La ciencia y el bienestar de las personas

El vocero presidencial Manuel Adorni expresó “sorpresa” ante la posición asumida por 68 científicos de renombre internacional que señalan que hay descuido del sistema científico por parte del Gobierno nacional. La ciencia y la tecnología tienen que ser apoyadas y no restarle los auxilios que necesita para mejorar la vida de los ciudadanos.

Científicos en una investigación para una fecundación exitosa.
Científicos en una investigación para una fecundación exitosa.

Otra vez y durante la segunda semana de marzo, volvió a instalarse en los niveles de gobierno y la opinión pública la discusión sobre la importancia de la ciencia en el quehacer nacional y la dicotomía entre una ciencia útil y otra inútil.

En parte ocurrió cuando el vocero presidencial, Manuel Adorni, respondió en sus habituales conferencias de prensa matutinas a la carta que 68 premios Nobel enviaron al presidente Javier Milei advirtiendo que sus acciones podrían conducir a la “destrucción de un sistema que será muy difícil de reparar”.

El portavoz señaló que la administración experimentó sorpresa ante la declaración pública de los científicos y científicas de varias partes del mundo sobre la situación de abandono de la nave insignia de la ciencia, el Conicet, y otras instituciones.

Según el funcionario, el gobierno “apuesta a la ciencia y la tecnología, siempre lo vamos a hacer”.

En su exposición Adorni no se refirió a los 49 empleados administrativos del Conicet despedidos ni a los 1.200 que podrían ser afectados con la cesación de su empleo ni a la reducción de becas para unos 800 o 900 investigadores. Tampoco hizo mención a las dificultades de funcionamiento que están enfrentando diversas unidades de investigación.

Tampoco hubo comentarios sobre la eliminación del Ministerio de Ciencia ni del congelamiento del presupuesto universitario que dificultará el normal desenvolvimiento de muchas casas de altos estudios del país, entre ellas una de las principales en la geografía nacional, la Universidad Nacional de Cuyo.

Otra cita de Adorni fue enfatizar en que ciertas investigaciones que no tienen por destino el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes y en tal sentido apuntó: “Lo cierto es que el Presidente entiende la importancia de la ciencia, valora los hallazgos que permiten mejoras concretas en la sociedad y, de hecho, se está construyendo un Conicet que ponga sus esfuerzos en el desarrollo de la Bioeconomía, la inteligencia artificial aplicada a la Medicina y no en uno que gasta su tiempo en investigaciones de dudosa utilidad”.

El ejemplo dado por el vocero intenta ocultar o menoscabar los progresos de grandes alcances que llegan a los ciudadanos y ciudadanas como los que se han conseguido en la realidad local, en los gabinetes del Centro Científico Tecnológico-Conicet Mendoza, durante los últimos treinta o cuarenta años.

Sería imposible transmitir en el espacio que ocupa esta columna los logros obtenidos en producción de alimentos, el uso racional de la energía, en obtener cura a las enfermedades infecciosas, bioingeniería, remediación ambiental, reciclado de residuos y estudios de hábitat.

Ni que hablar de los auxilios de la ciencia argentina durante el largo periodo de la pandemia de Covid-19, expresados en materializar barbijos, vacunas y métodos para neutralizar la contagiosa enfermedad.

O como no valorar el más de medio siglo del Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (Iadiza) protegiendo el desierto mendocino y sacando mejores resultados de esas tierras secas. Somos injustos porque no nombramos a todas las unidades, pero otra de gran trascendencia en la región es el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), donde marca impronta el doctor Ricardo Villalba. Y por el mismo camino, pero en el campo de la Medicina, debemos citar los logros del Instituto de Histología y Embriología de Mendoza.

Hay que variar en la tendencia de no advertir el valor dinamizador de la ciencia y la tecnología, apuntalarlas decididamente y evitar que quienes la ejercen y representan no se vayan a otros países a aplicar los conocimientos obtenidos en la educación pública.

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