Otra oportunidad: ex convictos mendocinos apoyan y dan trabajo a nuevos liberados

En Mendoza, cuatro cooperativas, apoyadas por un programa provincial, buscan la reinserción laboral de ex internos. Uno de los proyectos, relacionado con ladrillos ecológicos, obtuvo un premio.

En Mendoza  funcionan  cuatro cooperativas de trabajo integradas por internos y ex convictos. Son Unión, Germinar, San Dimas y Suculentas, formada por mujeres.
En Mendoza funcionan cuatro cooperativas de trabajo integradas por internos y ex convictos. Son Unión, Germinar, San Dimas y Suculentas, formada por mujeres.

Generar oportunidades concretas de inclusión socioeconómica para personas que estuvieron privadas de la libertad, que viven en situación de vulnerabilidad y que desean desarrollarse plenamente después de salir de la cárcel es el objetivo de cuatro cooperativas de trabajo que funcionan en Mendoza: Unión, Germinar, San Dimas y Suculentas, esta última formada por mujeres.

“Así como imaginamos un día desde el infierno poder llegar al paraíso, que creíamos imposible y se logró, ahora pensamos que vamos a triunfar. Ya hemos triunfado”, reza la premisa del proyecto de San Dimas, nombre que tiene origen en el Buen Ladrón, uno de los dos malhechores que, según los evangelios, fueron crucificados al mismo tiempo que Jesús.

En todos los casos, es muy amplio el abanico de empleos y oficios que promueven: desde la fabricación de ladrillos ecológicos, un proyecto innovador que ganó un concurso, hasta tareas de construcción, alumbrado, gas, plomería, cloacas, electricidad, zanjeo, nivelación de terrenos, desmalezamiento de terrenos y pintura. En el caso de “Suculentas”, entre otros objetivos, pretenden estar organizadas para el servicio doméstico.

Si bien en algunos casos fueron otorgados fondos por parte del Ministerio de Economía local, en otros se obtuvieron a partir de concursos a nivel nacional.

Otra oportunidad

Carlos Guevara, presidente de la cooperativa San Dimas, que nació en el pabellón universitario del penal de Boulogne Sur Mer y que hoy cuenta con miembros liberados de El Borbollón y de la colonia Gustavo André, en Lavalle, recordó los inicios de esta iniciativa.

Guevara, quien ingresó a esa cárcel en 2014 y salió en 2018, dijo que en 2020 la pandemia posibilitó, a raíz de la falta de visitas, el ingreso de teléfonos celulares al penal. “Este hecho permitió articular con otros compañeros más avanzados en la formación de cooperativas, facilitar la unión y el armado de un espacio para generar trabajo digno”, indicó. Recién este año se obtuvo la matrícula.

Actualmente San Dimas tiene 15 asociados: ocho de ellos privados de la libertad, trabajando en los talleres, y siete ejecutando los trabajos fuera del penal. “Los desafíos que tenemos por delante son la creación de trabajo y también darles la posibilidad a personas privadas de la libertad de recibir apoyo y de no reincidir cuando salen. Muchas veces se da el rechazo de la sociedad y la desconfianza”, apuntó Guevara.

Explicó también en qué consiste el proyecto de triple impacto de fabricación de ladrillos ecológicos: “Están hechos con tierra, arena y muy poco cemento y no necesita horneado como el ladrillo tradicional, ya que ese humo daña al medioambiente. Sólo requiere prensado con máquina de 6 toneladas y necesita 20 días para que se fragüe”.

Cuatro cooperativas, apoyadas por un programa provincial, buscan la reinserción laboral de ex internos.
Cuatro cooperativas, apoyadas por un programa provincial, buscan la reinserción laboral de ex internos.

Recordó que, luego de mucha lucha, se logró la matrícula para trabajar en Mendoza, ya que la nacional ya la tenían vigente. “Esto nos permitió ganar un concurso a nivel nacional y con el premio pudimos obtener una máquina para la fabricación. Mientras esperamos que se nos entregue, hacemos los ladrillos de manera manual”, indicó Guevara.

Agregó que el Frente de Liberados de Nación les otorgó material para fabricar cercos perimetrales de hormigón premoldeados. “Tenemos todo, especialmente nuestras manos. Siempre faltan herramientas y materia prima, pero vamos en camino. También queremos tener un espacio físico. Es un camino lleno de obstáculos, pero estamos organizados y convencidos de que lo vamos a lograr”, consideró.

Acompañamiento y solidaridad

La tarea desarrollada por la cooperativa “Suculentas” es mucho más abarcativa que la de brindar empleo genuino o posibilitar la reinserción laboral de las mujeres. “En este caso también hacemos un acompañamiento a las chicas que siguen detenidas y que no reciben visitas, o ni siquiera un paquete de yerba”, indicó Rosa María Troncoso, quien ingresó en 2016 al Complejo Penitenciario Federal 6 de Cuyo.

Mientras se tramitaba la personería jurídica de la entidad, el grupo, formado por 10 mujeres, siguió luchando en pos de eliminar estigmas, lograr igualdad, sentirse representadas y, por supuesto, conseguir trabajo.

“Lo más importante es el trabajo en equipo, estar organizadas. Algunas compañeras accedimos al trabajo doméstico por horas y tenemos muchos proyectos más”, indicó Rosa, que permaneció bajo arresto casi tres años.

Cuatro cooperativas, apoyadas por un programa provincial, buscan la reinserción laboral de ex internos
Cuatro cooperativas, apoyadas por un programa provincial, buscan la reinserción laboral de ex internos

“Allí conocí a este grupo que está formado por mujeres que pasaron o aún están en el penal, pero no familiares. Nosotras sabemos lo que pasa adentro y cómo se siente una persona privada de la libertad, por eso está la regla de que solamente nosotras podemos integrar esta cooperativa”, aclaró.

El grupo ya obtuvo la personería jurídica por parte del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) y ahora procuran que tenga validez en Mendoza. “Muchas veces hay estigmas y tiene mucho impacto para la sociedad escuchar decir a alguien que salió de la cárcel y que quiere trabajar, insertarse. Pienso que esto debería hacerse desde adentro, desde la propia cárcel, porque muchas mujeres recién ahora están conociendo el mundo laboral y es gracias a nuestro acompañamiento”, concluyó Troncoso.

Afirman que quienes están contenidos y logran trabajar no reinciden

El Ministerio de Economía y Energía de la provincia, a través del programa Mendoza Sostenible, lleva adelante una línea de trabajo para personas en contexto de encierro. “Desde allí se acompaña con capacitaciones en emprendedurismo y oficios, como puede ser textil, vellón, carpintería y gastronomía, iniciando el proceso cuando las personas están dentro del penal, cerca de recuperar la libertad”, indicó a Los Andes Pablo Gareca, del programa Mendoza Sostenible.

Es allí cuando, según dijo, se realiza el nexo con cooperativas y otros emprendimientos. En este caso, continuó Gareca, para la cooperativa San Dimas se financió la compra de una máquina para la construcción de ladrillos ecológicos en el marco de la línea de sustentabilidad que apoya las economías de impacto.

El programa Mendoza Sostenible, además, hizo el nexo con la Red Creer -de acompañamiento a proyectos en contexto de encierro de todo el país- de la que este programa es parte a nivel nacional.

“La cooperativa San Dimas participó de un concurso y ganó un financiamiento para la compra de herramientas de trabajo, ampliando las unidades productivas y permitiendo que más personas puedan acceder al empleo desde el trabajo asociativo”, señaló Gareca.

Agregó: “Hace mucho tiempo que venimos trabajando con perfil emprendedor con personas en contexto de encierro. En principio, buscamos personas con ese perfil que hayan recuperado la libertad y hacer nexo con empresas e industrias para que se puedan reinsertar”.

“Sin embargo –aclaró—no siempre encontramos mucho éxito, en parte por la legislación. Por eso comenzamos a pensar en un modelo cooperativo para liberados para que tengan una figura que los sustente y acompañar a emprendedores que puedan desarrollar productos o servicios”.

Gareca agregó que ninguna de todas las personas que son parte de estos procesos ha vuelto a reincidir. Ejemplificó con la cooperativa “Germinar”, que tiene gran cantidad de socios que trabajan con mimbre y madera. “En una provincia con alta reincidencia, hemos notado que cuando estas personas son parte de un grupo que se contiene y brinda posibilidades de trabajo, no vuelven a caer en un penal. Creo que es el dato más interesante, por eso insistimos en la capacitación cuando todavía están dentro de la unidad”, concluyó.

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