La hora y los consejos

Si se colocan las abreviaturas “a.m.” o “p.m.” no debe colocarse el símbolo “h” porque es evidente que se trata de una referencia horaria: “17.30 h” es igual a “5.30 p.m.”.

“Una hora de alegría compensa diez malos días" / Orlando Pelichotti
“Una hora de alegría compensa diez malos días" / Orlando Pelichotti

A diario, en los diversos programas televisivos, escuchamos a quienes los conducen usar un vocablo extranjero para brindar un consejo o una recomendación; ese término es “tip” y deseamos saber un poco acerca de él: se trata de un anglicismo y, si se pluraliza, debemos colocar “tips”. Con esto, estamos corrigiendo a aquella conductora de un programa culinario que le dice al receptor que le brindará un *“tips” para que la comida le salga mejor; si se trata de un solo consejo, usaremos “tip”; si se trata de varios, diremos “tips”. Pero, además, la Fundéu nos dice que, al existir en español las voces “consejo, recomendación, dato, clave”, el uso de “tip” se torna innecesario y nos incluye los siguientes ejemplos: “Diez tips de maquillaje que debe conocer”, “Tips efectivos para dejar de roncar” y “Aplica estos cinco pequeños tips para disminuir el consumo de agua”; en todos estos casos, se podría haber obviado el uso del anglicismo y haber dicho, respectivamente, “Diez trucos de maquillaje que debe conocer”, “Consejos efectivos para dejar de roncar” y “Aplica estas cinco pequeñas recomendaciones para disminuir el consumo de agua”.

Vemos también, tanto en los avisos televisivos como en la prensa escrita, que no se sabe qué hacer con respecto a la cita de la hora en que un hecho debe llevarse a cabo: ¿colocamos o no el vocablo “horas” al lado del número? ¿Cómo lo colocamos: con la palabra completa o con la forma “h”, en singular, o con la forma “hs”, en plural?

Debemos erradicar, en primer término, un concepto equivocado: el vocablo “hora” o su plural “horas” no engendran una abreviatura, sino un símbolo: “h”. Este símbolo, como todos los conceptos que se simbolizan, no se pluraliza ni lleva punto, salvo que con ese símbolo se concluya la oración. Por lo tanto, escribiremos, por ejemplo, “A las 18 h se reunirán todos los integrantes de la comunidad académica”. Es erróneo, entonces, escribir “A las 18 hs”; podemos obviar la escritura del símbolo, si se colocan, en este ejemplo, dos ceros que corresponden a los minutos: “El acto comenzará a las 18:00”. Además, si se colocan las abreviaturas “a. m.” o “p. m.”, no debe colocarse el símbolo “h” porque es evidente que se trata de una referencia horaria: “17:30 h” es igual a “5:30 p. m.”.

Y cuando quiero preguntar la hora, ¿cómo debo hacer la pregunta?: ¿qué hora es? o ¿qué horas son? La forma “¿qué hora es’” es la indicada por la Real Academia como recomendable para el lenguaje escrito y en los contextos en que se debe usar un léxico culto y profesional. ¿Por qué va en singular? Porque se refiere al momento del día. Sin embargo, la respuesta solamente irá en singular cuando se aluda a la “una”: “¿Qué hora es? “Es la una en punto”. Pero, cuando la respuesta sea otra hora, se usa en plural: “Son las tres”. En cuanto a la pregunta en plural “¿qué horas son’”, se acepta en el uso oral e informal, pero no en la expresión formal.

Nos quedamos con la hora para ver qué expresiones poseemos en nuestro idioma y cómo debemos usarlas: “A buena hora” y “a buenas horas” son locuciones que expresan ironía para aludir a un hecho que se produce cuando ya ha pasado el momento oportuno o para expresar la negativa o el rechazo del hablante ante lo que se enuncia a continuación: “¡A buenas horas te acordaste de mi pedido!”.

También existe la forma “enhorabuena”, que puede también ser “en hora buena”. Si la escribimos en una sola palabra, la estaremos empleando como sustantivo, equivalente a “felicitación”: “Le di mi enhorabuena por la noticia del casamiento”; en cambio, puede escribirse junta o separada, cuando equivale a una exclamación que se dice para felicitar a alguien: “Recibiste ese merecido premio, ¡enhorabuena!” (o “en hora buena”); también, como adverbio, puede indicar aprobación o conformidad: “Que todos estos cambios sean enhorabuena” (“en hora buena)”. En general, se prefiere la escritura en una sola palabra.

Puede también aparecer “en buena hora”, con el mismo valor de expresar conformidad o aprobación ante lo que se va a enunciar a continuación; se opone a “en mala hora”, usada para indicar desaprobación o disgusto: “En mala hora vinieron esos personajes indeseables”.

¿Cuál es el sentido de “horas y horas” y de “horas de horas”? Las dos locuciones significan “durante mucho tiempo seguido”: “Estuvieron horas de horas esperando el cambio”.

¿Cuándo usamos la expresión “hora pico”? En América, designa la “hora en la que se produce mayor aglomeración en los transportes o mayor demanda en el uso de determinados servicios”. Su plural es “horas pico”: “Se colapsa el sistema en las horas pico”. Es equivalente a “hora punta”, locución de la cual nos dice la Academia lo mismo que para la locución anterior, a lo cual añade que se usa también, en algunas industrias, como los suministros de agua y electricidad, para indicar la parte del día en que el consumo es mayor. Y todo lo contrario se logra con el empleo de la locución “hora valle”.

Un uso social específico de la palabra “hora” se da en el mundo de la fotografía, donde encontramos la locución “hora mágica” que nombra los momentos del día en que la luz es ideal para poder lograr las mejores fotos; se la conoce también como “hora azul” y como “hora dorada” y se circunscribe a las primeras horas de luz del amanecer y a las últimas antes de la puesta del sol.

En el refranero, también encontramos utilizada la palabra “hora”: “Una hora de alegría compensa diez malos días”, en donde lo positivo, aunque breve, logra desplazar lo negativo de los largos tiempos de sufrimiento. Concluimos con una larga paremia, que nos hará reír y observar la relatividad del tiempo según la experiencia de cada sujeto: “Una hora duerme el gallo, dos el caballo, tres el santo, cuatro el que no es tanto, cinco el capuchino, seis el peregrino, siete el caminante, ocho el estudiante, nueve el caballero, diez el pordiosero, once el muchacho y doce el borracho”.

*La autora es Profesora Consulta de la UNCuyo.

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