Selfies con Inteligencia Artificial, la nueva obsesión narcisista que invade las redes sociales

La Inteligencia Artificial -o simplemente IA- ya no es un concepto ajeno, especialmente desde que se asoció al aspecto, en apariencia, más lúdico y banal de la tecnología: las selfies.

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El desarrollo de una tecnología que piensa y toma decisiones por sí misma ya se aplica en muchos ámbitos pero ahora invade el espacio personal disfrazada de arte y creatividad.

La posibilidad de crear imágenes con nuestro rostro en ambientes imposibles, en períodos históricos diferentes o en formatos artísticos variados es palpable en las redes sociales.

Solo hay que abrir TikTok para ver cómo alguien se transforma en un personaje de animé o mirar Instagram para encontrar a algún conocido retratado como una pintura renacentista o en una imagen de futuro postapocalíptico.

Una cara, miles de opciones

Todo esto sucede gracias al furor de las apps que generan imágenes con IA y la era de los filtros parece quedarse atrás. Ya no solo se mejora el material de base sino que se crea uno completamente nuevo con la apariencia y efectos que uno desee para obtener la selfie perfecta.

Una de las apps que promete esto es Lensa, una de las favoritas del momento y esta promesa le ha dado popularidad: “Tus selfies serán mejores de lo que podrías haber imaginado”. Para cumplirlo utiliza una poderosa herramienta de inteligencia artificial que transforma las imágenes en lo que el usuario pida.

Lensa en realidad era una app que permitía retoques como mejorar enfoque o eliminar objetos de una imagen pero desde que sumó la generación de imágenes con IA sus descargas aumentaron.

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¿Cómo funciona? Hay que instalar la app, que está disponible tanto para iOS como para Android y luego hay que sumarle entre 10 y 15 fotos nuestras, algunas de rostro y otras de cuerpo entero. Con eso la IA comienza a armar las posibilidades y luego entrega lo que el usuario le pide. Sus resultados son impresionantes y eso explica su éxito.

El viejo modelo de negocio de “el primero te lo regalan, el segundo te lo venden” es el que aplica Lensa. Su paquete básico es gratuito pero sí o sí hay que pasar por la parte de suscripción y darse de baja antes de que caduque la prueba sin costo. Si el usuario lo olvida le aparecerán opciones de pago que incluyen un pack de 50 selfies de IA por 8 dólares, 100 selfies por 12 dólares y 200 selfies por 16 dólares. También ofrecen suscripción anual con descuento y el más común cuesta 40 dólares al año.

Lensa no está sola en la oferta, hay varias más y otra muy conocida es DrawAnyone. Esta app permite generar una selfie de IA con varios formatos, desde un animé a una foto antigua pasando por formato de videojuego o de pintura al óleo. Al igual que Lensa también pide más de cinco fotos para que la IA arme opciones y ofrece imágenes gratuitas. Eso sí, la opción sin costo tiene lista de espera por su alta demanda y puede tardar días en ofrecer algún resultado. ¿Cómo acelerar el proceso? Pagando. La suscripción premium ofrece mayor velocidad y también variedad de opciones.

Todos los resultados se pueden guardar pero también compartir en redes, algo que casi el 100% de los usuarios hace, especialmente cuando la IA les ha mejorado las facciones notablemente. Sin embargo, las redes también ofrecen sus propias versiones de IA y aquí TikTok no tiene competencia. Basta con entrar para ver a todos los usuarios utilizando el efecto animé que aparece en más del 50% de los videos en la plataforma.

Entrenamiento gratuito

¿Hay riesgo al utilizar estas apps gratuitas con nuestras fotos? Varios especialistas advierten sobre algunos peligros y también varias certezas. La coincidencia es que compartir imágenes personales dentro de una IA le sirve de entrenamiento para su desarrollo. En el caso de Lensa está dentro de los términos y condiciones de la herramienta. Así, Prisma AI, el desarrollador de Lensa, utiliza los datos que se desprenden de la imagen de un rostro para entrenar la red neuronal de su inteligencia artificial. Mientras fotos tenga, mejores son los resultados que entrega. Formas de ojos, colores de piel, gestos faciales o imperfecciones cutáneas, todo sirve para que la herramienta comprenda el rostro humano y lo pueda replicar.

¿Qué peligro esconde generar nuestro rostro de forma digital? El primero es el robo de identidad. Sin embargo, todas las apps aseguran en sus acuerdos de uso que no utilizarán datos de los usuarios y que las imágenes creadas son “anonimizadas” y solo usadas con el fin de entrenar a la herramienta de IA.

Aclaran que las imágenes son propiedad del usuario pero en su largo contrato -que los usuarios no leemos y solo damos click a “Aceptar y continuar”- aparecen algunas cláusulas dudosas. En el caso de Lensa hay un apartado que insinúa que la empresa podría utilizar el contenido subido a su plataforma con fines comerciales. “Usted nos concede una licencia perpetua, revocable, no exclusiva, libre de regalías, mundial, totalmente pagada, transferible y sublicenciable para utilizar, reproducir, modificar, adaptar, traducir, crear trabajos derivados y transferir su Contenido de Usuario, sin ninguna compensación adicional para usted y siempre sujeto a su consentimiento explícito adicional para tal uso cuando sea requerido por la ley aplicable y como se indica en nuestra Política de Privacidad”.

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Este tipo de términos hace saltar las alarmas entre los más críticos de estas tecnologías, aunque a los usuarios -los potenciales perjudicados- parece importarles poco.

¿Arte en peligro?

La otra rama problemática es el tipo de imágenes que genera la IA. Muchos artistas han salido al cruce de los resultados por considerar que banaliza el arte y, en casos extremos, lo roba. Muchas obras y estilos artísticos han servido para el entrenamiento antes mencionado y varios lo consideran poco ético.

A través de Twitter varios artistas han denunciado copias de sus obras sin darles crédito. Una de ellas ha sido Lauryn Ipsum quien ha publicado ejemplos concretos donde se ve una imagen de un artista que se ha utilizado en Lensa pero a la que se la ha borrado la firma. Otro artista también criticó duramente a la app: “Es una banalización del arte y no una democratización”, dijo el español David Rubín al sitio Business Insider.

El gran problema es la propiedad intelectual y el dinero que mueve. Los artistas acusan a la app de cobrar a los usuarios para entrenar su IA y darle imágenes robadas.

Realidad vs. invención

Las plataformas que generan imágenes por IA son muchas pero hay una diferencia sustancial entre ellas: unas utilizan imágenes de personas reales mientras que otra buscan recrearlas desde cero para no asociarlas a ninguna persona en particular. Este último caso es el de DALL-E y Midjourney, dos plataformas basadas en la creación de imágenes a partir de texto descriptivo. Ambas son poderosas y creativas y son capaces de generar cualquier tipo de imagen en las que el desafío está en hacer una redacción precisa de lo que se quiere obtener.