Se ha vendido casi la mitad de útiles escolares que en 2023

El balance indica una caída de entre el 40 y 50% durante los tres primeros meses del año. Las ventas actuales se mantienen en un 10% de lo que se vendió en marzo.

Venta de útiles escolares sufrió este año una caída estrepitosa. / Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Venta de útiles escolares sufrió este año una caída estrepitosa. / Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Enmendar mochilas, reciclar cartucheras y llenarlas con lo justo y necesario. Casi nada de primeras marcas y mucho más de hojas finitas. En los últimos meses, esa fue la tendencia en el consumo a la hora de preparar a los pequeños en su vuelta al cole.

Es que el rubro de útiles escolares y papelería en Mendoza también fue espejo de la crisis y sufre, este año, una caída estrepitosa en las ventas, justo en los meses de “gloria”, como es el inicio del ciclo escolar.

Así lo afirma Gustavo Fernández, presidente de la Cámara de Librerías y Jugueterías de Mendoza, quien señaló a este diario que las ventas cayeron entre el 40 % y el 50 % durante los primeros tres meses del año, con respecto al mismo período del 2023.

Las causas son múltiples, pero principalmente la fuerte baja en el consumo registrada en el sector responde a dos grandes causas, según Fernández: por un lado, la incertidumbre que hubo en los meses previos a la asunción del nuevo gobierno nacional, la cual generó una fuerte especulación empresarial en torno a los precios. Y, por otro lado, los salarios “desinflados” del trabajador medio, que empujó a comprar lo justo y extremadamente necesario.

“El 30 % del precio que se impuso en los productos te diría que respondió a la especulación de las fábricas. Entonces ahora no tenés una referencia de precios. Porque algunas librerías han subido un 15 % los productos este mes y otro los vienen bajando el 15 %. Sí, la proyección es que los precios se mantengan desde ahora”, agregó el presidente de la Cámara de Librerías, entidad que nuclea a 120 comercios entre los más de 3.000 que hay en todo el territorio mendocino.

Una Navidad con más útiles que juguetes

Uno de los fenómenos en el consumo que se dio fue el de “stockearse” con útiles escolares varios meses antes de lo habitual. Es decir, a fines del año pasado, muchas escuelas difundieron la lista de materiales para el año entrante y las familias adelantaron la compra entre noviembre y diciembre, cuando más subieron los precios, pero con el aguinaldo en mano o la proyección que lo venía sería aún peor.

Ese “boom” de ventas se notó más entre las librerías y papelerías mayoristas. De hecho, para Edgardo Brusadín, dueño de la librería y papelería La Esquina, de Godoy Cruz, las ventas no subieron tanto en su negocio a fin de año, ya que su local es minorista y atiende la demanda más puntual e inmediata.

Según el presidente de la Cámara de Librerías y Jugueterías de Mendoza, el pico de consumo aumentó porque la gente quería anticiparse y “ganarle” a la inflación en los meses venideros, sobre todo, con las compras “grandes”.

“Fue inusual el pico de ventas en noviembre o diciembre –señaló Fernández–. Pero tampoco es que se trabajó con más personal o se agregaron horas extras. La gente compró lo justo y necesario.

En esa misma línea, Sebastián Tobar, dueño de la librería Bombal, una de las pocas distribuidoras de la provincia, aseguró que las ventas se adelantaron dos meses: “Fue una temporada atípica”.

Según Tobar, se vendió mucho en noviembre y diciembre, cuando más se dispararon los precios. Incluso se reemplazaron los juguetes por útiles escolares y se aprovecharon algunas promociones con tarjeta, que ahora no hay.

“Ya sea el año pasado como este primer trimestre, la gente ha optado más por los precios y no por los productos. Se vendieron muy pocas mochilas, menos cartucheras y se gastó en papelería y librería de segundas marcas o aquellas primeras marcas más baratas”, describió el comerciante.

En materia de consumo, también Brusadín, de la librería godoycruceña aseguró que tuvo que adecuarse al apretado bolsillo de sus clientes: “Tenemos variedad, pero hemos tenido que pedir a los proveedores marcas más económicas. Se venden cuadernos de hojas más finitas, por ejemplo. Se vende menos productos y de marcas más baratas que el año pasado”, afirmó el minorista.

Desde el sector aseguran que, además de la especulación, también influyó la variación del dólar entre fines del año pasado y el actual. En ese entonces, un dólar estaba por encima de los $ 1.200, lo cual también generó un encarecimiento de los productos importados. El problema fue otra vez que muchos consumidores volvieron a perder con la suba de los precios hace cuatro meses.

Hoy, de hecho, hay librerías que mantienen los mismos precios que se exhibían en la vidriera durante noviembre y diciembre últimos, con excepción de algunos productos específicos como el papel, que viene sufriendo aumentos mes a mes, aunque más leves que a finales del 2023.

“Hoy en mi negocio tengo la misma mochila de 80 mil pesos y no he subido el precio. Sigue con el mismo de hace casi 6 meses”, dijo el propio Fernández, dueño de una librería mayorista Colores, en Guaymallén.

Sin duda, las mochilas sufrieron una merma en las ventas debido a sus altos costos y a la competencia que hoy representa Chile, en donde ofrecen el mismo producto por la mitad de precio.

En tanto, las proyecciones en materia de venta son austeras para el sector. Mientras Fernández se esperanza con que los anuncios de estabilización de la economía se concreten en el segundo semestre, asegura que en lo que va de abril, las librerías solo están vendiendo el 10% de lo vendido en febrero y marzo, que ya fue muy flojo. “Habrá que esperar e ir haciendo promociones, según la realidad de cada negocio”, concluyó.

La impresión de textos escolares, otro rebusque para “ahorrar”

Según indica la Cámara de Librerías y Papelerías de Mendoza, otro de los cambios en el consumo en el rubro es la de los textos escolares impresos o fotocopiados como reemplazo a la compra directa en las librerías de texto o en las editoriales.

Antes, la impresión de los textos escolares era considerado un sacrilegio o un ajuste solo por parte de las familias más vulnerables económicamente. Hoy, muchas librerías y papelerías expandieron su negocio con una impresora para poder responder a la creciente demanda por parte de las escuelas con libros y textos escolares obligatorios.

La tendencia se viene reflejando en los últimos años en las familias, sobre todo, desde la pandemia del 2020, cuando las escuelas comenzaron a ahorrar tiempo (y las familias, dinero) enviando un texto original a los comercios del rubro.

Edgardo Brusadín, de la librería La Esquina, de Godoy Cruz, es uno de los tantos comercios que comenzó a trabajar fuerte en ese nicho desde hace dos años. Ofrecen la impresión blanco y negro o a color, con el anillado correspondiente de cada cuadernillo escolar que solicitan las escuelas más cercanas. “Agilizó mucho en ese sentido la pandemia, con los formatos PDF. Nos lo encargan, lo hacemos y vamos entregando a pedido, con una lista previa”, explicó el comerciante.

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