Un centro del Valle de Uco cura a tres cóndores heridos para que vuelvan a volar

Están en rehabilitación en la sede de San Carlos de la Fundación SOS Acción Salvaje, gracias a un programa nacional que los protege. Reciben complejos cuidados para que regresen a su hábitat natural

Cóndores en rehabilitación en el Centro de Consevación y manejo de Fauna de la Organización S.O.S Acción Salvaje. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Cóndores en rehabilitación en el Centro de Consevación y manejo de Fauna de la Organización S.O.S Acción Salvaje. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Un ala fracturada, por un lado; un disparo en su ala derecha, por el otro; y un pichón nacido en cautiverio. Todos, con dificultades, relacionadas justamente con esas situaciones. Así, en esas complicadas condiciones llegaron tres cóndores con los que actualmente se está trabajando en su rehabilitación, en la sede de la Fundación SOS Acción Salvaje (San Carlos).

No se trata de un trabajo aislado ni segmentado, sino que es todo parte del Plan Integral para la Conservación del Cóndor Andino, un programa que incluye a entidades y organismos de todo el país. De hecho, los tres cóndores que se están “alojando” de forma transitoria en el refugio mendocino llegaron desde Neuquén (los dos adultos, un macho y una hembra) y desde La Rioja (el más pequeño).

“El que vino de La Rioja llegó en junio y es un pichón nacido en cautiverio en el Centro de Rescate Yastay. Tiene un año y, como en La Rioja no hay un lugar donde el cóndor pueda crecer en aislamiento, se lo trajo hasta acá. Son varios los centros en el país donde, como en el caso de este pichón, hay cóndores que tienen crías en cautiverio y luego son liberados para repoblar poblaciones silvestres”, destacó el presidente de SOS Acción Salvaje y director del Centro de Conservación y Manejo de Fauna, Eduardo Furlán. Y completó: “Este pichón llegó para completar la crianza, y el año que viene va a ser liberado en la Costa Atlántica de la Patagonia. En esa zona se habían extinguido, pero dentro del plan ya se han liberado más de 57 cóndores en los últimos años”.

En tanto, los otros dos ejemplares que llegaron de Neuquén son una hembra de un año y un macho adulto (de más de 15 años). “La hembra llegó en mayo y había sido vista por gente de Neuquén, que dio aviso a la Policía. Cuando se la rescató, se verificó que tenía una fractura en una de sus alas, y por ello está en proceso de rehabilitación actualmente. Aún no está lista para ser liberada, y la decisión sobre si se hace o no va a depender del proceso de rehabilitación”, destacó Furlán.

En una situación similar se encuentra el macho adulto, el único que luce su tradicional cuello blanco y su cresta de manera imponente. Este ejemplar también llegó de la provincia sureña hace una semana y presentaba una herida de bala en el ala derecha, por lo que también se encuentra en plena rehabilitación y de ello dependerá su liberación.

“La articulación de la Secretaría de Ambiente con este tipo de actores, permite mejorar la capacidad de respuesta, y como en el caso de estos ejemplares de cóndor, evitar pérdidas ecosistémicas que requieren más de 20 años para su recuperación”, resaltó a su turno el director de Recursos Naturales de Mendoza, Sebastián Melchor.

La apariencia de los ejemplares

Cada uno de los ejemplares que se encuentran por estos días en el centro ubicado en Eugenio Bustos (que, además, es el único espacio para rescate en aislamiento humano fuera de Buenos Aires) tiene sus particularidades. El más distintivo de todos es el macho adulto, en quien sobresalen -como ya se dijo- el cuello blanco y la cresta.

En tanto, entre el pichón y la hembra se evidencian algunas similitudes en apariencia: tienen un plumaje más grisáceo y no cuentan con los dos rasgos que diferencian al adulto. Mientras que el ejemplar femenino no lucirá ninguna de las dos durante toda su vida (porque así es su apariencia natural), una vez que el juvenil llegue a la adultez (cuando pase los seis años) ya mostrará el plumaje negro y la cresta.

Un trabajo integral

“Nuestra organización surgió el año pasado, como una necesidad de colaborar y generar programas de conservación con respecto a especies en peligro de extinción. En ese sentido, colaboramos con otros programas; y en Mendoza está el de la Conservación del Condor Andino. Seguimos protocolos nacionales. Y cada vez que aparece un cóndor, podemos hacer la recepción en el recinto de aislamiento humano. Esto es fundamental, ya que el animal no tiene contacto con nosotros”, detalló Furlán.

Se trata de un trabajo integral entre distintos organismos. En la rehabilitación de estos tres cóndores participan la Dirección de Áreas Naturales de Neuquén, la Dirección de Recursos Naturales de Mendoza -en conjunto con Áreas Naturales Protegidas y Fauna- y cuentan con apoyo del Ministerio de Ambiente de la Nación, el Ecoparque de Buenos Ares y las fundaciones Bioandina Argentina, Temaikén y Cullunche.

A ellas se suman la Administración de Parques Nacionales y las ya mencionadas entidades SOS Acción Salvaje y el Centro de Preservación y Rescate Yastay.

“Cuando el animal llega, recibe atención veterinaria y luego pasa al recinto de aislamiento. Se trata de un predio espacioso y es fundamental, porque el animal necesita estar solo en su proceso de curación. El recinto tiene 100 m2, todo cerrado con tela perimetral y tiene una pared de madera. Por fuera lo rodea una tela de media sombra”, contó Furlán, quien explicó que la altura del espacio asciende a tres metros.

El predio en cuestión cuenta con distintos posaderos -ubicados a cuatro metros uno de otro- y sirve para su rehabilitación. “La idea de esos posaderos es que el cóndor pueda volar de uno a otro, para recuperar la musculatura. Además, hay un segundo recinto donde se les lleva comida a los cóndores, sin que los animales vean en ningún momento a las personas”, siguió el responsable del centro, quien destacó que ambos espacios cuentan con cámaras para monitorear los movimientos.

Dentro del Plan Integral de Conservación del Cóndor Andino en el país ya se han liberado 196 cóndores, de los cuales 57 fueron reintroducidos en la costa patagónica. Por SOS Acción Salvaje ya han pasado siete ejemplares (dos de Mendoza, dos de Neuquén y tres de La Rioja).

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