El menú sin estrellas Michelin, el cambio de Cornejo y Parisi en “modo Jaque”

La indiferencia de los ciudadanos es un llamado de atención a todos los frentes. El candidato oficialista ha recalculado su tono de campaña para intentar contener a todos los votantes de Petri. Mientras, el peronismo se ha envalentonado por los números de la última encuesta y espera un empujón de Massa. Empezó el juicio a Bento y hay una pregunta cuya respuesta pone más condimento al caso.

Alfredo Cornejo y Omar Parisi
Alfredo Cornejo y Omar Parisi

“La gente no te putea en la calle. Te miran, te reconocen, pero no hay bronca”. El que habla es uno de los candidatos a gobernador que todos los días recorre a pie algunas cuadras céntricas de tránsito intenso para llegar a su oficina. La crisis económica es inocultable, pero la reacción es distinta a aquella del 2001. Ahora, se mezclan la resignación con la desilusión y el resultado es la indiferencia que atraviesa a la sociedad.

El rechazo a la política quedó en evidencia el día de las primarias mendocinas, cuando uno de cada tres empadronados decidió no ir a votar. La grilla electoral que proponían los partidos, lejos de atraerlos, los espantó.

La duda que corroe a todos ahora es cuántos de esos que faltaron en junio irán a votar en setiembre. De cuántos se sumen depende el crecimiento que puedan tener los candidatos. En el PJ son los más interesados: entre los ausentes hubo muchos de sus tradicionales votantes. Pero hoy nada indica que la participación pueda llegar al habitual 80%, más si se mira lo ocurrido en otras provincias.

“Las opciones que hay invitan a faltar o a votar en blanco”, asume convencido un consultor político. Las PASO nacionales han levantado en estos días las expectativas porque lo que está en juego es el destino del país, pero luego del 13 de agosto la sensación es que se volverá a la chatura.

Resignación es la palabra más repetida cuando se interroga sobre el clima social que perciben. “Nunca se enamoran de ninguno de nosotros, pero en estos tiempos menos y es razonable”, admite otro de los candidatos a conducir la provincia.

El menú electoral provincial difícilmente recibiría una estrella Michelin de los críticos que vendrán a evaluar a los restaurantes mendocinos. Algunas listas no se caracterizan justamente por la armonía en los sabores ni por la calidad de los ingredientes. Tampoco abundan la originalidad ni la consistencia a lo largo del tiempo. Y la personalidad del chef en todos los casos despierta cuestionamientos.

La encuesta de Sociolítica, difundida hace una semana por el oficialismo, exhibe claramente que ninguno de los candidatos despierta precisamente pasiones. Así hay que entender las paridades que revela.

Alfredo Cornejo, que está reteniendo para el Frente Cambia Mendoza cuatro de cada diez votos que habían optado por Luis Petri en las primarias, se impone con sólo 32%. El resto de los mendocinos que eligieron al hoy precandidato a vicepresidente pasaron a integrar directamente el grupo de los indecisos, que suman 11%.

Para captar algo más de esos votantes de Petri, Cornejo deberá esforzarse. Si aún no se inclinaron por él es porque esperan más gestos y cambios de su parte. No basta con mostrarse junto a su ex rival. Y por eso el candidato de Cambia Mendoza está recalculando su tono de campaña.

Hay palabras que desterrará de su léxico de aquí en más, como “macroeconomía”. Antes que con tecnicismos, es mejor hablarle a la gente de los efectos que perciben en carne propia por el desmanejo de la economía nacional. Como la alta inflación que día a día carcome los bolsillos.

Tampoco, dicen, insistirá públicamente con el escándalo de Las Heras. Todas las encuestas coinciden en que las denuncias por corrupción, extorsión y abusos sexuales contra la gestión de Daniel Orozco no han aportado nada al oficialismo. Aunque habrá que ver qué pasa si las causas judiciales continúan avanzando.

Entre los indecisos que habían optado por el discurso crítico de la gestión provincial que desplegó Petri, hay muchos empleados estatales que apoyaron a Cambia Mendoza en los últimos ocho años y están enojados.

Eso explica la serie de “conversatorios” que inició Cornejo. Empezó con 20 docentes que votaron a su rival interno y a Omar de Marchi. Durante esos encuentros, escucha reclamos y propuestas, y después da respuestas. La larga charla termina con un debate de opiniones. No saben qué efecto tendrá, pero es la señal de que se buscan otros caminos.

El candidato oficialista tiene como techo el germen del anticornejismo sembrado por el peronismo, luego regado y abonado por su ex socio De Marchi. Además, está el contrapeso que representa la actual gestión a la hora de dar la pelea discursiva. El “logro” de la inclusión de Mendoza en la guía Michelin no da para salir a hacer campaña por los barrios.

Por eso, con viento a favor en la proyección de indecisos, Cornejo podría arañar en la final provincial el 35% apenas y aún así triunfar. Un porcentaje que lo haría competir con el peronista Celso Jaque por el título de gobernador electo con menos votos.

En el entorno del candidato se propaga el bilardismo: “Queremos ganar, no importa si es 1-0″. Los tiempos de las goleadas quedaron en el pasado.

“Tiene la suerte de que sus competidores son lo que son”, razona un observador desde adentro de la UCR.

Los indecisos que no se terminen inclinando por Cornejo tiene dos destinos: La Unión Mendocina o el voto en blanco. Nunca irían al peronismo. Los que votaron a Petri si algo tienen definido es que son opositores al Gobierno nacional.

De Marchi, según la encuesta del oficialismo, se ha estancado y ahora está a mayor distancia del radical que el día de las primarias. Sólo conquistando a todos los indecisos lo alcanzaría. Por eso no deja de sorprender la foto del intendente Orozco con el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa. ¿Qué se buscó?

El aporte tardío para una obra ya iniciada fue la excusa, nada más. Pero la imagen, gestionada por Jorge Difonso, pareció apuntar a “robar” votos peronistas. Fuera de ese mundo Massa no es bien visto, precisamente. Y como ya se dijo, si algo se sabe de ese votante de Petri indeciso aún es que es antikirchnerista.

En el PJ mendocino la foto causó sorpresa y malestar. Pero prefirieron no caer en lo que consideraron una provocación y callaron.

El peronismo se regocijó con la encuesta de Sociolítica: no esperaban estar tan arriba después de una primaria que dejó a la suma de los cuatro competidores internos en 15%.

Los 19,4 puntos de ahora de Omar Parisi lo ponen a menos de dos de De Marchi, con final abierto en la pelea por el segundo lugar entre los compadres y ex amigos que militaron juntos en el Partido Demócrata. Ellos se conocen mucho, demasiado, y saben los puntos bajos del otro como nadie.

Ese es el escenario más deseado también por Cornejo: que crezca el Frente Elegí en desmedro de La Unión Mendocina. El kirchnerismo que combatió ahora puede darle una mano.

El peronismo cree que ese 19%, por debajo de su piso histórico pero mejor que en las PASO, responde a que Parisi nunca dejó de hacer campaña, obligado por la necesidad de hacerse conocer. Recorre y recorre la provincia, como lo hizo Jaque en 2007.

El triunfo peronista de aquel año fue todo mérito del empuje que mostró el malargüino: arrancó de muy atrás y derrotó a César Biffi. Y ese es el modelo a seguir por el ex intendente de Luján y ex presidente del IPV.

Mañana, Parisi presentará los ejes de su campaña mediática y el martes estará junto a Massa cuando haga una parada obligatoria en la provincia para buscar el voto de los mendocinos. Justamente esa es otra razón que en el PJ creen que sostiene su crecimiento: la contienda nacional, que ha apaciguado momentáneamente los roces internos y tiene a La Unión Mendocina mirando desde afuera.

Igual, albergan una secreta esperanza: que el candidato retrase su visita aunque sea un día para que no coincida con la de Patricia Bullrich. Así evitarían que la superposición neutralice el impacto mediático.

La precandidata de Juntos por el Cambio también viene el martes y un triunfo interno suyo es el mayor deseo de Cornejo. No sólo porque lo posicionaría internamente a nivel nacional, sino también por el empujón electoral que puede representar para él.

Mientras las PASO nacionales se acercan, quien debía estar a cargo del operativo electoral en realidad está sentado, junto su esposa e hijos, en el banquillo de los acusados de la propia Justicia Federal. Lo acusan de liderar una asociación ilícita, pedido de coimas, lavado de activos y enriquecimiento ilícito.

Si el juez federal Walter Bento no conduce el proceso electoral nacional en Mendoza y tampoco está de turno en este momento, como le hubiese tocado, debiendo decidir sobre prisiones preventivas y allanamientos, por ejemplo, es porque el Consejo de la Magistratura lo suspendió hace dos meses apenas.

Con todos sus bienes y los de su familia embargados, la pregunta que surge es cómo paga a sus abogados defensores. Primero el mediático Mariano Cúneo Libarona y ahora Mariano Fragueiro Frías, un penalista famoso por lograr la absolución de clientes ligados a causas complejas y muy vinculado al kirchnerismo.

El defensor, que además del juicio penal ejercerá ese rol ante el Consejo de la Magistratura, integra uno de esos estudios de abogados que cotizan la hora en dólares y junto a su equipo deberá viajar durante meses a Mendoza e instalarse para participar de las audiencias. En el mundo de la Justicia hacen una estimación de los honorarios que le pone más condimentos al caso: 1 millón de dólares.

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