Actividad y construcción: dos motores a observar que no dinamizan

El panorama no es alentador y lo más probable es que el segundo trimestre sea malo en términos de actividad. Se pronostica una mayor recesión, con heterogeneidades a nivel sectorial.

Construcción en Mendoza. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Construcción en Mendoza. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Se empiezan a ver signos de agotamiento. En mayo, la actividad industrial, según el INDEC, retrocedió un 1,5% (después de dos meses consecutivos de crecimiento). En la comparación interanual, mostró un avance menor al presentado los meses anteriores. La variación contra igual mes del año pasado fue del 1,1%. Los rubros de mayor incremento fueron muebles y otras industrias (+10,7%) y textil (+5,4%). El que presentó la caída interanual más pronunciada fue el maderero (casi un 5%). Alimentos y bebidas se mantuvo estable en la comparación interanual. Los peores resultados fueron los de molienda de oleaginosas y el vino. Algo esperable debido a la inestabilidad macroeconómica y el impacto de la sequía. El panorama no es alentador. Lo más probable es que el segundo trimestre sea malo en términos de actividad. Una mayor recesión, con heterogeneidades a nivel sectorial.

De esta forma, demostró la peor performance, en términos desestacionalizados, de los últimos dieciséis meses. La industria almacena un crecimiento del 2,2% en 2023. Más allá de un entorno macroeconómico muy complejo, la producción manufacturera resiste por el desempeño de algunos sectores en particular, entre ellos “Industrias metálicas básicas”, “Refinación del petróleo, coque y combustible nuclear”, y “Vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes”. Hay que destacar que la minería viene exponiendo un muy buen desempeño. La serie publicada por el INDEC da cuenta de que el sector se expandió de manera ininterrumpida desde 2018, excluyendo, por supuesto, el 2020.

Asimismo, en mayo, la construcción también marcó un retroceso mensual (2,2%). A nivel interanual, la actividad cayó 2,9%. En el acumulado de los primeros cinco meses, el índice bajo un 1,9%, respecto a igual período de 2022. De los insumos que se utilizan en el ISAC, solo cinco crecieron. Entre los más dinámicos, se encontraron los de la categoría Resto (+14,1%), que incluye tubos de acero sin costura. Hormigón elaborado (+11,2%) y Mosaicos graníticos (+18,5%). Aquellos que presentaron retrocesos interanuales fueron los Artículos de cerámica (-18,3%) y Ladrillos huecos (-16%).

Lo cierto es que, tras el récord de 2022, la construcción no repunta y empieza a enfriarse. El año pasado tuvo una muy buena performance, operando al mayor nivel de los últimos once años (solo por debajo de 2015). El 2023, no solo acumula una caída de casi 2 puntos versus 2022, sino que el nivel de los primeros cinco meses está por debajo del promedio de 2015, 2017 y 2018. Además, las expectativas no son las mejores, ya que el 61,6% (53,0%) de las empresas que realizan obras privadas (públicas) cree que el nivel de actividad del sector no cambiará durante junio-agosto. Por su parte, el 22,1% (30,0%) piensan que se contraerá y el 16,3% (17,0%) que crecerá.

En resumen, a la contracción de la industria y la construcción, hay que sumarle el agro, que volverá a mostrar una caída significativa como en abril. A su vez, dada la situación cambiaria, de reservas y sin muchos instrumentos, es una posibilidad que se busque endurecer el cepo. Es decir, pisar aún más las importaciones para descomprimir el tipo de cambio, a costa de una mayor recesión.

*El autor es profesor de la Universidad del CEMA

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