Vilma y Camila dirigen el más femenino de los episodios

Rúpolo y Menéndez unieron sus talentos para “Aconcagua: espíritu de mujer y vino”, que es parte de “Historias de Vendimia”.

Vilma Rúpolo. Después de cuatro fiestas centrales, regresa ahora en formato virtual. Foto: Gustavo Rogé / Los Andes.
Vilma Rúpolo. Después de cuatro fiestas centrales, regresa ahora en formato virtual. Foto: Gustavo Rogé / Los Andes.

Junto con la decisión de realizar la Fiesta de la Vendimia en forma virtual, llegó el desafío para muchos de nuestros hacedores de trabajar en equipo: directores vendimiales y audiovisuales se encontraron con la oportunidad de descubrir una nueva manera de contar esta fiesta que parecía ya tenía un modo establecido por años de realización.

Para dirigir el microaudiovisual “Aconcagua: espíritu de mujer y vino”, desde la perspectiva vendimial, fue elegida Vilma Rúpolo, mientras que a Camila Menéndez le correspondió el rol audiovisual. Su trabajo es uno de los episodios que conforman esta fiesta titulada, justamente, “Historias de Vendimia”.

“Trabajamos muy mancomunadamente, siempre a la par, poniendo el arte ahí. No fue fácil, porque había que lograr una síntesis entre dos formas de contar. Por eso, creo que para la historia de la Fiesta de la Vendimia éste es un hito que ayuda a sumar las artes, que son la manifestación de un pueblo, de su identidad”, reflexiona Rúpolo.

Tanto ella como Menéndez coinciden respecto al enriquecimiento que significó la experiencia, pero también al respeto y generosidad que hubo de una hacia la otra, poniendo siempre por delante el proyecto.

“Estoy todavía súper asombrada y sorprendida de la oportunidad que ha representado hacer esto. Hubo muchísimo trabajo, muy duro. Nos arriesgamos y en algunos casos funcionó más que en otros. Trabajar con Vilma fue un big bang que creó un universo nuevo; aprendí muchísimo”, reconoce la realizadora audiovisual.

Como el nombre de la cápsula adelanta, hubo en la suya una mayoría clara de artistas mujeres, principalmente bailarinas, aunque también hubo alguna participación masculina. Entre las figuras de este episodio se encuentran Marcela Nadal, Priscila Resca, Victoria Ansiaume y Florencia Álvarez.

Con el recuerdo presente de que casi se suspende la fiesta, Rúpolo destaca que ha sido un logro grande que los artistas de Mendoza pudieran participar de esta versión de la fiesta. “Eso es casi un triunfo. Es una celebración habernos unido entre los directores y en particular, para mí, la unión artística que nos dimos con Camila”, admite.

Nuevos aires

La fusión entre lo vendimial escénico y la nueva manera de encararlo desde lo audiovisual dio por resultado un film con seis historias con temáticas, que pretenden reflejar lo más icónico del “género Vendimia”, y que según adelantan, ya fue vista por los 16 directores y “gustó mucho”.

“Es una película muy diversa. Por ejemplo, al desafío de filmar la danza cada uno lo abordó desde un lugar distinto y todos los resultados estuvieron buenos”, destaca con alegría Menéndez.

Y, más allá de la posibilidad de crecimiento que ha significado para todos este desafío, las dos concuerdan en que es necesario que la Fiesta Nacional de la Vendimia vuelva al teatro griego Frank Romero Day. Tanto es así que hay una referencia al mismo escenario en el episodio que Vilma y Camila dirigieron.

Al respecto, Rúpolo reflexiona sobre esta incorporación artística: “La pandemia nos dio la oportunidad de que la Vendimia incluyera otro arte, la cinematografía”.

Y, si bien muchos deberemos esperar hasta esta noche, a las 22, para ver ‘Historias de Vendimia’, todo indica que los aires renovados marcarán un antes y un después en la forma de contar y de mostrar la fiesta.

“Nuestra apuesta, desde lo audiovisual, es pasar a formar parte y el año que viene queremos que vuelva el teatro griego. Pero, además, que esté la película, porque le da proyección internacional a otro nivel. Es un lugar que le hace falta al espectáculo: el lenguaje audiovisual”, manifiesta Menéndez.

Para concluir, Rúpolo asegura que el trabajo en equipo “nos hizo pensar, sacudir lo que se hace tan habitualmente”, lo que ha significado una “renovación” que “como todo lo que sucede, siempre deja huella”. “Para la historia de la fiesta esto es un hito que ayuda a sumar las artes que son la manifestación de un pueblo, de su identidad”, indica.

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