciones laterales que pueden llegar a facilitar la penetración en penes cortos, facilitan la cercanía pero tienen el inconveniente de que si es en tijera invertida -la cabeza del hombre para un lado y la de la mujer para el otro- tiene dificultades”.

Las variantes para esta posición son la cucharita tradicional, o la frontal “Si es cucharita posterior ella está más lateral, no siente tanta presión, siente caricias en la espalda y suele ser bastante excitante ambos. El inconveniente es que cuando el pene es corto y el glúteo de la mujer es grande, no alcanza a llegar”. De todos modos nada se pierde con intentar, ya que la espalda femenina suele ser una zona muy erógena y sin embargo, muy poco explorada por los hombres.

Arriba la mujer

Según el especialista, esta es la ideal para ella, porque le da la posibilidad de moverse a gusto. Además, si el hombre está acostado puede ver el torso desnudo, lo que también resulta muy estimulante para él.

“La dejé para el final porque para mí es la que facilita que la mujer disfrute más y él puede dejar de dar y puede recibir. Es la que los sexólogos indicamos para las disfunciones erectivas o para la eyaculación precoz. La mujer puede hacer movimiento tipo hombre, de entrada y salida o el movimiento circular, que resulta altamente estimulante porque el pene va hacia la cara anterior de la vulva, pero además le deja abierta a la mujer la posibilidad de que ella se pueda estimular”.

Un aspecto que Palmieri considera fundamental además de la previa, es el momento posterior al coito “porque la posición del después es la que predispone para la próxima relación y la que estimula el circuito de recompensa. La posición del después no es el cigarrillo o cada uno haciendo lo suyo sino cómo nos seguimos conectando”.

Saliendo de lo tradicional, hay una serie de posiciones que vale la pena experimentar, no solo porque al ser originales resultan divertidas y ayudan a darle un toque distinto al encuentro de la pareja, sino porque pueden llegar a provocar sensaciones desconocidas y muy placenteras.

El maquinista

La mujer debe permanecer recostada sobre su lado derecho y levantar la pierna izquierda para ponerla al costado derecho del hombre, que está de frente a ella. Esta posición ayuda a que la penetración sea más profunda; además sacará su lado romántico, pues hay mucho contacto visual

La plancha

Consiste en la mujer recostada boca abajo con las piernas rectas y ligeramente abiertas. El hombre se coloca de rodillas entre las piernas de ella, se inclina hacia el frente para que los cuerpos estén lo más pegados que se pueda y en esta postura se da la penetración. Con esta posición permitirá que ambos se sientan cómodos y el miembro de su pareja parecerá aún más largo. Por otro lado, esta posición combinada con una buena respiración lo ayudará a durar más tiempo.

Bailarina de ballet

Sobre un pie y cara a cara, la mujer debe enredar la otra pierna alrededor de la cintura de su amante mientras él le ayuda a mantener el equilibrio. Si la mujer es flexible, puede intentar levantar la pierna hasta su hombro para lograr una penetración muchísimo más profunda.

La carretilla

Sin dudas, original: ella deberá sostener su cuerpo con los brazos extendidos contra la cama. Él deberá levantarla desde la pelvis mientras ella se sostiene con las piernas de su cintura.

Además de ser un entrenamiento fabuloso, este movimiento permite una penetración profunda y una gran vista.

El sometido

El hombre se acuesta boca arriba y la mujer se sienta sobre él dándole la espalda. Además, para tener contacto visual, la mujer debe girar su rostro y asomar la mirada por encima del hombro, algo que les resulta muy sexy.

La cortesana

En esta postura, la mujer se sienta sobre una silla o al borde de la cama y el hombre se arrodilla frente a ella. Es original y satisfactoria para ambos.

El dragón

Ella debe recostarse boca abajo sobre una almohada a la altura del pubis. Debe levantar los glúteos y arquear el cuerpo para que pueda disfrutar de una penetración más profunda.

El hombre debe ponerse sobre la espalda de ella, sujetando sus manos que pueden estar por encima de la cabeza.

La escalera

Hay que colocarse de pie sobre una escalera simulando el movimiento de subir un escalón (una pierna arriba y otra abajo), procurando estar al borde de la escalera para que ella pueda acercarse, colocarse de pie frente al pene y comenzar la penetración.

La excavadora

Es una variante de la cucharita, pero en lugar de estar de costado, el hombre se acuesta sobre su espalda y la mujer queda acostada a lo largo del hombre, también de espaldas, de modo que ambos queden mirando hacia el techo. Una vez en esta posición la mujer flexiona las piernas y apoya los pies sobre la cama, para poder comenzar con el movimiento o dejarle espacio a él para que se mueva.

Para los amantes del gimnasio, también hay algunas alternativas con elementos que, si te gusta el entrenamiento y tenés un mini gym, pueden ser ideales.

El fitball

El fitball es esa bola grande que suele usarse en los ejercicios de yoga o pilates. En este caso la mujer debe apoyar su estómago sobre la pelota e ir bajando un poco hasta que sus manos se apoyen en el suelo y su cabeza se encuentre inclinada.

Cuando esté así, él debe colocarse detrás, en una posición de pie, y sentarse sobre la pelota a horcajadas. En este caso el hombre marca el ritmo y la bola ayuda con algunos movimientos inesperados.

Una variación es con la mujer recostada sobre la pelota, colocando las piernas sobre los hombros de él y dejando caer la cabeza hacia atrás, con los brazos flácidos en el suelo. mientras él se coloca de rodillas frente a ella. El hombre es el que está a cargo de mantenerla estable para que la pelota no la haga rodar. Se trata de una sesión de ingravidez que sin duda disfrutará como nunca.

La barra

Ideal para los que disfrutan haciendo dominadas (flexiones de brazos) en el gimnasio.

Él tiene que colgarse de la barra mientras ella hace lo mismo lo envuelve a él con las piernas, alrededor de sus caderas. La mujer se puede balancear hacia adelante y atrás mientras el hombre utiliza su fuerza para sostenerla.

Sin embargo, hay que tener mucha resistencia, así que solo es buena idea un “rapidito”.

La cinta de correr

Con la cinta apagada, ella debe sentarse colocando una pierna sobre cada apoyabrazos para que su pelvis quede suspendida en el aire. Él, por su parte, debe deslizarse poco a poco hacia ella, y para ayudarle a mantener el equilibrio puede tomarla por los glúteos, acercándola mientras empuja.

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