Sedentarismo “a la sombra” en cuarentena: los otros riesgos de estar quietos en nuestras casas

Bajar drásticamente la actividad física durante los últimos 4 meses puede impactar en la salud mental, el sistema inmune, el funcionamiento metabólico y cognitivo y la coordinación, entre otros aspectos

/ José Gutiérrez
/ José Gutiérrez

Ya se alertaba sobre la alta proporción de la población que tenía muy baja actividad física y el aislamiento social, preventivo y obligatorio no hizo más que darle un golpe de gracia a esta situación. Desde hace 4 meses, gran parte de las personas redujo drásticamente su actividad y tal cosa no puede ser inocua.

Se advertía, tras la irrupción de las pantallas, sobre los riesgos sobre la salud cardiovascular y mayores chances de desarrollar enfermedades metabólicas como hipertensión, diabetes u obesidad.

Aunque muchos lograron adaptarse y generar nuevos espacios, para quienes ya tenían cierta predisposición esto puede tener consecuencias. Pero estas además pueden tener impacto en otros planos.

Hemos visto innumerables memes y chistes sobre las consecuencias sobre el peso corporal. Encerrados y con la oportunidad de hacerlo, muchos desarrollaron su veta gastronómica, mientras que el aburrimiento y la ansiedad empujaron al picoteo y a una dieta menos saludable. Con más consumo calórico y menos actividad, la ecuación es fácil: aumento de peso.

“Una de las consecuencias que hemos estado viendo y a pesar de los ejercicios que la gente ha tomado como variable, por ejemplo a través de apps y toda la oferta de las redes, al pasar 4 meses ha empezado a notarse pérdida de masa muscular, eso ha implicado que lesiones que estaban disfrazadas con el tono muscular vuelvan a aparecer”, explicó Sergio Furlán, licenciado en Educación Física y entrenador.

Al tener menos masa muscular disminuye el metabolismo basal, que es el consumo en reposo, y eso trae como consecuencia que se ha comido lo mismo o más que antes y la ingesta es mayor al gasto del metabolismo basal”, agregó.

Explicó que a nivel cardiovascular la gente se ha estado movilizando en no más de 30 metros cuadrados cuando antes lo hacía de manera lineal no menos de 3 o 4 km promedio, sin considerar a quienes entrenaban, por lo que todos los parámetros a nivel cardiorespiratorio se han modificado.

Hay que tener en cuenta que según la Organización Mundial de la Salud una persona debe realizar al menos 150 minutos de actividad física semanal.

Salud mental

El contexto ha tenido su correlato en la salud mental con cuadros de ansiedad, angustia, temor y estrés, entre otros. La actividad física es una aliada para cuidar el estado emocional y combatir los sentimientos negativos. La falta de esta tiene inevitables consecuencias en este plano a lo que podría agregarse el aspecto socializador de las salidas o las prácticas en grupo. La autoestima y el estado de ánimo pueden verse afectados.

El impacto es también en términos de las funciones cognitivas como concentración, memoria y atención, puede tener consecuencias en el rendimiento escolar y laboral.

Quienes hayan estado habituados a mayor actividad también pueden ver afectada la calidad del sueño.

Tránsito intestinal

Dado que la actividad física favorece el funcionamiento metabólico, también colabora con el funcionamiento gastrointestinal. Es probable que quienes tengan dificultades con el tránsito intestinal las hayan visto agravadas, esto favorecido además por el cambio de dieta y el estrés. Los médicos advierten que se han presentado más consultas por estas problemáticas durante la cuarentena.

Sin sol

Es probable que se haya perdido mucho de la exposición a la luz del sol, que para muchos ya era escasa, de hecho. Esta impacta en varios planos, entre ellos a nivel óseo, inmunológico y anímico.

Se sostiene que reduce el riesgo de padecer enfermedades respiratorias, mejora la inmunidad celular, modula la inmunidad adaptativa y la expresión de genes antioxidantes.

El doctor en Farmacia y Bioquímica, Walter Manucha, explicó que al exponerse al sol se estimula la síntesis de la vitamina D por eso es bueno que permitan salir en el marco del aislamiento. La exposición debe ser en torso y miembros superiores, en horarios adecuados. Puede usarse una musculosa clara y puede ser a través de una ventana. Exponerse entre 10 y 15 minutos diarios al sol es suficiente.

Los lácteos, carnes y pescados (sobre todo los de aguas profundas como el atún) contienen este nutriente, además existen suplementos dietarios.

Estado físico

Hay que tener en cuenta que la actividad física repercute además en la fuerza y resistencia muscular, con la coordinación, la salud ósea y la flexibilidad por lo que se infiere el impacto negativo en estos planos ante su ausencia.

Quizás los adultos mayores sean los más afectados, además de tener mayores factores de riesgo general son los que han quedado más aislados. En ellos puede haber impacto en su salud general, a nivel cardiovascular, metabólico e incluso con mayor riesgo de caídas.

Una publicación de la Red de Salud de Cuba señala que los adultos mayores y quienes padecen enfermedades crónicas tienden a ser los más afectados. Refiere que así lo advirtieron investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP), en Brasil, en un artículo de revisión divulgado en el American Journal of Physiology.

“Tiago Peçanha, becario posdoctoral de la FAPESP y primer autor del artículo, en el cual aparecen reunidas evidencias científicas relacionadas con el impacto de los cortos lapsos de tiempo de inactividad física sobre el sistema cardiovascular”, explica.

“Algunos de los estudios evaluados demostraron que mantener a una persona en la cama durante 24 horas puede inducir la atrofia cardíaca y el estrechamiento significativo del calibre de los vasos sanguíneos en un período que varió entre una y cuatro semanas, por ejemplo”, menciona.

Deportistas

El profesor mencionó la pérdida de seguridad en quienes corren o caminan senderos y montañas, han aumentado las lesiones por la pérdida de la práctica diaria. “Más allá de la parte emocional, la falta de objetivos, las ganas de salir, el tener un horizonte cerrado, porque nadie sabe para qué entrenar, a la gente le está costando entrenar sin un objetivo concreto, sin una fecha, la incertidumbre es lo que está haciendo más daño”, dijo Furlan.

“Un riesgo importante es la autoconfianza que se va adquiriendo en quienes no han tenido casos de Covid cercanos y hace que vayan bajando la guardia lo que favorece los contagios”, consideró. Remarcó que en estos grupos se recomienda socializar, aceptarlo e identificarlo para corregir el rumbo “porque ya nada va a ser igual, el formato del trabajo en equipo va a cambiar”, aseguró.

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