Día Mundial del Sueño: los argentinos dormimos dos horas menos de lo recomendado

El lema de este año es que el sueño tiene que ser bueno para todos, como base de una buena salud, aunque eso se expresa de forma diferente en cada grupo etario y socioeconómico.

Los argentinos dormimos dos horas menos de lo recomendado. | Imagen ilustrativa / Web
Los argentinos dormimos dos horas menos de lo recomendado. | Imagen ilustrativa / Web

Como cada año, el Día mundial del sueño es una oportunidad para reflexionar y concientizar sobre problemáticas que afectan a todo el mundo. Este año, el lema es “la equidad en el sueño para la salud”, considerando que la mitad de la población manifestó tener inconvenientes en el sueño, muchas veces ligados a problemas físicos, pero también gran parte por trastornos psicológicos, relacionados a la ansiedad y el contexto de crisis socioeconómica.

“La mayoría de los pacientes duermen cinco o seis horas por día, dos menos de las recomendadas para un adulto”, informaron desde el área de sueño del hospital español.

Según una investigación del Laboratorio de Neurociencia Aplicada de la UCA y Conicet, los argentinos dormimos un promedio de 6 horas diarias, dos menos que las recomendadas para mantener una calidad de vida satisfactoria. Lejos de lo que se cree, cuando dormimos el cuerpo no se “apaga”, sino que se genera el proceso cerebral de fijación de la memoria, incorporamos aprendizaje y crece nuestra capacidad de crear soluciones novedosas a problemas complejos.

“La mayoría de las personas por ahí que que acuden a nuestro centro tienen un derecho confortable para dormir una habitación segura una casa segura, pero también nos hace reflexionar en las poblaciones que tienen un hábitat más precario o que viven hacinados o una familia que vive en una habitación o con inseguridad o en una guerra. El sueño se deteriora y afecta la salud de esa población”, explicó a Los Andes Marisa Sartore, licenciada en Kinesiología y Fisioterapia que forma parte de la Unidad de Sueño del hospital Español de Mendoza.

En la provincia, el hospital cuenta con un equipo multidisciplinario formado por lo neumonólogos, neurólogos, kinesiólogos, psicólogos, otorrinolaringólogos y nutricionistas, donde estudian los trastornos respiratorios del sueño. “Nos dedicamos, sobre todo, a los trastornos respiratorios del sueño, que son una de las enfermedades más frecuentes del sueño, junto con el insomnio”, detalló Sartore.

APNEA DEL SUEÑO

Las apneas de sueño, son unas de las más peligrosas porque aumentan cinco veces el riesgo de padecer enfermedades de índole cardiovasculares. “Otras de las causas por las cuales nos derivan los pacientes son aquellos que tienen un deterioro cognitivo porque el respirar mal durante la noche hace que tengamos en la tercera edad problemas cognitivos o demencia”, explicó la experta.

También detectaron que aproximadamente un 15% de la población a nivel mundial lo sufre pero, según explicaron desde el hospital Español, la cifra va en aumento con la edad, la cual es más frecuente en hombres. Aunque a partir de la menopausia de la mujer, se equipara con el género masculino.

Entre los trastornos respiratorios del sueño, la apnea es muy prevalente en la población y según la especialista los síntomas son: “Tener un sueño no reparador, cansancio diurno y somnolencia diurna, que es quedarse dormido haciendo alguna actividad pasiva, como sentado leyendo o mirando televisión o manejando”.

Además hay otros síntomas nocturnos, como el despertarse ahogado y roncar “Muchas veces, la pareja detecta que uno tiene una respiración irregular o que deja de respirar. Moverse mucho en la cama tener despertares frecuentes y no saber por qué levantarse, también son síntomas”, explicó Marisa.

“Muchos pacientes son remitidos, porque tienen hipertensión arterial de difícil manejo, han tenido problemas cardiológicos o un accidente cardiovascular, entonces en esos casos son derivados al servicio de Neumonología para ser diagnosticados”, agregó.

Si bien la apnea del sueño y los ronquidos de sueños muy común en la población, se expresa de manera diferente en cada grupo, por ejemplo, en niños causa trastornos de aprendizaje, de los cuales corren riesgo los que sufren de obesidad o con problemas en las amígdalas y que por lo general necesitan ser evaluados por un otorrinolaringólogo para que no afecte la vida adulta.

EL INSOMNIO

Aunque tradicionalmente es más común en adultos mayores, el insomnio ha experimentado un notable aumento en los jóvenes desde el inicio de la pandemia. Según los especialistas a nivel mundial, este incremento puede deberse a diversos factores, como el cambio en las rutinas diarias, el aumento del estrés y la ansiedad, y la mayor exposición a pantallas debido al trabajo o estudio remotos. Ahora, el contexto de crisis socio económico actual también ha influido en algunos casos.

“En mi experiencia clínica, observo que aproximadamente el 80% de las personas que buscan ayuda psicológica presentan algún tipo de trastorno del sueño, ya sea dificultad para conciliar el sueño, sueño entrecortado o falta de sensación de descanso al despertar. En algunos casos, estos trastornos también pueden manifestarse con otros síntomas que afectan el físico, como el bruxismo”, reveló Edgar Manrique, licenciado en psicología, en conversación con Los Andes.

“Me especializo en adolescentes y jóvenes, por lo que he detectado en este tiempo, que si bien, en algunos casos no es la causa del insomnio, es algo que siempre esta de trasfondo, por problemas laborales, deudas, y hasta por no poder independizarse”, expresó el especialista.

Para Manrique, el insomnio es un trastorno del sueño que afecta significativamente la calidad de vida de las personas. En los últimos tiempos se relaciona con el uso excesivo de dispositivos electrónicos, especialmente antes de dormir, por lo que este hábito puede ser aún más perjudicial en individuos que enfrentan situaciones de estrés o padecen trastornos de ansiedad, incrementando así las dificultades para conciliar el sueño.

Sartore por su parte, explicó que siempre hay que tratar de ser asistido, para que el insomnio en el caso de ser agudo, no pase a ser crónico.

CÓMO PREVENIR

La obesidad es el primer factor que agrava y el primer factor de riesgo modificable, que está relacionado con el sedentarismo. Otro factor relevante es la falta de actividad física durante el día, lo que puede generar un desequilibrio entre la actividad mental y la descarga motora necesaria para un descanso adecuado.

Según la especialista, como primer medida se debe llevar un estilo de vida saludable, alejarse de las pantallas desde la hora de la cena y dormir en una ambiente confortable, reducir el consumo de alcohol y de tabaco.

Respecto a la tecnología, Sartore explicó que tiene influencia directa en el descanso apropiado, especialmente el celular, que irradia luz azul y que a nivel biológico genera la supresión o disminución de la melatonina a la hora de dormir, así que se desaconseja en todas las edades el uso de celular a la hora de dormir. Además, a nivel cognitivo nos genera mucha irritabilidad y ansiedad el uso de pantalla.

“Muchos de los pacientes que nos consultan por la unidad del sueño también tienen privación de sueño o alteración del ritmo circadiano por el uso de pantalla, un adulto debería dormir entre 7 y 8 horas y la respuesta más frecuente de nuestros pacientes, es que duermen de cinco o seis horas, es decir una hora por la noche, que semanalmente es un montón para el organismo”, detalló la experta.

Para Sartrore, si una persona ronca y se siente cansada durante el día es motivo suficiente para ser tratada, “Debe sacar turno en un neumonólogo que tenga de confianza y que también se realicen sellos cardiológicos en relación a esto, la consulta es al médico para que se estudie el trastorno respiratorio de sueño”, finalizó la kinesióloga.

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