Sin sobresaltos, la vitivinicultura espera alguna señal que la saque del fango

En todos los eventos de Vendimia, los industriales se mostraron confiados en que es posible que el contexto económico cambie. Los productores no lo vivieron de la misma forma.

Agasajo Bodegas de Argentina 2024.
Agasajo Bodegas de Argentina 2024.

Por primera vez, probablemente en una década, el sector industrial y dirigente de la vitivinicultura en Mendoza se mostró en una “tensa calma”. Si bien, hay dificultades, todos lo admiten, el empresariado local está básicamente en la actitud de “wait and see”, es decir, esperar y ver, pero con la idea de que por ahora, hay una necesidad de apoyar al nuevo gobierno nacional para que parte de los cambios que vienen reclamando, se concreten. Algunos entienden que esa podría ser una salida, y otros más cercanos al PJ también están de alguna forma tomando distancia y analizando qué puede pasar. Todos coinciden en la necesidad de bajar la inflación y ordenar la macro. Pero es cierto, que se muestran con algún nivel de tolerancia, entendiendo que podría empeorar la situación antes de ver una salida. La pregunta es ¿cuánto tiempo hay que esperar? Y ahí hay diferencias claras.

En el medio, los números: en el 2023 el consumo de vino en Argentina cayó a 16 litros per cápita. En total, la baja del sector fue del 6,3%. Y en el primer mes del año 2024, la caída se acentuó aún más, mostrando una baja del 9,4%. Las exportaciones también mostraron una cara, se contrajeron un 23% en vinos fraccionados y un 32,6% en granel en 2023. Y en el primer del año la tendencia continuó con una baja del 21% en fraccionados, pero creció un 24% en granel, de la mano del negocio exportador de 4 bodegas.

Con estos resultados, Argentina se convirtió en el país exportador de vinos que más ha sufrido en el negocio internacional. En las charlas entre los actores y los discursos, los industriales mendocinos expresaron preocupación debido a los aumentos de costos y volvieron a recordar las regulaciones de precios en los canales de ventas, que estaban en vigencia en 2023, “pusieron en jaque la rentabilidad de nuestros productos”.

Como la fiesta de la Vendimia tiene sus cuadros clásicos, los industriales han instalado también sus temas tradicionales: en bodegas de Argentina se habló de la carencia de vigencia del Acuerdo Mendoza – San Juan, la falta de acuerdos comerciales y en ese punto se volvió a la odiosa comparación con Chile. Temas por los que piden hace años, pero a los que nadie da respuestas.

Si bien pasó desapercibido en uno de los párrafos del discurso de Mario González en la Coviar, el tema Proviar II puede ser más complejo aún de lo que se dejó ver. A saber: González sostuvo que tras un proceso de coordinación exhaustivo con Diprose, el BID, el Instituto Nacional de Vitivinicultura y el INTA, se pudo llevar a cabo en el año 2023 el lanzamiento de la primera convocatoria del Programa de Apoyo para Pequeños Productores Vitivinícolas, conocido como Proviar II. En esta convocatoria, se recibieron un total de 2.071 propuestas de proyectos y la participación de 368 grupos asociativos provenientes de 14 provincias. El objetivo era acceder a fondos no reembolsables por un valor de 7 millones de dólares de los 40 millones asignados al programa por parte del BID.

“Esperamos poder avanzar con la primera etapa y darle continuidad a todo el programa que tendrá un fuerte impacto en el sector con desarrollo territorial a lo largo de todas las provincias vitivinícolas”, dijo González. En la previa se lo vio a uno de los enviados del BID, Paolo De Salvo, hablar con diferentes actores. Se sabe que se están tratando de destrabar los fondos, pero nadie le puede poner fecha cierta. El problema: en el gobierno nacional no han nombrado autoridades claves, y como siempre también está el problema de “interna de la interna”. El resultado está por verse. Aunque ante las preguntas, varios fruncieron los ceños.

Al fin y al cabo, la vitivinicultura está en “un descanso” en ambos eventos, se mostró a la espera y tomando un respiro de los clásicos reclamos. Qué les dio eso: evidentemente, la quita de las retenciones fue uno de los grandes avances que ha tenido la industria. En el discurso, el gobernador Cornejo y algunos funcionarios nacionales lo dieron como un tema cerrado.

A los industriales, en este contexto, les queda esperar que mejoren las condiciones macroeconómicas, explorar mercados e intentar exportar. La tarea no es sencilla. En el mercado interno, el fantasma de la baja del consumo, aún mayor a la esperada, los persigue y probablemente los alcance. Ahora, los productores son otro tema. Este año, los valores pagados por la uva no alcanzarán para cubrir los costos y probablemente asistiremos a un achicamiento aún mayor del sector productivo.

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