Tres grandes amigas y una maravillosa obra: brindan apoyo escolar para chicos necesitados en La Favorita

Maira, Emma y Karen se conocieron hace años por casualidad. Hoy, un proyecto solidario las unió para siempre. Brindan apoyo escolar, juegos y merienda para chicos necesitados.

Maira, Emma y Karen, junto a un sobrina de una de las chicas que dan clases de apoyo a niños de La Favorita.
Maira, Emma y Karen, junto a un sobrina de una de las chicas que dan clases de apoyo a niños de La Favorita.

Las tres se conocieron por casualidad en La Favorita y jamás imaginaron que —algunos años después— el destino las encontraría juntas trabajando por los chicos más vulnerables del barrio.

Maira Villalba, que es algunos años mayor, daba clases de apoyo escolar. Emma León y Karen del Pino necesitaban un empujón para cumplir con sus tareas de la escuela primaria y Maira se los daba.

Pero los años pasaron y las necesidades que existen en este populoso barrio de la capital mendocina las reunió nuevamente, esta vez para ponerse a trabajar como mentoras de varios chicos que —a raíz de la cuarentena— han sufrido atrasos en la escuela propios de la falta de conectividad, de herramientas tecnológicas y la distancia con los establecimientos educativos.

La iniciativa fue de Maira, alentada por Iván Bahamondes, un referente de ese sector con vocación de servicio. Así la idea germinó de inmediato con resultados que dejan a todos, niños y adultos, con el corazón repleto de alegría y satisfacción.

Dos veces por semana, siempre de tarde, las tres “seños” llegan juntas al puesto Las Gemelas, donde un tinglado y una precaria mesa reúne a los alumnos, y comienza la jornada de apoyo escolar matizada con juegos, charlas y proyectos motivadores. Todo, de manera voluntaria, porque aquí se trabaja de corazón y nadie cobra un centavo. “Sí, estamos llenos de proyectos, ahora pensamos en una biblioteca y por eso estamos recaudando libros infantiles, entre otras cosas”, comenta Emma.

Asegura que cuando Maira le propuso integrar el “equipo”, creyó que sería ella quien daría una mano y ayudaría a los demás, pero se encontró con que la misión es recíproca. Se encontró, en definitiva, volviendo a su casa con una sonrisa de oreja a oreja y el placer interior de un día productivo por haber volcado un granito de arena entre quienes más lo necesitan.

“Es tanta la alegría que nos demuestran los chicos cada vez que nos ven que no puedo decir que somos nosotras las que nos brindamos, sino que es exactamente al revés”, diferencia.

Karen, por su parte, señala que en el sector hubo problemas de conectividad y que por eso suelen trabajar con fotocopias que se retiran de las escuelas. “Solemos tener contacto con las maestras de los chicos, quienes nos dan pautas sobre cómo explicar y enseñar. Nosotras no somos docentes”, advierte.

Pero la misión de las tres amigas es aún más abarcativa. Porque debido al costo de las fotocopias, Maira se les ingenia para llevarlas al barrio sin que las familias tengan que poner un peso.

“Los avances son maravillosos. Todos son chicos inteligentes, simplemente les faltaba un empujón, alguien que se les siente al lado y los estimule”, cuenta Emma, y agrega que muchas madres son analfabetas.

Varios chicos se reúnen en el Barrio La Favorita para recibir apoyo escolar de estas tres amigas.
Varios chicos se reúnen en el Barrio La Favorita para recibir apoyo escolar de estas tres amigas.

“Durante el aislamiento, ellas no han podido darles a sus hijos esa ayuda y acompañamiento que tanto necesitaban, en especial quienes empezaban con lo más básico y desafiante, leer y escribir”, describió.

Entusiasmadas, Maira, Emma y Karen armaron un volante (o “flyer”) que cuenta sobre su proyecto, al que llaman “Inclusionarte”, para que aquellos que lo deseen se sumen a las actividades los lunes y miércoles a las 18. “Continuaremos en el verano y ya estamos viendo qué hacer. Invitamos a quienes deseen acompañarnos en esta tarea tan hermosa”, dice Emma.

“Realizar esta actividad solidaria me llena el alma y aprender a enseñar me fascina. A veces son los mismos chicos quienes me motivan con sus sonrisas. Pese a sus dificultades en cuanto a necesidades básicas insatisfechas, tienen muchas ganas de superarse”, relata Karen.

Frío, calor, lluvia. A la hora señalada, allí están ellos, bajando el cerro para pasar un momento feliz y enriquecedor. “Me asombra la garra y el entusiasmo que vuelcan. Nos divertimos y la tarde se cierra con una rica merienda”, agrega, para concluir: “Me siento feliz de ser parte del proyecto”.

Cómo ayudar

Para colaborar con libros infantiles para chicos que aprenden a leer y escribir, así como con útiles escolares, ropa y alimentos, los interesados pueden acudir a Lavalle 241, depto. 3, Ciudad, teléfono 2615057932 (Maira) o bien al 2617003706 (Emma) y 2612189938 (Karen).

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